¿Le conviene a Honduras poner la carreta delante de los bueyes?

Por Manuel Orozco
Portada: Persy Cabrera

Las declaraciones de la presidenta Xiomara Castro de cerrar bases militares si el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, cumple con las deportaciones, se pudieron haber pensado mejor. Una confrontación con Estados Unidos sobre el tema migratorio pone en riesgo el ingreso de remesas de ese país, frente a un gobierno que no cuenta con una alternativa económica incluyente y competitiva, especialmente en momentos como este de desaceleración migratoria y decrecimiento de remesas.

Las remesas a Honduras: una fuente distributiva y subestimada a la vez

Con mucha frecuencia se habla de las remesas en la economía hondureña como un factor clave del crecimiento usando el volumen de dinero como porcentaje del ingreso nacional como indicador de su peso, que conforme al Banco Central de Honduras es 27 % actualmente.

Sin embargo, lo más relevante en las remesas es su naturaleza distributiva, ya que ese dinero está llegando a 1.3 millones de hogares, es decir, al 40 % de los hogares en todo el país. A nivel del hogar aumentan la disponibilidad de ingreso y ahorro, lo que ofrece grandes oportunidades para acceder al sistema financiero. El aumento casi duplica el ingreso del hogar, con un promedio anual de 4,800 dólares, y a la vez permite que las personas tengan una reserva de ahorro de al menos 1,200 dólares.

A pesar de que el efecto de las remesas es aumentar la capacidad de ahorro, menos de la mitad de estos hogares tienen su dinero guardado en el sistema financiero, una cantidad (mínima de 700 millones de dólares) que en conjunto, si se formalizara, aumentaría anualmente la cartera de créditos a nivel nacional en más de 20 %.

Sin embargo, el gobierno no toma en cuenta la contribución actual y potencial de este dinero para su economía o su efecto en la inclusión social y económica tan necesaria.  

Los verdaderos empresarios de Honduras están en Estados Unidos (y España) invirtiendo en el país a través de sus familias, pero nadie ha tomado en serio la migración y las remesas en el país por más de tres décadas; solo se percibe como un ingreso con el que se cuenta que llegue año con año. 

De hecho, estas remesas son responsables de casi un tercio del consumo privado, tanto como el consumo del sector empresarial en conjunto. Y de igual forma, representan 29 % del total de la renta tributaria; así es, las remesas pagan impuestos y no hay representación de la diáspora ni rendimiento de cuentas por lo que contribuyen.

La migración desde Honduras, una tendencia en declive en el corto plazo

No se puede perder de vista la razón del porqué la gente envía remesas, y es porque la economía de Honduras tiene un modelo económico excluyente que no da para la mayoría de la población. La intención de migrar se ha correlacionado con aquellos que en Honduras trabajan en la economía informal (que son más de la mitad de la fuerza laboral) o agrícola (que son al menos 20 % de los trabajadores) y tienen ingresos menores a 400 dólares.

Este es un denominador común que ha prevalecido por décadas. La gente emigró por razones económicas, y dependiendo de los momentos en que lo hicieron, también hubo otros factores como el crimen y los homicidios, así como desastres naturales, incluyendo sequías o huracanes.

Pero el dinero proveniente de remesas depende tanto de la continuidad migratoria como de la cantidad enviada. Una disminución de la migración reducirá el volumen de remesas y el número de hogares que las reciben.

Fuentes: *Banco Central de Honduras. **Cálculos del autor con base en datos de DHS, US immigration statistics. ***Migration, Remittances, and Deportations: Facts and Numbers on Deportation and Other Migrant Categories. ​****Orozco, Manuel. Family Remittances in 2024: Looking Ahead amid Possible Shifts in Flows. (a) Para 2025 y 2026 el crecimiento será de 3 % o menos. El número de deportaciones para 2025 será al menos el doble.*****Orozco, Manuel. Una visión sobre migración y desarrollo económico, en Las Cuentas de Centro América. ****** Cálculos del autor considerando la contribución de las remesas al IVA con base en información sobre la renta tributaria y del 15 % sobre el 90 % del volumen en remesas. Ver también, Orozco, Manuel. Remittances and Development in Honduras – Bridging Opportunities, 2024, y Orozco, Manuel. Estudio sobre la migración laboral, OIM-CREA, 2021.

Fuente: World Bank Development Indicators. Informe de Mercado Laboral, Honduras.

A esto se le suma que Honduras ya mostraba un desaceleramiento migratorio, acompañado por la disminución en las remesas. La desaceleración de la migración no ocurre porque la gente esté a gusto en su país, sino porque ya se fue mucha gente y el peso de los adultos en capacidad laboral aumenta. El tamaño de la fuerza laboral hondureña realmente no ha crecido en los últimos años debido a la migración: más gente ha salido del país que el incremento anual de nuevos trabajadores, pero la población fuera de la fuerza laboral (niños y adultos mayores) sí ha crecido.

