Cesar Mariscos: el popular del barrio

Uno de los restaurantes a orilla de playa en Tela, Atlántida es Cesar Maricos, un bonito lugar que he visitado más de una vez, pero en esta ocasión agudizó mis sentidos en todo momento.

Primero decir que tuve que viajar desde San Pedro Sula, así que el recorrido gastronómico comenzó desde antes y entre paraditas a comernos un tamalito de elote con una taza de café y comprar unos jugosos mangustinos que en esta temporada los están vendiendo por montones en carretera. La llegada me costó más de hora y media.

Después de todo el recorrido llegamos a la playa pública de Tela, a uno de los lugares más concurridos de la zona Hotel y restaurante Cesar Mariscos.

Estábamos sí, porque fui acompañado y creo que así será siempre, estábamos en el sitio a la 1:20 de la tarde. El lugar tiene prácticamente tres ambientes: interior, exterior corredor y afuera, parte zona peatonal y playa con la arena en tus pies. Estaba totalmente lleno, casi no había mesa vacía, era domingo y el clima se prestaba.

Por suerte había una en la parte del corredor, con buena vista de la playa y del restaurante.

A pesar que estaba muy lleno, nos atendieron rápido, una chica muy amable que lastimosamente no se presentó. Consejo: es primordial que los meseros y meseras se presenten con el cliente y les den una cálida bienvenida al lugar, dar su nombre evita que el cliente no sepa qué hacer al momento de una solicitud por ejemplo: Hey muchacha, tito vega o peor un silbido)  Nos ofreció el menú.

Hablemos del menú: se desprende una variedad de mariscos, desde langosta hasta pescado, variedad de sopas, camarones en diferentes salsas, caracol, ensaladas, cebiche y también carne de res.

Ofrecen bebidas naturales, embotelladas, vinos (Blanco y tinto) solo que no en copa, solo media botella o entera y además cocteles.

El menú tiene muchas opciones, se mantiene una variedad acorde al lugar y tomando en cuenta la afluencia de gente, el producto está en movimiento.

Tenía ganas de comer camarones así que en esta parte tenía siete opciones, entre ellos: camarones al ajillo, camarones empanizados,  otros empanizados con coco o camarones jalapeños. Me decidí por camarones jalapeños, tuve que preguntar con qué venían acompañados porque lamentablemente no está escrita la guarnición, resulta que tienen además de los camarones en la salsa jalapeña, una papa al horno y vegetales al vapor (LPS 368.00) cabe destacar que escogí los más caros, puedes encontrar desde Lps. 324.30 en adelante.

Mi acompañante decidió la opción de los pescados, estos están fritos y acompañados de tajadas de plátano verde fritas, arroz con frijoles y un encurtido, un pescado mediano (LPS 250.00) el precio depende del tamaño.

La comida

El proceso de pedido fue rápido, y cuando la orden se fue, en 20 minutos teníamos la comida. Se nota que tienen experiencia en el rubro.

En el pedido ya está incluida una entrada, una crujiente ensalada verde, lechuga y un poquito de tomate, cebolla, zanahoria y remolacha acompañado de una coqueta vinagreta que te hace cosquillitas en el paladar, esta ensaladita juega con tus papilas gustativas y es cariñosa con tu lengua, me gustó mucho.

Una canasta de pan de coco sabroso, tostadito y con un toquecito de mantequilla, son unos buenos acompañantes de esta travesura llamada camarones jalapeños.

Llegaron, los aprecié, la crema con mucha consistencia, vegetales brillantes y ¿la papa? La saqué porque quería dejarme seducir por los camarones en todo su esplendor en esta atrevida y perfecta combinación. Al masticar sientes cómo truenan los camarones, eso significa que tienen la cocción adecuada. La salsa es una locura sentís como una pequeñas mordiditas románticas en los labios por alguien que te ama, pero al llegar a morder los jalapeños, para mi gusto están puestos de una forma muy grosera, grandes y hacen que la persona se sienta intimidada a no comerlos, aunque les diré que no pican tanto.

Los vegetales tenían ese crujientito que me enloquece. Hasta allí no más el plato funciona pero, comparando al precio la porción es poca, y el plato no está bien montado, las cosas no fueron puestas con cariño, faltaron esas ganas de coquetear con el cliente, de decir aquí estoy, de ver la plata y decir ¡perfecto!

En definitiva, camarones jalapeños no encanta con la mirada, tienes que “platicar” con ellos, para saber que están sabrosos.

Me faltó seducción, cariño y sobretodo, respeto al cliente en presentación.

Del pescado no hay mucho qué hablar, allí está bien frito y con sabor que respeta la carne, las tajadas un poco a la carrerita, porque bien tostaditas funcionan mejor y estas estaban blandas como que les faltó unos cuantos minutos en la fridera, el arroz con frijoles, bien.

Nos han colocado un chile que caracteriza y hace famoso a este lugar, antes solo se servía en el restaurante pero al ver la popularidad ahora también lo venden en frascos de vidrio. El chile ese sí que no tiene piedad, es el diablo embotellado, pica y repica, es sabroso pero tienes que estar preparado, si le bajaran a la cantidad de aceite quedaría en un grado de perfección sublime.

En definitiva, la comida de Cesar Maricos juguetea con tu paladar, te hace oler el mar, te obliga a degustar los frutos oceánicos, se atreve a enamorarte, pero creo que conmigo tiene que hacer más el esfuerzo.

Los precios están un poco elevados, la calidad es muy buena, pero no se le ofrece al cliente un ambiente acogedor, no todas las mesas y sillas son cómodas y no todos los clientes viven la misma experiencia.

La atención al cliente por parte de los meseros y meseras es encantadora, pero falta esa complicidad, que te recomienden cosas, que estén atentos, debido a lo lleno del lugar no existió, había mucha gente esperando mesas, porque sí a pesar de los precios, te dije que era el popular del barrio.

Comimos casi con la respiración de las personas que esperaban mesa en espalda, literalmente. En estos casos se crea una área especial de espera, para no interferir con la experiencia de los otros clientes y clientas, no necesariamente construir algo, con unas sillas e invitar al que aguarda una bebida le daría un plus genial.

El popular del barrio creo que seguirá siendo Cesar Mariscos, ojalá se fijen en esos pequeños detallitos y creen esa experiencia que todos y todas queremos al comer a la orilla de la playa.

Los espero en otra aventura culinaria y recuerden que comer no es lo mismo que degustar.

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3 comentarios en “Cesar Mariscos: el popular del barrio”

  1. Quiero felicitarlos por esta nueva columna, creo q la crítica de restaurantes es decididamente necesaria. Considero que la crítica o comentarios de los clientes son necesario porque geneta o destruye mercados.
    Sin embargo leí está columna ,y quiero felicitar a CHEFCITO porque observé q su comentario gastronómico no fue suave ni duro, refleja su punto de vista propio sin ofender, claro.

    Me gusta q hagan esto porque yo soy un cliente q le gusta no solo comer rico sino degustar lo que como, sin importar su costo o el lugar de servicio.
    Ahora tomaré en cuenta las recomendaciones de CHEFCITO.
    Excelente, los felicito!!

    Esper leer pronto su próxima columna!!

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