Fotografía y Texto: Fernando Destephen
A las 8 de la mañana del 1 de marzo, los campesinos del «Movimiento de Campesinos sin Tierra de Yoro» estaban de pie en los bajos del Congreso Nacional. Durmieron ahí, en colchonetas, desde el martes 28 de febrero cargados con denuncias que exigían mejorar el acceso a la salud debido a irregularidades relacionadas con malos tratos, acceso a medicinas y problemas con la adjudicación de citas médicas en el hospital de El Progreso, Yoro.
Marco Antonio Bonilla, presidente del movimiento campesino, junta sus manos y aplaude; a unos dos metros, otro hombre lo imita, dos más hacen lo mismo hasta que todos se reúnen alrededor de Marco Antonio quien resalta del grupo por su altura, casi el metro noventa, con sombrero blanco y bigote. Luego de escuchar las instrucciones de Marco, poco a poco todos caminan hacia afuera de la plaza del Congreso, cruzan la calle Bolívar y el paseo Marco Aurelio Soto hacia la calle Mendieta hasta la avenida Miguel Cervantes con dirección a la Secretaría de Salud (Sesal) en la calle El Telégrafo, a pocas cuadras del Congreso Nacional. Su objetivo es la destitución del director del hospital de El Progreso, Edgar Murcia, por «incapaz e ineficiente» gritó Marco Antonio desde las gradas que dan acceso al edificio donde funciona la Secretaría de Salud. Una hora fue el plazo que dieron para obtener una respuesta a su primera demanda, la destitución del director del Hospital de El Progreso y, de no ser atendida, advirtieron que pedirían la destitución del ministro de salud, Jose Manuel Mathew. La hora transcurrió y no hubo respuesta, ni a la del hospital de El Progreso ni a la de la dirección de la Sesal.
Nadie los atendió. «No estoy cansado» dijo Marco Antonio Bonilla y aseguró sentirse feliz ya que ahora en las protestas la policía los cuida, ya no los reprime.
«Es para fuera que vas Murcia» coreaban los campesinos frente al edificio de la Sesal en referencia al estribillo de la canción dedicada al expresidente Juan Orlando Hernández, encarcelado en los Estados Unidos por cargos relacionados al narcotráfico.
Al mediodía, la calle El Telégrafo frente a la Sesal estaba cerrada, la temperatura derretía los ánimos. Marco Antonio tomó el megáfono y volvió al discurso, advirtió sobre varias consecuencias por la actitud del ministro. Repitió consignas, volvió a advertir, se quejó de «los mapaches» (así se les llama a los simpatizantes de Libertad y Refundación acusados por los activistas de base de no pertenecer al partido) y de la narcodictadura. Marco Antonio cerró el discurso recordando la promesa de la refundación ofrecida por la presidenta Xiomara Castro y dijo que ellos, como campesinos son, deben ser tomados en cuenta para esa refundación. «Fuera Murcia» coreaban los campesinos en respuesta.
Melvin Ceballos, dirigente de Territorios Unidos, un colectivo de Libertad y Refundación llegó para apoyar la protesta, para llamar a los demás compañeros y mostrar a los campesinos dos puertas más de la Secretaría de Salud que se deberían cerrar para ejercer más presión.
El Movimiento de Campesinos sin Tierra de Yoro es un grupo relativamente nuevo, tiene un año de haber sido creado y cuenta con 32 empresas campesinas legalmente constituidas y 17 empresas campesinas en proceso de formación. El vocero del grupo, José Luis Fuentes, dijo que «somos un movimiento que surge de la necesidad que tenemos en el campo, sin empleo, sin oportunidades entonces tomamos la decisión de que se organizara el movimiento de los sin tierra».
El movimiento exige solución a todas las problemáticas que sufren los campesinos, esta vez protestaron por la falta de acceso a un servicio de salud de calidad, pero en su agenda está también la exigencia por la derogación de la Ley de Modernización Agrícola por considerarla «un monumento a la corrupción de Rafael Leonardo Callejas» y porque « las tierras incautadas por la OABI, [oficina administradora de bienes incautados], que cuentan con sentencia firme, pasen al Instituto Nacional Agrario para reforma agraria» dijo Fuentes.
«Nosotros ya tenemos nuestro plan, en manos de ellos queda la solución pacífica del conflicto, sino nosotros vamos a tomar acciones de carácter reivindicativo porque no podemos esperar más, este país tiene hambre, aquí no se produce la comida que nos comemos, por eso se da la carestía» explicó José Luis Fuentes.
Leslie Castro, secretaria del movimiento, aseguró que se siente muy satisfecha porque anda toda la comisión del grupo, aunque es consciente de que si no exigen sus derechos como campesinos nadie lo hará por ellos.
«Es bien complicado» respondió Leslie a la pregunta sobre la atención en el hospital de El Progreso y denunció que Edgar Murcia, el director del hospital, es familiar de Nelson Leiva, diputado por el departamento de El Progreso por el partido Libertad y Refundación, Libre.
Sobrevivir en el área rural es el mantra de los campesinos porque la situación es «deprimente, muy deprimente» no hay acceso a tierra, algunos se ganan la vida en otras actividades haciendo trabajo informal o en jornales. Otros consiguen «pedacitos de tierra que alguien le alquila para sembrar maíz o frijol» agregó Fuentes mientra seguía esperando ser atendidos por el ministro Jose Manuel Mathew.
El día terminó, nada cambió, el grupo de campesinos se regresó a Yoro, no con los brazos caídos, dijo Marco Antonio, y prometió que van a seguir planificando acciones hasta «arriba dónde está la podredumbre porque no podemos tolerar que este gobierno siga tomado por cachurecos».
La lucha por el acceso a la tierra de este grupo campesino inició en el 2012 cuando formaron las primeras empresas campesinas, con una pausa en el 2015 debido a la persecución política.
Con la llegada al poder de la presidenta Xiomara Castro «hemos retomado nuevamente las acciones por la lucha de la tierra, no solo por los campesinos de Yoro, sino por todos los campesinos de Honduras que son los más desposeídos» dijo Marco Antonio Bonilla, a pesar de que no fue atendido por el ministro Mathew, quien consultado por la prensa redujo la protesta a un complot político en su contra pero sin nombres:
«La marcha de ayer, aquí donde trajeron a grupos campesinos, no voy a dar su nombre, pero este diputado de Yoro fue el que financió traer dos camiones con gente solo para exigir que pongamos el director que él quiere. Esta persona debe andar detrás de la movida y eso no va conmigo. Se lo digo claramente, no voy a cambiar a un director solo porque él presione».
Se solicitó entrevista con alguna autoridad del Instituto Nacional Agrario, INA, que entienda el tema de tierras en disputa o incautadas por la OABI, pero no hubo respuesta.