Ana y Honduras Actívate

Clausurando el mes de los abuelos y la familia hondureña, me permito honrar a la simiente de la nuestra. La abuela materna de mis hijos es tocaya de la de Jesús el Nazareno. Ana, como la mayoría de sus colegas descendientes de Lempira, es puro alcahueteo y amor incondicional con sus nietos y totalmente correspondida.

De niña, yo añoraba a la noche en la aldea de Paujiles sur, El Progreso, Honduras. Los cipotes hacíamos rueda bajo el cielo estrellado o de luna llena, y Ana se sentaba en una enorme roca desenterrada del solar. Anticipábamos escuchar el “había una vez” seguido del tío conejo, la llorona o princesa Cherezade. Esa frase fue la llave con la que abría la puerta de nuestra imaginación infantil, para que aprendiéramos riendo, asustándonos o sorprendiéndonos. También nos contaba vivencias de su niñez. Especialmente para enseñarnos a soñar, agradecer, ser honestos y muchos otros valores. Aunque no había luz eléctrica, y se tomaba agua de la quebrada, esos tiempos son recuerdos atesorados en mi mente corazón.

Esta mañana al escuchar por la radio la circular de la supervisión departamental de educación, en la que “autoriza” la participación de estudiantes de educación básica y media al show politiquero denominado Honduras Actívate el 3 de septiembre; irrumpen a mi mente un par de las vivencias de Ana que a continuación comparto.

Fue la mayor de cinco hermanos a quienes cuidaba mientras su madre sembraba y lavaba ajeno para subsistir. Siempre le agradecerá haberla mandado a la escuela hasta el quinto grado. Comprendía el sacrificio materno, de quien ganando dos reales (25 centavos) por docena lavada en piedra, se cargaba de trabajo para que su hija aprendiera a leer y escribir. Vivía en la Honduras del Cariísmo, durante los años cuarenta, ciudad de Juticalpa. Tiburcio Carías erigido dictador durante 16 años, endeudó al país y concesionó el territorio de la región nororiental a las compañías bananeras. Al parecer es ancestro de la primera dama del JOHdismo.

“En tiempos del general Carías se dormía con las ventanas abiertas” nos contaba y proseguía a describir los métodos terroríficos que mantenían esa seguridad. A los ocho años le tocó asistir a la plaza central a presenciar el fusilamiento de un hombre, con todo el alumnado de su pueblo y seguramente obedeciendo alguna orden departamental de educación. “Por haberle levantado la mano a su mamá”, les dijeron. Era una lección de respeto. Ella aprendió a sentir horror.

Con carácter “obligatorio”, el parricida ordenaba desfilar el día de la patria. Era la única ocasión en que de niña usó zapatos. Por la pobreza, su mamá le compró dos números más grandes y con el mismo par hizo los cinco desfiles escolares. Los dos primeros años le pelaron los pies porque le quedaban flojos, y los dos últimos le pelaron los pies y se le desarrollaron juanetes porque estaban muy apretados. Adulta usó calzado, pero nunca pudo aguantar los zapatos cerrados.

Gracias a la re ingeniería y a fundaciones millonarias de zapatos, inventadas para primeras damas, podría no haber más niños descalzos marchando con zapatos inadecuados. Ahora la orden es “usar ropa cómoda”, para ir a brincar al compás del dictador constitucional. Aduciendo promocionar la salud, van los niños y jóvenes malcomidos, o los bilingües malnutridos de identidad patriótica y dignidad.

Honduras Avívate, porque la semejanza o parecido pueden ser, más que pura coincidencia, dictadura mejorada.

Miriam Wood Contributor
Sobre
Nacida, criada y enraizada en El Progreso, Yoro, Honduras; aun cuando ande peregrinando por el mundo. Ostento varios títulos y prefiero el de necedad.
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1 comentario en “Ana y Honduras Actívate”

  1. Los recuerdos de la niñez perduran por siempre. La historia de Ana, abuela de Jesús, es similar a la de muchas abuelas que carecieron de bienes materiales pero que tenían abundancia de valores para trasmitir a sus nietos.Honduras debe despertar de la explotación a que ha estado sometida por tiempos inmemoriales , bien por los gamonales locales o los descendientes de Ali Baba.Es responsabilidad de todos los que hemos podido superar situaciones de pobreza y explotacion el colaaborar con una Honduras más justa. Excelente artículo..

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