“Un aplauso a la vieja guardia del Partido Nacional que nos ha heredado un partido robusto, beligerante, efervescente… serán cuatro años más”, gritaba eufórico Juan Orlando Hernández en una concentración política en Tegucigalpa, cerca de las elecciones de 2017 donde va como candidato a la presidencia por la reelección. Allí, detrás de él estaban Oswaldo Ramos Soto y Antonio Rivera Callejas, dos piezas de la maquinaria que mueve al Partido Nacional desde hace mucho tiempo.
Cuando se piensa en la vieja guardia del Partido Nacional se piensa en Oswaldo Ramos Soto, un político de 70 años que mira en Juan Orlando Hernández, su sueño incumplido de ser presidente de Honduras. A pesar de ser un abogado constitucionalista, Ramos Soto aceptó la decisión de la actual Corte Suprema de Justicia (CSJ) de anular la misma constitución para permitir la reelección. “Cuatro años no son suficientes cuando un presidente es tan bueno, yo aspiro a la presidencia por mi partido”, dijo a diversos medios de comunicación cuando comenzó la campaña por la reelección de Hernández.
Ramos Soto fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) de 1982 a 1988, en época de golpes de Estado militares y persecución de estudiantes en la que resultaron varios desaparecidos y asesinados, entre ellos Eduardo Becerra Lanza, dirigente estudiantil encontrado muerto con signos de tortura. En ese momento, los estudiantes pedían la rectoría para el doctor Juan Almendarez, pero la CSJ determinó que el rector fuera Ramos Soto.
El excatedrático de la UNAH, Félix Cesario escribió en una columna recordando los tiempos de persecución a la disidencia en época de guerra contrainsurgente. La UNAH estaba militarizada y había un contubernio entre el Frente Unido Democrático (FUUD), (estructura que también formó a líderes como Óscar Nájera, diputado y caudillo del departamento de Colón), el batallón 3-16 comandado por Billy Joya (actual diputado por el Partido Nacional) y la rectoría para evitar que el movimiento estudiantil tuviera logros en la UNAH.
“Un día como hoy, de aquel año 1982, en que parece que fue ayer por el impacto brutal como comenzó a escribirse la ANTOLOGIA DEL TERROR, en la UNAH, diseñada y por la Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN), impuesta desde las barras y las estrellas asesinas, comandadas por el Pentágono y ejecutadas en el alma mater por el “mazacuate” de Oswaldo Ramos Soto; para ese entonces impuesto como rector (cualquier semejanza con la actual rectoría es secuencia del pavor gubernamental de aquel entonces) por el ya ajusticiado Gustavo Adolfo Martínez (de nada le sirvió acobijarse en el cristianismo) y el crótalo senil, el “Licenciado Arrazola” anfibiamente conocido como Billy Joya del Terror. Decimos estos nombres para que las generaciones presentes y futuras, no lo olviden jamás, ¡Nunca Jamás!”.
Después de esa época cruenta, Ramos Soto aspiró al Congreso Nacional y ganó como diputado en el gobierno de Rafael Leonardo Callejas, en 1990 cuando se estructuró el Estado y la maquinaria política que conocemos ahora. En ese gobierno fue presidente de la CSJ y no terminó su periodo porque, según él, dentro de su partido le puso la trampa. Ramos Soto hizo público que su salida de la CSJ fue porque le estaban pidiendo nombramientos de jueces sin pasar por el procedimiento legal.
Ya son 20 años los de Ramos Soto en el poder, reconocido como un abogado que ha logrado maniobrar en el Congreso Nacional. Vocero de empresarios y trasnacionales de la minería. En 2003, Oswaldo Ramos Soto acompañó a miembros de la empresa Entre Mares a una reunión con el entonces presidente Ricardo Maduro. No era la primera vez que Soto era relacionado con empresas mineras ya que él participó en la redacción de la Ley de Minería aprobada en 1998.
El periódico digital Revistazo consultó a Ramos Soto sobre su papel como diputado pero también como acompañante de la empresa minera, un evidente conflicto de intereses.
“Como diputado al Congreso Nacional por el departamento de Francisco Morazán, tengo la obligación de atender lo que tiene que ver con mis ciudadanos que me dan el voto para ser diputado, en tal sentido gestioné una cita con los representantes de Entre Mares con el Presidente Ricardo Maduro y los acompañé.
El Presidente les felicitó por estar invirtiendo en Honduras, un país que requiere que se venga a crear riqueza y generar más trabajo. Los empresarios le expresaron al mandatario que estaban ayudando mucho a los municipios vecinos y que estaban contentos; además que en Guatemala también les estaban ofreciendo oportunidades y que ellos deseaban seguir invirtiendo en Honduras”.
