Elecciones 2025: Honduras entre el control oficialista, una oposición dividida y el riesgo de una crisis institucional

A seis meses de las elecciones generales, el panorama político hondureño revela una democracia debilitada, con instituciones sometidas a presión y un oficialismo que conserva el poder mediante el control estructural del Estado, según un informe del laboratorio independiente de investigación estratégica, Nodos. Este informe también establece que el proceso electoral podría conducir a una continuidad cuestionada, una parálisis institucional o incluso una ruptura constitucional. 

 

Texto: Abigail Gonzales

Fotografía: Fernando Destephen

Honduras opera bajo una democracia de fachada en la que las reglas reales del juego son dictadas por una maquinaria de poder cuyo objetivo primordial es resistir el cambio, de acuerdo con un informe presentado en abril por el laboratorio independiente de investigación estratégica, Nodo. «La división de la oposición no es accidental sino producto de un equilibrio explotado y parcialmente creado por el oficialismo. Esta maquinaria ha capturado o debilitado instituciones clave, incluyendo al Consejo Nacional Electoral (CNE), que ha abandonado su rol institucional para convertirse en campo de batalla partidario. Las Fuerzas Armadas, por su parte, exhiben una tensión entre su cúpula alineada con el gobierno y los mandos intermedios que resienten la politización de la institución» indica el informe.

La metodología del informe se basa en un análisis cualitativo de la coyuntura política de Honduras, sustentado en la revisión de fuentes como documentos, notas de prensa y boletines de órganos nacionales e internacionales; además incorpora elementos de análisis estratégicos y prospectivos mediante la construcción de posibles escenarios para  las elecciones generales de 2025.

Una persona se busca en el listado de una urna electoral del Partido Nacional durante las elecciones en la escuela Maximiliano Sagastume una semana después de las elecciones internas y primarias. Tegucigalpa, 16 de marzo de 2025. Foto CC / Fernando Destephen.

Héctor Corrales, director de Nodo,   dijo en una entrevista para Contracorriente que esto es consecuencia natural de cómo la clase política utiliza el poder. «Se les olvida que llegan ahí para servir; en la búsqueda de promover sus propios intereses, lo que hacen es doblar las instituciones para que sirvan a esos intereses. A medida que las instituciones se van deformando para servirles a los políticos en vez de servirles a la gente, la democracia también se va deformando y terminamos con una mentira que solo funciona de fachada, con que tenemos elecciones», explicó Corrales.

El informe señala que el control del poder se concentra en la familia Zelaya, identificando al expresidente Manuel Zelaya como el principal estratega detrás de una estructura política que trasciende la disciplina partidaria. Esta ingeniería política se sustenta en varios pilares: un control vertical sobre el partido Libertad y Refundación (Libre), pese a las fisuras internas; la instrumentalización selectiva de instituciones; el uso estratégico de la división política; y una posición privilegiada en el acceso a información e inteligencia. Según el análisis, esta arquitectura de poder busca compensar la baja popularidad del oficialismo y el creciente descontento ciudadano con la gestión gubernamental.

Votaciones una semana después de la fecha. Al centro escolar Maximiliano Sagastume el 9 de marzo no llegó el material electoral, y no hubo votaciones hasta una semana después. Tegucigalpa 16 de marzo de 2025. Foto CC / Fernando Destephen.

«El tener el control sobre las cosas estructurales del Estado y sobre las instituciones más poderosas, que tienen el poder de presionar a alguien, es una ventaja fuerte» indicó Corrales. Asimismo, señaló que si el oficialismo —en este caso, Libre— cuenta con el respaldo de las Fuerzas Armadas en el momento decisivo, puede imponerse electoralmente. Además, plantea que tener influencia sobre el Ministerio Público (MP) y el Poder Judicial permite desarticular candidaturas opositoras mediante acciones legales como la judicialización selectiva, lo que representa una ventaja estratégica crucial para conservar el control político.

Crisis de legitimidad en el CNE y las Fuerzas Armadas 

Uno de los elementos más críticos del actual proceso electoral es el debilitamiento del Consejo Nacional Electoral (CNE). ya que este ha dejado de funcionar como instancia reguladora confiable del proceso electoral. «Si cada consejero emite su propia versión del resultado electoral, la ciudadanía no sabrá a quién creerle. Y ahí comenzará la verdadera disputa en las calles», advirtió Corrales.

Roosevelt Leonel Hernández, jefe del Estado Mayor Conjunto en conferencia de prensa junto a los consejeros del CNE, días antes de las elecciones internas y primarias. Tegucigalpa, 4 de marzo de 2025. Foto CC / Fernando Destephen.

El proceso se ve condicionado por la politización de las Fuerzas Armadas, cuya cúpula ha asumido una postura alineada con el oficialismo. «Las Fuerzas Armadas se han convertido básicamente en un recluta  del proyecto de refundación», explicó Corrales.

El analista político y miembro del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (Eric SJ) Gustavo Cardoza, en una entrevista para Contracorriente, coincide con Corrales en que la debilidad institucional ha derivado en una peligrosa transferencia de legitimidad desde las instituciones formales hacia actores con menor responsabilidad técnica.

