Este 20 de julio de 2022 se inauguró el VI Festival Internacional de Los Confines, considerada una de las citas más importantes con la cultura en Honduras. Durante cuatro días, simultáneamente en los departamentos de Lempira y Copán, en los municipios de Gracias y Copán Ruinas respectivamente, se exhibirá del 20 al 24 de julio el talento nacional e internacional en poesía, cine, literatura, pintura y otras artes. En esta sexta edición, este «espacio de resistencia cultural» contará con 20 invitados internacionales.
Texto y fotografías: Persy Cabrera
Los dos primeros días de actividades en el VI Festival Internacional de los Confines pueden servirle a cualquiera que ha tenido escaso –o nulo– contacto con la poesía como inspiración para entender la magnitud cultural de este evento. También, en sus dos primeras fechas, el festival ha dado muestra del lenguaje con el que los poetas entienden y expresan diversas facetas de la vida y ha manifestado la valentía de sus organizadores ante el abandono al que las administraciones pasadas habían condenado al arte en Honduras.
En esta sexta edición, el festival inició con la presentación de zanquería del Teatro La Sierra en la plaza San Sebastián a las 5:00 p. m., y los gracianos y gracianas salieron de sus casas a ver a los zanqueros que emprendieron una marcha al ritmo de tambores por sus calles de piedra hasta llegar al Fuerte San Cristóbal, una edificación con más de 170 años de historia, para la apertura oficial del VI Festival Internacional de Los Confines.
Salvador Madrid, poeta y fundador de este Festival, en sus palabras de bienvenida hizo referencia a la crónica publicada en Contracorriente sobre el Festival Internacional de Los Confines celebrado en 2021: «Y hoy, que un país como Honduras exista todavía es un milagro. Pero que en un país como Honduras existan festivales de poesía, es un milagro dentro de otro milagro», citó el gestor cultural.
Las palabras de Madrid se refieren a que este Festival, único en Honduras, comenzó sin apoyo gubernamental y fue posible gracias al esfuerzo de voluntarios y la ayuda de muchos empresarios de la zona de Gracias, Lempira, quienes, convencidos de que el festival puede atraer turismo, apoyaron con dinero y logística para su creación. Néstor Ulloa, poeta y miembro del equipo de este festival, decía en otras ocasiones que «este festival se ha hecho con cero de presupuesto».
Sin embargo, este año ha vuelto a recibir el apoyo de dos secretarías del Gobierno, como son la Secretaría de Estado en los Despachos de las Culturas, las Artes y los Patrimonios de los Pueblos, dirigida por la poeta e historiadora Anarella Vélez, y la Sedesol, dirigida por el también historiador José Carlos Cardona: «Quiero hacer un reconocimiento muy especial a dos entidades que nos han dado la mano de manera muy fuerte y que las extrañabamos –señaló Salvador Madrid–: a la Secretaría de Cultura, Artes y Deportes que fue borrada desde hace muchísimos años y hoy se está recuperando poco a poco, y un agradecimiento a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol)».
Era difícil que el Festival de los Confines recibiera la ayuda gubernamental que merece cuando las autoridades ni siquiera consideraban que una Secretaría de Cultura, Artes y Deportes debiera existir. En el 2014, en el gobierno del expresidente Juan Orlando Hernández y por medio de un decreto ejecutivo, esta secretaría dejaba de existir para «optimizar los recursos del Estado y eficientar el funcionamiento de la administración pública». La promoción de la cultura, el arte y los deportes quedó a cargo de la Secretaría de la Presidencia, una entidad de la que se puede dudar sus capacidades para cumplir con la tarea de la secretaría que había sido eliminada.
Salvador Madrid añadió que ahora que esta institución volvió como la Secretaría de Culturas, las Artes y los Patrimonios de los Pueblos de Honduras y junto con Sedesol (antigua Sedis), en conversaciones con sus ministros sus ideales sobre la cultura coincidieron y concluyó que «no creemos en ideas de la cultura como souvenir, no creemos en ideas de la cultura como adornos o decorativas. Creemos en la cultura como parte del desarrollo social».
Durante sus cinco pasadas ediciones, el Festival Internacional de Los Confines se mantuvo como un espacio de resistencia cultural e incluso para alguien desconocedor de la poesía, el festival se encarga de introducir a sus asistentes por este mundo y, además, cubre diferentes disciplinas artísticas que nutren las mentes de inspiración, libertad y de compañía. Conocer figuras emblemáticas de la cultura hondureña invita a buscar más sobre qué hacen los artistas, cómo interpretan los músicos, escriben los poetas o se preocupan por el aprendizaje cultural de las futuras generaciones.
