Texto: Wendy Romero
Portada: Persy Cabrera
Cuando fui madre, sabía que no quería ser madre autónoma o maternar sola, y durante años luché por no serlo, porque me generaba vergüenza. Hay un estigma que nos persigue a las mujeres que ejercemos nuestra maternidad sin apoyo o compañía del padre, normalmente solemos ser objeto de burlas, incomprensiones y señalamientos. Se habla mucho de ser mamá «soltera» o «luchona», dos términos con mucha carga cultural y discriminación hacia las mujeres y sus hijos e hijas.
Lo adecuado sería conocer esta situación como maternidades autónomas, porque el estado civil de una mujer no define su maternidad. Madres autónomas, porque incluye aquellas que aún estando casadas o en pareja se enfrentan a la ausencia económica, emocional, o ambas, del padre en la crianza de sus hijos e hijas. Autónomas porque pudo haber sido una decisión como proyecto de vida o una decisión derivada al final de complicaciones con el padre. Maternidades autónomas porque en Honduras cada año aproximadamente 20,000 niñas y adolescentes son madres, y de este número la mayoría son producto de violaciones, de falta de educación sexual y reproductiva, no podemos cargarlas con la «culpa» completa y solo llamarlas «madres solteras».
Leí muchas estadísticas, todas haciendo referencia a lo difícil que es ser madre en Honduras, datos y noticias desde el año 2012. ¿Cuánto han cambiado estas estadísticas en aproximadamente 12 años? No han mejorado, al contrario, cada año van en aumento. Según un comunicado del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) publicado en mayo de 2024 por el Día de la Madre, «en el año 2012 el porcentaje de mujeres jefas de hogar era de 31.8 % mientras que para el 2024 es del 38.2 %.»
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 2023 en Honduras casi medio millón de mujeres ejercen maternidades autónomas. Sí, de los más de 960 mil hogares que tienen como jefa a una mujer, «el 44 % son solteras porque fueron abandonadas por su pareja, el 19.2 % son viudas por la violencia que afecta el país y el 16 % tiene una relación de unión libre».
44 % de mujeres que fueron abandonadas por su pareja y 19.2 % son viudas, es decir, no decidieron ser madres autónomas por decisión propia. 16 % viven en unión libre, y de este porcentaje, ¿cuántas realmente ejercen maternidades acompañadas por parejas que sean responsables y con paternidad presente? ¿Cuántas son madres autónomas aun estando casadas o en unión libre? Pues las labores del hogar, cuidado y crianza recaen por completo sobre ellas, y en muchas ocasiones incluso la mayor parte de la carga económica. Son mujeres que se sienten solas criando y en sus propios procesos personales.
Además, aunque la participación de la mujer en la fuerza de trabajo ha aumentado en las últimas décadas, la brecha laboral sigue siendo grande; en el 2023 alcanzó los 34.6 puntos porcentuales.
Hace un año, la idea de no maternar sola era una de las muchas ataduras que me mantenían en una relación llena de maltratos emocionales, psicológicos y económicos.
Desde que empecé a estudiar tuve claro que había algo de lo que tenía que escapar: las carencias económicas. Así fue como hice del estudio una herramienta para salir del lugar y la condición social en donde nací y en la que estaba predestinada a vivir. Y no es que ahora tenga mucho dinero, pero pertenezco a ese reducido número de personas, 2 de cada 10, que según un estudio realizado por la Fundación de Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada (Foessa) en el 2016, logra no revivir de adulta las mismas dificultades económicas que vivió en su infancia, pues según este estudio y muchas otras teorías, la pobreza se hereda. Y son las mujeres que maternan solas y sus hijos e hijas quienes viven porcentajes más altos de precariedad.
Honduras sigue enfrentando grandes desafíos en educación y salud pública. Cuando no se cuenta con los recursos económicos necesarios para enviar a los niños y niñas a centros educativos privados, la opción son los públicos, y es ahí donde se educa la mayoría de niños, niñas y jóvenes en Honduras. Y qué decir de los servicios médicos, aún más costosos que la educación privada y más precarios en el sector público.
El INE registra que 8.9 % de los hogares en Honduras viven en condiciones de hacinamiento, y el ingreso per cápita promedio de un hogar es de 4,182 lempiras, contra el costo per cápita de la canasta básica de 2,379.68, para cinco personas en promedio. Eso significa que para una familia promedio de cinco personas, la canasta básica alcanza un valor de 10,000.00 lempiras en el año 2023. ¿Cómo una mujer puede en esas condiciones ejercer una maternidad autónoma y con dignidad?
Una mujer con la que mi expareja había iniciado otra relación mientras estaba aún conmigo, me dijo que él se había excusado con esta idea: «Es que él me dijo que vos querías ser mamá soltera de dos, que por eso te había hecho el favor de dejarte embarazada». Ese día, pensé tanto y sentí tanto: ¿cómo era posible que él, sabiendo que yo había tenido muchas dudas sobre un segundo embarazo, hiciera uso de eso para manipular y conquistar a una mujer?
