Al suroeste de Tegucigalpa existe una ciudad en la que nunca nadie vivió. El proyecto habitacional de Ciudad Mateo fue construido a inicios de la década de los años noventa para los empleados del Estado, pero fue clausurado por el alto impacto ambiental que produciría su entrada en funcionamiento. Desde ese momento, cada gobierno ha ofrecido rehabilitar ese proyecto y el gobierno de Xiomara Castro no es la excepción a pesar de que la inviabilidad de hacerlo sigue siendo la misma.
Fotografias y texto: Jorge Cabrera
Casas en el abandono rodeadas de arbustos, espinas, monte y suciedad: así se encuentra uno de los proyectos habitacionales más grandes de Honduras. Ciudad Mateo, ubicada a 17.4 km de Tegucigalpa, tiene décadas de existir pero nadie ha vivido ahí.
Ciudad Mateo se empezó a construir en 1992 durante el gobierno del expresidente Rafael Callejas. En ese momento, se proyectó la construcción de 4,890 viviendas para los empleados del Estado de Honduras, pero el proyecto se paralizó el 25 de febrero de 1998 por estar sobre la cuenca del río Guacerique y la represa Los Laureles, lo que ponía en peligro las fuentes de agua de la capital del país. En efecto, el embalse Los Laureles abastece un 30% de la demanda de agua de Tegucigalpa, beneficiando a una población de unos 210,000 habitantes. Se argumentó que una cantidad alta de personas viviendo en los alrededores de la cuenca agravaría los problemas de contaminación del río. Las obras se detuvieron.
En el año 2014, el Gobierno del expresidente Juan Orlando, a través del Instituto de Jubilaciones y Pensiones de los Empleados y Funcionarios del Poder Ejecutivo (INJUPEMP), anunció la posibilidad de habilitar unas 310 casas de las zonas Tapia I y Tapia II que se consideraban recuperables. Pero la Fiscalía del Medio Ambiente manifestó que no era posible esa recuperación debido al impacto ambiental que generaría. La propuesta fue de nuevo olvidada.
Ocho años después, la rehabilitación de Ciudad Mateo vuelve a ser polémica. En septiembre de 2022, el Director del INJUPEMP, Amable de Jesús Hernández, dijo en una conferencia que la propuesta presentada por el alcalde capitalino, Jorge Aldana, es viable y que es factible habitar 690 viviendas allí para los damnificados por los deslizamientos en la colonia Guillén.
El 12 de septiembre de 2022, centenares de familias fueron evacuadas de la colonia Guillén por una falla geológica que provocó el colapso de al menos 250 viviendas, según el informe oficial de las autoridades de la Alcaldía del Distrito Central (AMDC). Los deslizamientos de tierra provocados por las lluvias torrenciales convirtieron a ese sector en una zona inhabitable.
Las cuantiosas pérdidas no solo abarcan a la colonia Guillén, sino también a la colonia Suazo Córdoba, los daños en esa zona se logran ver desde muchos lugares de la capital. Muchos de los habitantes de esas áreas fueron acogidos en albergues, pero al cabo de un mes y medio se vieron obligados a retirarse por la incomodidad que conllevaba vivir de esa manera. «Han pasado muchos meses desde que salí de mi hogar por los derrumbes, no culpo a nadie, se veía prometedor todo lo que nos ofreció el alcalde, pero solo fue palabrería de político», dijo a Contracorriente Rosa Marín, ex habitante de la zona.
Marín es una de las afectadas que ahora tiene que rentar una casa en el barrio Manchén, muy cerca de donde fue su hogar. Allí habita junto con tres personas más, sus dos hijos y su madre de la tercera edad. Paga 1200 lempiras y solo puede tener una cama matrimonial pegada a otra unipersonal que sirve además de descanso y como ropero, una mesa que sostiene su cocina y, detrás de la puerta, su refrigerador; los baños son compartidos con otros inquilinos y aunque el espacio es pequeño, ellos sienten tranquilidad. «Prefiero vivir así como sardinas, pero no vivir en esos albergues donde a diario éramos humillados, como si fuera nuestra decisión estar ahí» exclamó.
Como alternativa a los albergues, Amable de Jesús Hernández solicitó reevaluar la situación de Ciudad Mateo para lo que se requiere una inversión de al menos 220 millones de Lempiras en remodelación, todo esto luego de la orden de la presidenta Xiomara Castro de habilitar las 294 hectáreas de terreno en esa zona.
«INJUPEMP tiene la capacidad económica para financiar este proyecto de remodelación y que al final la Alcaldía se haga responsable de pagar estás viviendas a largo plazo» dijo en conferencia de prensa Hernández el 20 de septiembre de 2022.
