Ese instante en cuando nos damos cuenta que somos esclavos de nosotros mismos y queremos de una u otra forma pensar que la opinión en las redes sociales es más importante que la de un amigo cercano. No sabemos expresarnos bien a causa del poco contacto con personas.
Lastimados y sombríos seguimos a pie, la nota musical que nos cantan por las redes y por todo el internet, nos encerramos solos en un lugar oscuro para ser uno con nadie. Para que nos consuma el hambre y la ceguera de seguir esperando el mensaje de media noche.