Al final, solo le pregunte a ella: «¿Tenés en tu familia a mujeres que maternen solas? ¿Sabés lo que significa maternar en Honduras y sola?» Ella, con la cabeza, asintió que sí tenía en su familia mujeres que maternan solas.
Ese día la vergüenza y la culpa se fueron, y fui consciente del patrón machista y lleno de violencia de muchos hombres en Honduras, donde es fácil descartar no sólo a la mujer, sino también a las infancias que han procreado. Violencia, pues los abandonos y ausencias paternas que a diario vemos en Honduras son eso: violencia hacia las mujeres, pero también hacia los niños y niñas. El patrón consiste en romper relación con la expareja, y también cortar todo tipo de relación con sus hijas, hijos e hijes, patrón ejercido en muchos casos por el hombre, y por medio del cual logra hacer que toda su familia corte comunicación con las infancias.
A ello se suman las cargas emocionales y de trabajo que llevamos las mujeres que maternamos: largas jornadas de trabajo fuera de casa, llegar a ver que haya comida en la refrigeradora, preparar alimentos, hacer tareas, alistar uniformes, meriendas, con la preocupación de si se llegará a fin de mes con el dinero que se tiene. ¿Y cuando una de las cipotas/es se enferma? ¿Quiénes suelen estar pendientes durante las noches de enfermedad?
Según el INE, «existe una brecha de participación laboral a razón de género grande, aunque la participación de la mujer en la fuerza de trabajo ha aumentado en las últimas décadas la brecha sigue siendo espaciosa, la cual, para el 2023 alcanzó los 34.6 puntos porcentuales.
Otra brecha importante que se presenta en el mercado laboral de Honduras es el promedio de meses en los que la fuerza de trabajo se tarda en encontrar trabajo. En el 2023, este dato se incrementó con respecto a los años anteriores, alcanzando para las mujeres 4.5 meses buscando trabajo, mientras para los hombres es de 3.3 meses.»
¿Hay mujeres que por cuenta propia deciden ser madres de manera autónoma, en un país en condiciones como las de Honduras? Seguramente podemos encontrar algunas, pero me atrevo a decir que son muy pocas las que de forma planificada y por elección dijeron: yo quiero ser mamá y ejerceré mi maternidad sola, sin una pareja al lado.
Es más común escuchar: «¿para que abrió las piernas?», «ahora que se aguante y le eche ganas para sacar al hijo/a/e adelante sola», y la típica pregunta: «¿Por qué elegiste mal al papá de tus hijos/as/es?». Al final todo recae sobre nosotras, las mujeres, toda la responsabilidad de las paternidades ausentes, intermitentes y abandonadoras, y seguimos cargando toda la culpa sobre nuestras espaldas.
Años atrás, una amiga me decía: «Me siento tan culpable por el papá que le escogí a mi hija». ¿Y es que acaso el hombre no puede decidir y elegir sobre cómo ejercer su paternidad? No es fácil ser mamá, mucho menos maternar sin contar con apoyo económico y emocional del padre, sin tener una red de apoyo que te auxilie en los momentos difíciles.
Aun así, a diario me miro y miro a mujeres que maternamos solas, haciendo malabares para conciliar nuestra vida laboral fuera de casa con los trabajos de cuidado y crianza, que acompañamos a nuestros hijos/as/es a clases de fútbol o baile, que dejamos de comprar la camisa de moda para pagar una terapia para el niño o niña que lo ocupa, mujeres que lloramos porque no sabemos cómo nos va a alcanzar el salario mínimo para dos o tres infancias, mujeres que van de un centro de salud público a otro luchando para que sus hijos/as/es tengan la atención que necesitan y que ellas no pueden pagar.
Mamás viviendo con ansiedad, depresiones, con salud mental deteriorada. Mamás que nos estresamos, gritamos, pedimos perdón y nos estamos replanteando la forma en que somos mamás, en que criamos, mujeres que estamos y somos madres ante la ausencia o intermitencia de un padre y la pasividad de una sociedad que ha normalizado los abandonos paternos y el sacrificio materno.
Por eso hoy escribo esto, para que repensemos los términos y las culpas, pero también las condiciones. Para que sigamos en busca de que las maternidades sean deseadas, elegidas, sanadas y acompañadas. Para que las mujeres que maternamos lo hagamos con dignidad.
2 comentarios en “Maternidades autónomas y el desafío por ejercer maternidades dignas”
Sabes que siempre te he dicho que te quiero ,te respeto y te admiro.
Y ahora mucho mas porque ha pesar de todo lo que te ha tocado vivir ,no te has rendido ,al contrario has resurgido como el ave FENIX.
Mas fuerte,mas sabia ,mas valiente ,mas guapa🥰
Graciass por ampliar me la situación tan dura q vivimos las mujeres. Y creo q de esta se deriva tambien la situacion que tienes a tu pareja en casa pero.no aporta lo suficiente en casa y le toca a la mujer luchar por sacar adelante a la familia.
Graciass porq a través de esta situación hay más fuerza para hablar abiertamente de este maltrato y defenderlo y no tener prejuicios de maternal sola para tener una vida feliz y lejos de maltrato.