Fotografía y texto: Amilcar Izaguirre
Alrededor de 300 hombres, mujeres y menores de edad salieron en caravana hacia Estados Unidos desde la Gran Terminal de buses en San Pedro Sula, Honduras, el 20 de enero de 2024. Esta es la primera caravana del año y la segunda que se realiza desde que el Gobierno de Xiomara Castro asumió el poder en el 2022.
Aunque estas caravanas no han tenido la magnitud de las primeras organizadas entre el 2018 y el 2021, esto no significa que la migración haya disminuido. Solo en 2023, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos registró la detención de un poco más de 213,000 migrantes provenientes de Honduras.
«Estamos decididos a todo. Es que aquí siempre nos vamos a morir y es peor porque será de hambre», dice Arnold Espinal, un migrante que salió desde Orocuina, Choluteca. Hace cuatro años perdió su empleo en un cultivo de okra que fue incautado por la Oficina Administradora de Bienes (OABI) durante la administración de Juan Orlando Hernández. Arnold se va porque no vio la mejora en su calidad de vida que esperaba con el nuevo gobierno.
Desde Orocuina también salió Edgard Hernández (26), quien recorrerá por segunda vez la ruta migratoria. Cuenta que hace un año llegó por primera vez a los Estados Unidos y se entregó a las autoridades, pensando que iba a recibir asilo, y en lugar de eso fue deportado. Ahora volverá a intentarlo porque dice que lleva mucho tiempo comiendo sólo arroz y frijoles y trabajando de vez en cuando por 250 lempiras. «Hace dos semanas nos dimos cuenta de que iba esta caravana, por TikTok y Facebook, entonces nos animamos y nos venimos», dijo.
José Manueles (23), otro migrante que emprende la ruta, dejó a sus padres en La Esperanza, Intibucá, y emprendió el camino en busca de las oportunidades que su país le niega. Aclaró que él no quiere irse, pero no encuentra otra opción: «Uno se va por la pobreza que hay en Honduras, el dinero es muy escaso aquí», manifestó.
Según dijo, y un grupo de amigos viajaron caminando o pidiendo aventones a los transportistas por no tener dinero para pagar otra forma de llegar. «Vamos sin dinero. A cómo nos toque. Ahí solo Dios con uno», confió.
Organizaciones que trabajan por los derechos de los migrantes, como la Pastoral de Movilidad Humana, estiman que entre 600 y 700 hondureños salen diariamente de Honduras en busca de una mejor vida. Un gran porcentaje del Producto Interno en Honduras se sostiene de las remesas familiares; en el 2023 el país percibió 9,177 millones de dólares, lo que representó más de la cuarta parte del PBI.