Crónica de los atrapados en azul

Contar cosas, filosofar, chistear, burlarse de quien se durmió y tomarle fotos “pal face”, aguantarse el hambre porque ya casi llegamos a la ciudad, en fin, todo eso que sucede en los viajes.

Desde Guatemala invitaron a los Atrapados en Azul, un colectivo artístico del Progreso, Yoro. Por poetas, por músicos, por inconformes y por… mmm, sí, por eso y mucho más. Y yo me fui de colado. El jueves 24 de agosto, a las seis de la mañana nos encontramos allí, en la salida pa’ San Pedro, y esperamos a JuanFra que llegaba tarde, como suele sucederle a algunos hondureños y hondureñas. Entre eso que dije antes, viajamos hasta Copán Ruinas, allí nos vinieron a buscar unos compas de Guate nos llevaron hasta Chiquimula.

¿Y qué creen? Allí estaba el ministro de cultura guatemalteco con todo su equipo, el director del Centro Universitario de Oriente de la USAC, el representante de cultura de El Salvador junto a una comitiva de más de seis poetas y músicos (hombres y mujeres). ¡Ja! nosotros, los de Honduras, estábamos ca…nsados por el viaje, pero empezamos a ver que ellos eran buena gente y a pasarla bien. (Aunque alguien dijo: “qué peligro tan grande andar entre poetas y cantores y cantoras”).

Pues sí, ya les digo, fueron tres días de poesía, libros, guitarras y cuerdas, jóvenes y viejos poetas, pero todos convergiendo en una sola idea “Centroamérica es una sola Patria, sin fronteras, sin divisiones”. Por eso el encuentro se llamaba “Poesía sin Fronteras, capitulo Trifinio”.

Allí, entre poesías y canciones, los tres países (El Salvador, Guatemala, Honduras) le mandamos a decir a Trump, y a los “presis” de estos tres países, y a todo aquel que así lo creyera, que NO somos “El triángulo Norte”, NO somos los “culpables de la droga que nos inunda, la pobreza, la corrupción, la delincuencia y todo eso que nos achacan. Los centroamericanos (as) somos gente decente y de trabajo que, a veces, sucumbimos ante la realidad confusa que nos toca vivir, y por eso, siendo éste el tema central, el viernes en la noche, dedicamos la cantada y el recital a nuestra gente que vive allá, en el norte. Porque la migración está destruyendo familias, pero alimentando la bolsa de los que ya están enriquecidos. Y preguntábamos ¿no les parece eso un acto de injusticia?

Durante esos tres días, visitamos colegios y la cárcel de Zacapa, y les dijimos que como hermanos (as) es cuestión nuestra alzar la voz contra la mala administración de nuestras riquezas y el robo descarado de nuestros bienes públicos y contra la injusticia. Yo tengo la impresión de que ese grito va a llegar a los oídos de los gobiernos, porque en Noviembre (2017), el encuentro va a ser en San Salvador, y el año siguiente, se vienen para Honduras.

El sábado 26, a la 1:00 p.m. (con hambre porque no habíamos almorzado, pero con grandes emociones y esperanzas) clausuramos el evento. Y nos dijimos “nos vemos en San Salvador”. Y parafraseando el dicho “indio cantado y leído, puesto al camino”.

Ese mismo día, como a las diez de la noche, llegamos a El Progreso, Atrapados en Azul, como siempre.

Anacleto Soriano Contributor
Sobre
(1990) Estudiante de Sociología en UNAH-VS. Autor del libro de poesías ECOS, que, junto a Sinestesia de Alexandra Prudencio, conforma la primera publicación de la serie poética Viceversa. Cofundador del grupo musical Son de Pueblo, en El Progreso. Agricultor por vocación.
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1 comentario en “Crónica de los atrapados en azul”

  1. Excelente amigo me has dejado emocionado con esta cronica, y espero ver pronto la segunda cronica de los atrapados en azul y sus travesías jejej saludos

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