El resultado es que el peso del cuidado ha disminuido la posibilidad de migrar; sin embargo, eso influye también sobre el envío de dinero. Al menos 40,000 nuevos hogares recibían remesas anualmente; ahora, con la disminución migratoria, el crecimiento de las remesas se calcula que será menor del 3 % anualmente entre 2025 y 2027, lo cual significa que el nuevo número de hogares que reciben remesas no será mayor de 10,000.

Fuente: Fuente: Homicidios: datos anuales oficiales obtenidos por el autor; Migración: DHS, Nationwide Encounters
Fuente: Fuente: Estabilidad Política: Indice de Libertad de Freedom House, Freedom House, Migración: DHS, Nationwide Encounters

Los factores de riesgo en lo migratorio

A todo esto se suma el espectro de las deportaciones. La nueva administración de Donald Trump viene con un fuerte énfasis en deportar a migrantes con estatus irregular en el país. Aquellos en situación de mayor riesgo de deportación son aquellos que ya tienen órdenes de deportación, que están amparados al parole (permiso de residencia temporal) humanitario, el estatus de protección temporal (TPS por sus siglas en inglés), o que se les negó la petición de asilo.

En el caso de los hondureños, estas categorías los ponen en alto riesgo, ya que después de México, hay medio millón de hondureños con órdenes de deportación, y la mitad de estos las recibieron en los últimos cinco años. Además, hay más de 30,000 hondureños a quienes se les negó el asilo, y más de 50,000 cuyo TPS vence en julio de este año. Además, las cosas cambiaron burocráticamente, debido a la disminución migratoria, y 1,000 agentes a cargo de deportaciones que habían ido a apoyar a la patrulla fronteriza volverán a sus puestos originales. 

La probabilidad de deportaciones es muy alta; el tema es cuántos y quiénes serían deportados. Si durante el gobierno de Barack Obama la tasa de deportación fue de 70 por agente, un aumento de 1,000 funcionarios podría significar 500,000 deportaciones, y los hondureños se ubican entre la población migrante de mayor riesgo; el desenlace no parece positivo para estos compatriotas.

¿Arriesgar las remesas sin contar con una alternativa real?

Las declaraciones de la presidenta Xiomara Castro sobre cerrar las bases militares si Trump cumple con las deportaciones se pudieron haber pensado mejor tomando en cuenta muchos factores, empezando por el más obvio: a su gente se le espera siempre, no importa como estén y cómo vengan, punto. E independientemente de lo que las personas en particular pensemos de Donald Trump, es válido que un Estado de derecho haga valer la ley para quienes la están violentando: el hecho es que una persona sin autorización legal en el país está sujeta a ser deportada.

Pero en el análisis hondureño, también hay que tomar en cuenta el peso económico de las remesas, la ausencia en Honduras de un modelo económico serio y alternativo que invierta en su capital humano, así como el declive migratorio y de remesas. Estos factores, cuando se toman en conjunto, pronostican que en un futuro cercano la probabilidad de otra ola migratoria es posible. El país debe estar preparado, o, dicho  de otra forma, pugnar un discurso como ese, es como poner la carreta delante de los bueyes.

La política exterior del nuevo gobierno de Donald Trump no es aislacionista ni su método es transaccional. El gobierno entrante llega con una perspectiva geopolítica de destacar el poderío americano en todos sus ámbitos. El discurso de Marco Rubio para su nominación como secretario de Estado de EE. UU. resaltó este punto, pero además dejó claro que están organizándose en función de minimizar el poder de los estados despóticos y totalitarios.

En particular, hay un enfoque de limitar el daño colateral de la influencia china en las Américas, el cual incluye la migración, el narcotráfico y la dictadura. China ha forjado alianzas con países menos democráticos y autoritarios, responsables del 40 % de la migración en el mundo. 

La administración entrante mostrará inflexibilidad con países con pretensiones pseudo «soberanas» que usen alianzas con China como pretexto y apalancamiento frente a Estados Unidos. Ya ni mencionar que en este país la soberanía ha sido alquilada por familiares de los gobernantes en los últimos gobiernos. En este sentido, Honduras tiene mucho que perder al pretender que sus posiciones tengan algún peso real. Lo cierto es que Honduras aún tiene mucho por hacer para tener una población más preparada, mejor integrada a la economía global, y no seguir dependiendo de que le lleguen las remesas.

Sobre el autor
Nicaragüense, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano. También es miembro principal del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard y asesor principal del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola. Orozco ha llevado a cabo una amplia investigación, análisis de políticas y promoción de temas relacionados con los flujos globales de remesas, la migración y el desarrollo en todo el mundo. Fue presidente de Centroamérica y el Caribe en el Instituto del Servicio Exterior de EE. UU. por 25 años, e investigador principal del Instituto para el Estudio de la Migración Internacional en la Universidad de Georgetown. Orozco testifica con frecuencia ante el Congreso de los Estados Unidos y ha hablado ante las Naciones Unidas. Tiene un doctorado en ciencias políticas de la Universidad de Texas en Austin, una maestría en administración pública y estudios latinoamericanos, y una licenciatura en relaciones internacionales de la Universidad Nacional de Costa Rica.
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