La inversión para habilitar parte de Ciudad Mateo puede llegar a ser exorbitante porque muchas de las casas fueron construidas con tabla yeso y, dado que han pasado décadas desde su construcción, los daños por el tiempo son visibles, no cuentan con ventanas ni puertas y la mayoría no tiene techo; aunque se puede ver alumbrado público, no hay servicio de energía eléctrica. Además del estado de destrucción en que se encuentran las casas, el proyecto habitacional sigue siendo un riesgo de contaminación para todos los capitalinos. Treinta años después, el gobierno intenta revivir este proyecto pese a que la Fiscalía del Medio Ambiente del Ministerio Público lo ha prohibido, así como también lo hizo en el pasado la Secretaría de Recursos Naturales, SERNA, por las consecuencias ambientales que eso traería. En 2011 la secretaría propuso demoler todo el proyecto. Intentamos contactar a la actual administración a cargo del ministro Lucky Medina, pero no se logró obtener su reacción.
«Nos extraña en sobremanera el intento de habilitar Ciudad Mateo, pues no lo vemos lógico; los estudios reflejaron desde su construcción la alta contaminación que podría ocasionar el habitarlo. De hecho, en la actualidad, a raíz de toda esa gente que se ha ubicado a lo largo de la cuenca del río Guacerique ya afecta por la suciedad que dejan» dijo Manuel Amador, presidente de la Asociación Hondureña de Junta Administradora de Agua y Saneamiento.
Durante el verano se sacan hasta hasta 450 volquetas de desechos de la represa Los Laureles, lo que aumentaría si llegan los nuevos habitantes de Ciudad Mateo.
La capital de la República ha tenido un crecimiento de forma desordenada, no ha habido una planificación para la reubicación de la población más vulnerable. Sumado a esto, la irregularidad geográfica de Tegucigalpa no permite que el agua llegue a los caseríos en las partes altas y, lamentablemente, la mayor parte de la población tiene que pagar una factura de agua como si estuviera recibiendo un servicio de una forma estable.
La Fiscalía Especial de Medio Ambiente (FEMA), solicitó a funcionarios públicos de distintas instituciones toda la documentación de soporte acerca de la habilitación del proyecto Ciudad Mateo el 14 de septiembre de 2022. «El Ministerio Público está a la espera de que esto suceda en tal efecto. La última comunicación que se tiene fue que se iba a nombrar una comisión para estudiar la viabilidad del proyecto en sí. En ese sentido, el Ministerio Público solo está pendiente de lo que se pueda dar, porque recuerda usted que ya hay dictámenes de años atrás, los que ratifican que no se puede habitar este proyecto habitacional» dijo Carlos Vallecillo, portavoz del Ministerio Público.
Sin embargo, no todo ha sido pérdidas. La venta privada de agua ha sido un negocio favorecido por la precariedad del servicio público y por el fracaso de Ciudad Mateo. La Distribuidora y Comercializadora de Agua S.A de C.V (DICOA) posee al menos tres pozos dentro de Ciudad Mateo, pegados a las cuencas del río Guacerique, lugar donde nadie creería que existe un negocio redondo. Para llegar a esos pozos hay que ingresar al proyecto en abandono ubicado en terrenos propiedad del Estado. Uno de los clientes de esa empresa es el Ejército de Honduras, quien paga 30 lempiras por llenar 4 barriles con agua y 200 lempiras por una cisterna, las cuales son llevadas a diferentes batallones. La empresa también vende agua a camiones cisternas privados que luego la venden de casa en casa cobrando hasta 45 lempiras por un barril.
Las aldeas vecinas a Ciudad Mateo
La cuenca del río Guacerique no está amenazada únicamente por Ciudad Mateo, también la rodean dos caseríos, Nueva Aldea y Las Tapias, con alrededor de 250 habitantes que usan el río para lavar ropa, trastes y para recoger agua para sus hogares. Reina Flores que tiene 72 años de habitar en el caserío Nueva Aldea, aledaña a Ciudad Mateo, ve con cierto recelo que el gobierno lleve más gente de otros sectores a su zona para ser habitada. «Peligroso, porque esta aldea es sana. Nosotros vamos a nuestras iglesias y venimos a las 11:00 de la noche y todo tranquilo. Piense usted y llega a venir toda clase de gente. No lo tomo a bien, pues. Nunca nos ha pasado nada y ahora tenemos que ver qué hacer para estar seguros».
Los daños al río son visibles con tan solo los habitantes de estas dos aldeas ya que por la falta de un sistema de tratamiento biológico de aguas residuales, muchas de las casas cercanas a la cuenca depositan sus desechos directamente en el río que hoy abastece a buena parte de la población en Tegucigalpa.
