Lauren Sofía no quiere vivir de algo que no sea música

Texto: Persy Cabrera

Fotografías: Fernando Destephen

 

Es la mañana del 11 de mayo y el centro de Tegucigalpa está paralizado por un tráfico que obliga a caminar. Hace mucho calor y el humo producto de la contaminación invade el panorama, una  escena que se repite en varias ciudades del país. Pero en la calle peatonal que lleva hasta el Museo de Identidad Nacional (MIN) nada se detiene: vendedores ambulantes ofrecen camisetas, gafas, sombreros y calcetines, lo que se necesite… Dentro del MIN, el caos se disipa. Después de avanzar por un pasillo, se escucha música y voces; alguien dirige un ensayo; es Lauren Sofía. 

 

Además de los bloqueos creativos, de balancear una vida artística con una carrera universitaria o un trabajo, y la falta de apoyo, los artistas hondureños se enfrentan a la precariedad. Le pregunto a Lauren cómo puede una artista en Honduras ensayar en un espacio así. Porque el MIN es un edificio bonito, grande, caro. Lauren cuenta que la mamá de Marisa, una de las bailarinas con las que ensaya, les apoyó con este espacio. Apunta, sin embargo, que conseguir lugares para presentar y ensayar su música es una de las mayores dificultades que enfrentan los artistas en Honduras. 

 

Lauren nos cuenta que gestionó con la Alianza Francesa para hacer su live debut en 2023, pero que su trabajo no se redujo a presentarse, sino que también tuvo que organizar todo lo administrativo: los cheques, los contratos. Dice que esto a veces la deprime, que la hace sentir como que no es solista exclusivamente en lo artístico, pues siempre tiene que autogestionarse. A veces se cuestiona a sí misma el esfuerzo: «si fuera un país que al menos te escucha», se lamenta. 

 

De acuerdo a datos de Spotify, Lauren tiene 3,425 oyentes mensuales de su música. Esta plataforma también contabiliza a 959 personas, identificando desde qué ciudad la escuchan: ahí se desglosa que un 44 % de ese grupo, o sea unas 424 personas, escuchan a Lauren desde México, en Guadalajara, Querétaro y la Ciudad de México. 

 

Lauren, como la gran mayoría de artistas en Honduras, no vive de la música que crea. Sin embargo, ha encontrado un respaldo para crear sin los altos costos que esto puede acarrear: sus amistades, que le apoyan en la producción de su música y sus vídeos, le permiten seguir creando. «Esa es la meta», dice Lauren, sobrevivir haciendo música.

 

Es por los espacios autogestionados que esta artista de 24 años está ensayando para un evento que, nuevamente, ella misma tiene que construir. Aunque explica que no puede revelar de qué se trata todavía.

 

En el auditorio del MIN, Lauren explica que su proceso creativo-musical está motivado por «lo diario», «las cosas más básicas» y enlista el amor y sus amistades como inspiración. Dice que ha sido una artista muy visual, con letras más inspiradas en imágenes o experiencias que veía a diario, pero que ahora está siendo más directa, que está «casi tirando barras», «casi rapeando», y que solo le falta poner los nombres de personas en sus letras.

 

Rosalía: ese nombre no falta cuando Lauren explica sus influencias. En «Tulipanes», su último sencillo, se percibe claramente el eco de canciones como «Malamente», de la artista catalana. Lauren admira cómo Rosalía trajo el folklore a lo contemporáneo, algo que también le gusta del español C. Tangana. 

 

También menciona a la estadounidense de origen colombiano Kali Uchis, y destaca todo su concepto visual, el «que está haciendo ahorita, que es como de novelas». Nombra además al mexicano Peso Pluma y cómo está «haciendo los corridos contemporáneos». Encuentra en común entre estos artistas la importancia de «arraigarse con la tierra en donde estás, vivirla y representarla», aunque ella misma no se considere una «representante de Honduras» porque, aunque le gusta colocar en su música pequeños detalles del país, quiere cantar sobre «lo que yo soy o lo que yo quiero, algo estético que me representa a mí». 

 

Lauren balancea la música con la arquitectura, carrera en la que ya se encuentra en proceso de práctica profesional y de la que quiere graduarse para hacer felices a sus familiares, dejando claro que esa es su única motivación. Sin embargo, dice que de esta disciplina le «encanta» la rama de patrimonios, que describe como un camino para «saber de dónde venís, para saber dónde estás y a dónde querés ir», y después traerlo a lo contemporáneo, como hizo Rosalía.