Entre Mares ha sido de las empresas mineras que más daño ha ocasionado al territorio nacional. En 2008 hicieron el cierre de mina en San Ignacio, Francisco Morazán, pero en 2009, la Agencia Católica de Ayuda para Inglaterra y Gales (CAFOD, por sus siglas en inglés) realizó dos investigaciones que estuvieron a cargo del Dr. Adam Jarvis y el Dr. Jaime Amazega de la Universidad de Newcastle, sobre los niveles de acidez del agua en los afluentes de la zona del valle, los estudios revelaron que el agua alcanzó un pH entre 2,5 y 3, y altos niveles de cadmio, cobre y hierro, estos resultados serían recogidos en el documento «Ficha de Registro Impactos Negativos de la minería Centroamérica: San Martín» publicado por CEICOM. La empresa –dicen los ambientalistas– respondió con el montaje de criaderos de tilapia.
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Este es el quinto periodo por el que opta a ser diputado, Oswaldo Ramos Soto, y su apuesta ahora sigue siendo el concesionamiento del territorio, ahora con las Zonas Especiales de Empleo y Desarrollo (ZEDE).
Hijo del “zorro”
Antonio Rivera Callejas, otro nacionalista de la vieja guardia. Visible cara del Partido Nacional y defensor de Juan Orlando Hernández ahora, a pesar que en las elecciones pasadas estuvo en el movimiento de Ricardo Álvarez que señaló de fraude a Hernández. Antonio o “Toño” como se le conoce popularmente es amigo cercano, excompañero de escuela con Ricardo Álvarez que ahora también abraza la reelección de Hernández.
Toño es la tercera generación de una familia de políticos nacionalistas, su madre es prima hermana de Rafael Leonardo Callejas. Su padre era el abogado y diputado Mario Rivera López a quien le decían “el zorro” por su astucia política, él fue diputado constituyente, y su abuelo era Antonio Clavasquín Rivera presidente del Congreso Nacional durante la dictadura de Tiburcio Carías Andino.
Rivera Callejas ha contado en múltiples ocasiones cómo cuando era niño jugaba al fútbol con sus amiguitos de escuela: el ahora ministro de la presidencia Ricardo Álvarez, el empresario Camilo Atala, de quien es socio con el Club Deportivo Motagua de esta familia, la empresaria y periodista Ana María Villeda, y el político y excandidato presidencial por el Partido Liberal, Elvin Santos. Todos egresados en la misma promoción del a Escuela Americana en Tegucigalpa.
Callejas se considera un demócrata, pero apoyó el golpe de Estado de 2009 aduciendo que era “una amenaza del chavismo para la democracia hondureña”, en medios de comunicación nacional. Su fiel compañero en esos momentos fue Juan Orlando Hernández, quien ya se perfilaba como el nuevo liderazgo del partido.
Esta es la tercera vez que se reelige como diputado y asegura que el pueblo lo tiene en el Congreso por su iniciativa de ley a favor del pueblo, a pesar de haber sido evaluado con 42% en producción legislativa según la Fundación Democracia sin Fronteras.
“Este sería mi cuarto periodo para seguir legislando para el pueblo. Yo introduje la Ley de lavado de activos, la de igual salario para hombres y mujeres, la ley de parar la violencia en los estadios, mayor seguridad, vida mejor, más proyectos sociales, más empleos. La oposición es una amenaza para seguir con los cambios”, nos dijo Rivera Callejas mientras caminaba hacia el escenario donde el presidente Juan Orlando Hernández daba su discurso.
Pero Rivera Callejas no solo fue diputado, también fue regidor en la alcaldía de Nora Gúnera de Melgar, del Partido Nacional en 1990. En esta administración, toda la corporación fue llevada a los juzgados por el delito de abuso de autoridad y por el de malversación de caudales públicos por el traspaso de un terreno denominado para área verde en Tegucigalpa para beneficiar a una persona cercana de la administración. Este caso fue a casación en 2002, pero no tuvo efectos en contra de Rivera Callejas y sus compañeros.
La campaña de terror ya inició, este diputado asegura que la oposición impedirá que los cambios en temas de seguridad sigan y que no impulsará el desarrollo, hasta insinuó que quizá impidan el proceso normal de las elecciones.
“Que la oposición vaya a las elecciones y que le vaya bien, con tal que vayan a las elecciones. Ahora estamos marchando para que continúe la Policía Militar del Orden Público (PMOP) porque la oposición no quiere que esté en las calles, quiere que esté en los cuarteles. Para que se aprueben las Zonas Especiales de Empleo y Desarrollo (ZEDE), pero no solo en los lados costeros sino en cualquier lugar del territorio nacional, para que JOH pueda cumplir lo que promete, que haya empleo en todos lados. Los cambios deben continuar.
El pueblo es entendido, y nosotros vamos a ganar contundentemente”, expresó.
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Ilustraciones: Marcela Lara