Asimismo, señaló que es legítimo cuestionar a las Fuerzas Armadas por no desempeñar el rol que les corresponde, así como a los partidos políticos representados en el Consejo Nacional Electoral por haber distribuido las instituciones del Estado según intereses particulares. Pero considera necesario reflexionar sobre la responsabilidad de la ciudadanía, que, si bien ha sido víctima de este proceso, también ha contribuido a la continuidad del mismo al no reaccionar ante una clase política que ha instrumentalizado el Estado en perjuicio del bien común.

Miembros de la Policía Nacional resguardan el edificio del Consejo Nacional Electoral (CNE) durante una movilización en apoyo a las consejeras de este organismo, Ana Paola Hall y Cossette López. Comayagüela, 27 de marzo de 2025. Foto CC / Fernando Destephen.

«Ahí hay una complicidad de la ciudadanía por el silencio, el miedo, la coartación, hay una inacción de la ciudadanía frente a que ha habido un despojo sistemático del Estado hondureño desde las propias instituciones» dijo, Cardoza.

Tres escenarios posibles 

El informe presenta tres posibles escenarios electorales para 2025. El primero plantea la continuidad de Libre con margen suficiente, gracias a la fragmentación opositora, el respaldo de observadores aliados y el control institucional, aunque con una legitimidad en deterioro. El segundo escenario describe una victoria opositora disputada, con reconocimiento internacional tardío, aislamiento diplomático y un aumento de la tensión interna y la ingobernabilidad. El tercero contempla una victoria de la oposición mediante alianzas precarias, con el reto de consolidar un gobierno de unidad en medio de riesgos de fracturas internas y conflictos poselectorales.

Corrales considera que el escenario más probable para las elecciones es una victoria del partido Libre que será cuestionada por la oposición, pero que no llegará a traducirse en una impugnación efectiva debido al control institucional que mantiene el oficialismo y a las debilidades estructurales de sus adversarios políticos. A pesar del creciente desgaste del gobierno y de su candidata, estima que el partido aún conserva las herramientas necesarias para manejar una crisis poselectoral y sostener su permanencia en el poder.

«El escenario que yo todavía veo con más probabilidades es que Libre gane con una victoria que la va a cuestionar la oposición, pero que la va a poder manejar Libre porque la oposición no la va a poder impugnar», afirmó Corrales.

Para el analista Cardoza, los escenarios planteados por Corrales no son nuevos, sino una expresión más de una debilidad institucional. En ese sentido, señala que diversos actores han propuesto escenarios similares a lo largo del tiempo, por factores comunes como la desconfianza ciudadana hacia las instituciones, el uso político de la institucionalidad y una crisis que, lejos de ser coyuntural, se ha vuelto estructural.

Cardoza advierte que esta fragilidad del Estado genera un terreno fértil para escenarios inciertos, que podrían ir desde una continuidad del gobierno si las elecciones se realizan con relativa normalidad, hasta una posible crisis de gobernabilidad en caso de una victoria ajustada que el oficialismo se niegue a reconocer. Además, señala el creciente distanciamiento del gobierno con sectores sociales y comunitarios que históricamente han estado vinculados al proyecto de resistencia, como los movimientos territoriales, indígenas y campesinos. «Ese divorcio representa una fuente importante de oposición», sostiene.

Protestas porque no llegó el material electoral a las colonias Las Brisas y La Betania. Comayagüela, 9 de marzo de 2025. Foto CC / Fernando Destephen.

También indicó que el panorama político podría volverse más complejo si algunos actores sociales que aún mantienen cercanía con el oficialismo optan por distanciarse o replantear su respaldo, como, por ejemplo, si colectivos feministas, iglesias o movimientos comunitarios deciden romper con el gobierno. «Si esa sociedad civil se deslinda y se activa, puede desestabilizar el plan continuista», dijo.

Cardoza considera que, aunque pueden presentarse escenarios complejos como los planteados por Corrales, en Honduras persiste una forma de resistencia que no necesariamente responde a estructuras partidarias. Según el analista, existe una participación constante de sectores de la sociedad civil y de la población en general, que buscan mantenerse a flote en un contexto de múltiples desafíos. A su juicio, esta dinámica ocurre en medio de una creciente desconfianza hacia los partidos políticos y las instituciones del Estado, lo que refleja un distanciamiento entre la ciudadanía y el sistema político tradicional.

«La gente ya no cree en los partidos ni en las instituciones. Hay un desgaste evidente, pero también una fuerza silenciosa que resiste. No es una resistencia partidaria, es una resistencia cotidiana del pueblo, que sigue adelante a pesar de todo», expresó Cardoza.

En ese contexto de desconfianza y desgaste institucional, la narrativa refundacional impulsada por el oficialismo enfrenta el reto de sostenerse más allá del discurso. Si bien ha logrado cierta resonancia, su efectividad se ve comprometida por errores de gestión que han minado la credibilidad del gobierno ante una ciudadanía cada vez más crítica y desencantada.

Sobre la autora
Pasante de la carrera de Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
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