Bisexualidades masculinas en perspectiva

Por: Teddy Baca
Portada: Persy Cabrera

Estamos en el mes de la visibilidad bisexual, que se conmemora el 23 de septiembre, Generalmente, esta sexualidad pasa debajo del radar social, o es negada a propósito para conveniencias de la heteronorma.

En los últimos veinte años hemos podido ver cómo existe representación de la bisexualidad en mujeres, sea positiva o negativa, pero todavía existen ciertos desafíos en el caso de los hombres; he ahí la razón de este artículo.

¿Por qué hablar de bisexualidades? Porque a diferencia de las monosexualidades, como la heterosexualidad o la homosexualidad, la bisexualidad opera en diferentes grados y a menudo esto genera una confusión semántica, es decir, genera ruido en los conceptos que se manejan hoy día. La bisexualidad va más allá de solo que te atraigan hombres y mujeres, sino que más bien es como un paraguas o un espectro, como explico en mi libro El continuum masculino.

Existen bisexualidades en las que una persona puede sentirse atraídas por mujeres y hombres; otras donde también existe atracción hacia personas de otros géneros disidentes, bisexualidades en la que existen bifurcaciones con cierta predilección por un género por sobre otros, o sin preferencia alguna.

También es cierto que muchas personas que durante mucho tiempo se consideraron heterosexuales u homosexuales han descubierto o desarrollado orientaciones bisexuales, así como que otras se reconocen desde edades muy tempranas. También hay algunas personas que tienden a ocultar su homosexualidad diciendo que son bisexuales para evitar pasar por un duelo, porque la sociedad les exige conformar una familia «tradicional» (con esposa e hijos), o que se autoconvencen de tener interés hacia personas del sexo opuesto por el dolor que representaría no cumplir presiones heteronormativas. Lo cierto es que la bisexualidad existe, también en hombres, y es más común de lo que quieren creer la mayoría de las personas.

Los hombres bisexuales parecen tener desafíos importantes que no son tan frecuentes en las mujeres bisexuales hoy en día, como tener una pareja heterosexual que los juzgue por su atracción, o experiencias con el mismo sexo. Se presionan a sí mismos para mantener ocultas sus relaciones homosexuales con una fachada heterosexual, lo que además de perjudicar su salud mental puede ocasionar problemas en estas relaciones, si hay de por medio el interés de la pareja en formalizar o tener vida pública juntos. Sienten pánico de ser rechazados por  los varones heterosexuales homofóbicos, o inclusive por amistades gays y lesbianas que desconfían de sus intenciones; incluso sufrir el rechazo de mujeres que también son bisexuales.

Estos tabúes repercuten de forma inmensa en cómo la sociedad percibe a los hombres bisexuales y a su vez, su salud mental. Aunque en los últimos cinco años han existido guiños amigables a este sector poblacional desde la televisión, la literatura o el cine (por ejemplo, los personajes de Buck, de la serie 911, Nick, de la novela gráfica Heartstopper, o películas como Plan B, de Marco Berger), todavía existen muchos desafíos y necesidad de más representación.

Y es que la cuestión es que convivimos con la bisexualidad en los hombres, pero poco o nada la sociedad está dispuesta a aceptarla socialmente. ¿Han escuchado historias de hombres con fachada de mujeriegos de los que se rumorea tener un amante masculino? ¿Conocen historias en las que a un hombre lo hayan descubierto siendo infiel a su pareja mujer, con otro hombre? ¿Han escuchado de  dos o más hombres que, pese a tener novia, han tenido encuentros para masturbarse en grupo, o continuamente hacen bromas sugestivamente sexuales entre sí?

Convivimos con mucho homoerotismo reprimido, sin mencionar las fantasías o deseos homosexuales que reprimen muchos varones autoidentificados como heterosexuales, o los encuentros planificados en aplicaciones para «citas» en los que el común denominador es ser «full discreto». Por supuesto que estos ejemplos tienen en común considerar la conducta bisexual como algo moralmente cuestionable, o reducirla a una práctica sexual clandestina.

No solo se trata de que los hombres hayan mantenido su identidad sexual oculta o en una mentira, para disfrutar de su sexualidad clandestinamente y no perder los privilegios heteronormados ‒lo que genera una visión distorsionada y poco empática de lo que pasa en la mayoría de casos‒, sino también de lo que la sociedad impone constantemente a los hombres. Desde la familia, la religión y los grupos de amistades, se ha naturalizado la mentira de que los «verdaderos hombres» solo se relacionan con mujeres. Esta mentira todavía la siguen asumiendo muchos hombres; así lo evidencia la Encuesta Internacional de Masculinidades y Equidad de Género (IMAGES) de Chile del 2015, en donde la mayoría de hombres y mujeres opinaron de esa forma.

Esta presión afecta desproporcionadamente a los hombres aquilianos, como se denomina a todas las orientaciones en las que un hombre se siente atraído por otros hombres. Los que deciden valientemente vivir su sexualidad, además, pueden sufrir recriminaciones de otros que la mantienen oculta o reprimida e intentan evadir el rechazo social, terminando en un callejón casi sin salida, por lo que se mantienen en el anonimato.

Y digo «casi» porque siempre hay una salida, pero abrirla es algo que toma tiempo, esfuerzo y energía, y algunos ni siquiera logran alcanzarla por preservar una imagen aceptada por otros, lo que produce una fuerte desconexión social y desgaste emocional. Ciertamente no he conocido a la fecha ningún estudio en donde vivir en el clóset toda tu vida favorezca a la salud mental, parece ser todo lo contrario, según lo que sabemos de lo que implica reconocerse como LGTBIQ+ en un mundo cisheternormado.

En este mes debemos recordar con orgullo a esos hombres bisexuales que se esfuerzan o se esforzaron en visibilizar estos temas, como Pablo Perroni, Leonard Bernstein, Savin Williams, Svante Pääbo, David Bowie, entre otros.

A fin de cuentas, cada quien debería poder amar a quien quiera, pero hacer sentir a las personas que para obtener aceptación y felicidad deben «elegir» tener una pareja del sexo opuesto, lejos de apelar a la autonomía, denota pura presión social o una vida sexoafectiva construida con base a estigmas internalizados; es algo que no debería caber en el imaginario de estos días.

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Sobre
Teddy Baca nació el 30 junio de 1995. Es psicólogo, escritor y educador comunitario virtual. Escribe desde 2018; algunas de sus obras son El Continuum Masculino; Bisexualidad y Fluidez Sexual del Hombre, Prisma, La Naturaleza del Homosexual y su Sociedad y Estaré bi-en a tu lado, siendo ésta última mención honorífica en el Premio Nacional de Narrativa Juvenil 2020.
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