En la ciudad de El Progreso, Yoro, el Teatro La Fragua celebra su 45 aniversario con una Temporada de Expresión Artística, que contará con la presentación de obras de teatro, cortometrajes, conciertos y talleres multidisciplinarios para celebrar que se mantiene en pie, y que quienes acompañan y siguen su labor todavía creen en continuar despertando «la creatividad del pueblo a través del teatro para encontrar soluciones a los problemas actuales».
Texto: Persy Cabrera
Fotografías: Fernando Destephen
En la entrada del Teatro La Fragua hay dos murales que sostienen 45 años de historia, o al menos una pequeña parte de ella. Ahí está colgada una caricatura del padre Jack Warner, fundador de este teatro; una foto de Guillermo Anderson (1962 – 2016) de perfil, con una pierna cruzada, sosteniendo su guitarra en una presentación en La Fragua; fotos de las primeras obras que se presentaron; y una foto de una pequeña casa de adobe convertida en teatro, con capacidad para ochenta personas, que fue la primera sede de este teatro en 1979, cuando se fundó en Olanchito, Yoro.
En 1980 el Teatro La Fragua llegó a El Progreso, una ciudad a cuatro horas de Olanchito, y ahí se hospedó en un edificio que ahora tiene unos cien años. El pasado viernes 19 de julio este espacio cultural, forjado en una ciudad plena de levantamientos sociales que se reactivan de tanto en tanto, cumplió 45 años de prestar su espacio al arte hondureño.
Como en cada aniversario, La Fragua celebra la Temporada de Expresión Artística, que este año inició el 19 de julio y culminará el 31 de agosto. Su programación cuenta con tres líneas culturales: eventos en vivo, con teatros y conciertos; proyección de cortometrajes, que incluyen conversatorios con protagonistas y equipo técnico; y talleres multidisciplinarios, de poesía, actuación, fotografía y otras líneas artísticas.
Luis García, director administrativo del Teatro La Fragua, explicó que en este espacio, con la Temporada de Expresión Artística, tienen una misión: «despertar la creatividad del pueblo a través del teatro para encontrar solución a los problemas actuales», y que «el teatro y el arte son una herramienta para poder generar reflexión». García además señaló que ellos no buscan «entretener, sino dar un espacio para examinarnos».
45 años traen muchas alegrías y esfuerzos. García expresó que uno de los retos para el Teatro La Fragua, como lo puede ser para muchos espacios y gestores culturales, es batallar con una «imposición mediática de culturas externas de la globalización», e insiste en que su tarea es evidenciar la importancia de un espacio como este teatro, cuya sede es parte de la arquitectura histórica de El Progreso.
El Teatro La Fragua alberga la historia de cientos de personas progreseñas, hondureñas y extranjeras, que pasaron por aquí. La alegría de niños y niñas que vieron películas en un enorme televisor —que Luis García dice que todavía funciona—, cuando el VHS era el medio de transporte del cine. El escritorio del padre jesuita y fundador de La Fragua, Jack Warner, todavía está donde lo dejó antes de su retiro, y en una sala contigua se atesoran todos los videocassettes de películas que se presentaban a la niñez de El Progreso, junto a cientos de cedés de música clásica.
También están los archivadores, con cientos de folders con los guiones de obras. En una de las paredes del Teatro La Fragua cuelga una máscara y —en medio de garabatos, nombres y frases— está pintado un fragmento de un libro del escritor y caricaturista estadounidense Theodor Seuss Geisel, mejor conocido como Dr. Seuss. La frase completa dicta: «A menos que alguien como tú se interese de verdad, nada va a mejorar jamás». Estas palabras resuenan con esa misión del teatro de «despertar la creatividad del pueblo para encontrar soluciones a los problemas actuales».
«Juana la Loca» abrió la Temporada de Expresión 2024
Para dar inicio a esta celebración del Teatro La Fragua, la temporada inició con la presentación de la obra «Juana la Loca», del dramaturgo salvadoreño Carlos Velis, interpretada por Karla Núñez, Gabriela Valeriano, Delma Zepeda, y dirigida por Luisa Cruz, del Grupo Teatral Bambú.
Luisa Cruz explicó que esta obra la escribió Carlos Velis tras conocer a la poeta hondureña Juana Pavón (1945 – 2019) en algunos encuentros de escritores en El Salvador. Entre risas —de esas que nos vienen al recordar a alguien que se conoció— agregó que «cada vez que (Juana) iba a El Salvador se iba sin papeles, ella solo se cruzaba la frontera, era tremenda».
Luisa señaló que la vida de Juana fue «trágica», una de golpes, violencia, abandono, que construyó a una poeta que «expresó lo que sentía», que «no era ninguna monedita de oro como tantos hondureños». Luisa explicó que montar esta obra fue un reto, pero que se la presentaron a Juana cuando estaba en vida y ella lloró cuando la vio. Luisa añadió que para el Grupo Teatral Bambú es un orgullo seguir homenajeando a una mujer como Juana.
Un legado permanente a la cultura nacional
Sobre el 45 aniversario del Teatro La Fragua, Luisa Cruz dijo que este es un espacio del «teatro popular, del teatro reivindicativo de los derechos de los hondureños». Agregó que el teatro que el padre Jack Warner fundó en la zona norte es «fabuloso, es teatro de verdad contestatario, que responde justamente a la opresión de la sociedad, a las desigualdades sociales, económicas, condiciones de trabajo terribles para la gente, y sin embargo, la gente siempre es capaz de reír y de pensar y de analizar a través del trabajo del Teatro La Fragua».
Al Teatro La Fragua le espera un largo viaje de historias y enseñanza en su Temporada de Expresión Artística, que finaliza el 31 de agosto. Pero su misión de «despertar la creatividad del pueblo» no acabará ahí. Por eso, es reconfortante saber que en la ciudad de los levantamientos sociales todavía hay teatro contestatario, que hace reír, pensar, reflexionar, que alberga una importante contribución al teatro hondureño iniciada en una casa de adobe, y ahora cumple 45 años de trabajo y de lucha.