Todo en la vida tiene un pro y un contra, y una parte de la población de Nueva Aldea ve los beneficios que traería aumentar la población de la zona. Es el caso de los maestros de la escuela Vicente Caceres, que con la llegada de más personas esperan más apoyo por parte del gobierno y la Secretaría de Educación. «Se vendría a beneficiar al centro educativo, porque las personas que vendrían a vivir ahí pues se tomarían a bien matricular a sus niños en nuestro centro, pero no me queda duda de la contaminación al río si no se toman las medidas idóneas en cuanto a el saneamiento» mencionó Luis Miguel Martinez, director del centro educativo.
La escuela cuenta con una matrícula de 140 niños y los maestros esperan poder tener aún más, el personal es de siete personas entre maestros y director, buscan una mejora para la escuela la cual no cuenta con agua potable, por lo que cada semana gestionan con personas que tienen pozos para recibir donaciones y poder llenar sus cisternas y así tener agua en las instalaciones para que los niños puedan lavarse las manos y limpiar las las aulas.
«Esperamos que con traer habitantes a nuestra zona la prosperidad llegue para esta comunidad por que pocos saben de que existimos, confiemos que todo el que habite ciudad mateo venga con las ganas de crecer y de no dañar» explicó el director de la escuela.
Los damnificados de la colonia Guillén siguen esperando
En la zona devastada por las lluvias de septiembre de 2022, al filo de lo que una vez fue la colonia Guillén, se encuentra doña Leocadia Núñez de 67 años de edad, quien durante el derrumbe de la colonia sufrió de una embolia cerebral y fue trasladada de emergencia al Hospital Escuela. En su casa roja de dos pisos tenía una pulpería que abastecía a los vecinos cercanos. Era lo único que la sustentaba a ella y a su esposo, ya de la tercera edad también. Tenían 41 años de habitar en la colonia, pero luego del incidente tuvieron que vivir por un tiempo con un sobrino que les abrió las puertas de su vivienda en Zamorano, un pueblo ubicado a 35 kilómetros de Tegucigalpa. Hace tan solo 8 días que regresaron a la colonia Guillen. Leocadia tiene que continuar con su tratamiento en el Hospital Escuela, lo que era imposible hacer viviendo en Zamorano. Pero hay otra razón por lo que regresaron, Leocadia vio en la televisión que el Gobierno iba a reubicar a las familias de la colonia Guillén. «Regresé para darme cuenta. Escuché que el Gobierno nos daría casas para habitar y salirnos de aquí, pero nadie ha venido. Todo lo que usted ve aquí es lo único con que cuento, es mi patrimonio», mencionó Nuñez.
Con dificultad, Leocadia se acerca a su cocina de queroseno donde calienta unos frijoles. Llora al recordar que su hija no tendrá el dinero suficiente para comprar los medicamentos que ella necesita. Recorre su casa vacía, sin energía eléctrica, en la que solo hay una cama de madera comprimida sostenida por una caja de refresco. Se observa el vestigio de lo que una vez fue su pulpería.
Las ofertas del gobierno de turno no quedarán en el olvido sobre todo si no se encuentran soluciones viables a la falta de planificación habitacional. Cada año las lluvias afectan barrios y colonias y se ve a funcionarios tratando de retirar a las familias de las zonas en riesgo en las que las personas habitan sin ofrecerles una opción viable.
Sin un plan estratégico para solucionar las demandas de la población y para garantizar hogares dignos, las críticas del pasado contrastan con las intenciones de reactivar uno de los proyectos habitacionales más grandes de la historia de la capital y que, por años, ha existido en el abandono debido a su fracaso.
1 comentario en “Ciudad Mateo: la promesa inviable de cada gobierno”
La no viabilidad de este proyecto se ha relejado en tantos años de estudios y siempre da negativo, por lo que ya los expertos lo han dicho no es viable ni saludabe para la represa, estarian condenando a quedar desabastesidos a mas de 250mil personas.
lo que debe haber cerca de los rios y lagunas son arboles, muchos arboles, los acentamientos humanos contaminarian lo poco que queda del rio. adicionalente se debe buscar el saneamiento de la cuenca y refforestar masivamente para que se incemente el volumen de agua en la misma.
en nuestro pais no hay experiencia en el tratamiento de aguas grises, sino veamos el caso de la planta de tratamiento “roberto martinez lozano” en boulevard kuwait, sin operacion y abandonada hace muchos años. esto debe ser prioridad del gobierno crear los mecanismos para garantizar que las aguas servidas puedan ser utilizadas. el proyecto limpiaba el agua y la lanzaba al rio contaminado. hay que descontaminar la cuenca y no permitir que lleguen a el aguas industriales que contaminen el mismo. rio choluteca deberia ser una similitud con el rio RIN en europa. para el turismo y el ornato de nusetra ciudad seria fabuloso. unidos para rescatar el choluteca deberia ser la meta de muchos voluntarios para dejar a las futuras generaciones un rio sano y generaria ingresos por turismo