Lauren ve como un ejemplo a Jorge Drexler, de quien considera que sigue siendo exitoso por seguir escribiendo milongas o décimas, pero haciéndolo de modo «contemporáneo y minimalista». Tegucigalpa, 11 de mayo de 2024. Foto CC/ Fernando Destephen.

Unas cuatro filas abajo de donde está sentada Lauren, hay un celular sostenido en un trípode. Está vigilando, grabando a la distancia las preguntas y respuestas en ese auditorio del MIN, probablemente para hacer contenido para sus redes sociales. Lauren comenta que en TikTok le está yendo muy bien. Ante la falta de los espacios físicos, aparecen los digitales, siempre autogestionados, pero ahí están. 

 

«Le metí bastante como hace dos meses —a TikTok— y subió súper rápido», nos cuenta, y detalla que le alegra recibir mensajes como «mi hija te escucha todas las mañanas». También agrega, con un aparente tono de alivio y sorpresa, que «hate me cae poco, no es tanto».

 

Pienso en los extremos; en las redes sociales, o se pasa desapercibido, o se enfrenta el embrollo negativo de la viralidad, el de los insultos y burlas, y la terrible cotidianidad de la gente en internet: la de insultar, burlarse y atacar a personas que no conocen. Lauren dice que a veces le comentan «no le entiendo a su letra», a lo que ella responde: «no me importa que no le entendás (…) ponele imaginación».

 

Aún así, Lauren recalca que recibe «súper poco hate». 

 

Además de Rosalía, en entrevistas con otros medios Lauren ha mencionado a One Piece, el manga escrito y dibujado por Eiichiro Oda. Bromea y dice que parece que el hobby de la gente que ve One Piece es recomendar que vean One Piece.  Añade que lo que más le gusta es que para ella no hay «ningún villano y no hay ningún héroe» en esta obra.

 

Seguidamente Lauren agrega otro ingrediente a la conversación: leer a Nietzsche. Ella dice que «es de mente vieja» el que piensa en términos de lo «bueno y lo malo», y que a través de One Piece y de sus lecturas del filósofo, poeta, músico y filólogo alemán, ha canalizado una cosa: «te das cuenta [de] que lo que importa es la intención de la persona para hacer el “bien y el mal”». 

 

Entonces entiendo que ella ve la importancia de las intenciones también en la música. Por ejemplo, explica que para ella cantar en inglés —como lo hacen sus amistades de Atomic Rose— o en español, solo denota que hay intenciones diferentes, y considera que cuando ella canta en su lengua materna, español, «te sentís como más desnuda ante el mundo». 

Actualmente Lauren cuenta con más de 10,000 seguidores en TikTok y su sencillo «Tulipanes» fue agregado a tres playlists de Spotify en México. Tegucigalpa, 11 de mayo de 2024. Foto CC/ Fernando Destephen

Le pregunto a Lauren qué piensa para su futuro; dice entre risas que está trabajando en «algo grande», que al igual que el propósito de su ensayo en el MIN, «no podés poner (en la publicación)». Por ahora está ensayando y ensayando. Pronostica seguir haciendo música con sus amistades, personas clave en sus producciones y que le permiten seguir trayendo el folklore a lo contemporáneo sin gastar mucho dinero,  o casi nada. El último lanzamiento musical de Lauren Sofía fue el EP titulado «Pétalos», que reúne sus sencillos «Orquídea», «Azúcar», «Tulipanes», «Vino tinto» y «Té verde». 

 

Lauren cuenta sobre sus planes, sus sueños, pero me advierte nuevamente que no puedo ponerlos en la entrevista. Lo que sí me confiesa, muy decidida y con los ojos visiblemente esperanzados, es la pasión que siente por lo que hace: «Yo no tengo de otra, yo no tengo de otra que vivir de esto». 

 

Antes de terminar, le pregunto por algunos datos generales, y me dice rápidamente: «Estudio arquitectura, tengo 24 años, tengo un gato que se llama Gato»; y yo agrego que lo seguro es que pronto sabremos más de ella, de todas esas cosas «grandes» que, por ahora, no puedo poner en esta entrevista. 

Sobre

Persy Cabrera nació en Tegucigalpa en 1997. Es graduado de bachiller técnico en electricidad del Instituto Técnico Saúl Zelaya Jiménez y cursó media ingeniería eléctrica en la UNAH antes de pasarse a estudiar periodismo. Actualmente es periodista cultural en Contracorriente. Le gusta el cine, las series, el anime, el manga y los libros. Practica fútbol y es entusiasta del deporte en general.

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