En la inauguración del VI Festival de los Confines se homenajeó a dos de esas figuras emblemáticas; José González, poeta e investigador cultural y a César Rendón, pintor y escultor.
Para homenajear a José González se presentó Estado de Gracia (Efímera, 2022), una colección de 30 libros del poeta, que Salvador Madrid definió como la colaboración de editores y poetas en una muestra de celebración a su obra. El Premio Nacional de Literatura de 2008, José González, admitió que esta es su primera participación en un festival a pesar de tener más de 40 años de trayectoria en la que ayudó a fundar alrededor de 50 casas culturales en el territorio nacional, trabajo sustancial en la preservación del arte y la cultura.
González, en una entrevista a Contracorriente expresó que considera que el Festival de los Confines es «el principal evento, poéticamente hablando, en el territorio nacional» que a pesar de ser joven –esta es su sexta edición– agrupa la mayor parte de intelectuales de Honduras e invita a artistas internacionales, y eso es algo «que no se ve en los demás festivales de otros pueblos. Y eso enriquece y engrandece la ciudad, le da una riqueza cultural diferente». Además, el poeta compartió la alegría que le brinda el ser homenajeado por una generación de poetas más jóvenes que él y que le dignifica porque «estos jóvenes creen que yo pasé por aquí haciendo una buena obra».
Como último punto de la inauguración, para celebrar la vida y obra de César Rendón, se presentó una muestra de pinturas y esculturas de este artista oriundo de Lempira, departamento anfitrión del VI Festival de los Confines. Los invitados y asistentes de la actividad pudieron disfrutar de una colección representativa en la cultura hondureña de la que Salvador Madrid expresó en una entrada de su blog, titulado «César Rendón, del impulso creativo al lenguaje pictórico», que si uno ve el proceso de Rendón «encontrará sobre la tela esa mancha violenta, brusca, sucia y en continuo movimiento, escarbando la sorpresa y el desasosiego…»
El segundo día de festival, el 21 de julio por la mañana, en la Casa Galeano frente a la Plaza San Sebastián las puertas se abrieron para dar la bienvenida a seis poetas americanos que brindaron una lectura de poesía y celebraron el desarrollo del VI Festival Internacional de los Confines y también la oportunidad de reunirse presencialmente a escuchar los versos que declamaron sus colegas.
La duda podría invadir a alguien que no suele asistir a un evento de lectura de poesías, ¿qué diferencia puede hacer asistir de forma virtual o presencial a una?
Jorge Ortega, de México, considera que la lectura presencial de poesía, además de ser una oportunidad para encontrarse con otros poetas, es aún más significativo el encuentro con el público porque es ahí «donde se puede donde consigue redondear el ciclo de trayectoria y la vitalidad de la palabra poética, que se puede leer y se puede escuchar en vivo». Además, aunque es considerado por él como una visión utópica u optimista, expresó que a través de esta actividad «estamos de alguna forma furtiva o humilde estamos ayudando a propagar la fraternidad humana a través de la poesía».
El poeta salvadoreño, Alfonso Fajardo, considera que la presencialidad permite que las personas se puedan organizar mejor y asistir a las actividades y que, además, el contacto con el público no es igual que en una lectura en formato virtual. También compartió su alegría al considerar que este es un espacio importante para la libre expresión de los poetas y espera que, ahora en adelante, este sea un país en el que «los poetas nacionales puedan expresarse libremente, ahora en esta nueva época que está viviendo Honduras, que promete mucho, ojalá que así sea».
Francoise Roy, poeta canadiense, admitió que ella viene de una generación que podría considerar «magia negra» lo que hacen las nuevas tecnologías y que aunque las nuevas tecnologías de la información son algo bueno, la gente no debe olvidar la importancia de ver a las personas. Asimismo, expresó que este espacio es una oportunidad para los poetas para «tocar las plantas, abrazar a la gente, cosa que no se puede hacer virtualmente».
Aunque desde fuera el universo de la poesía –para los que no entran a menudo en él– parezca complicado y abstracto, la gente que la escribe es amigable, risueña, con afinidad a la comedia y con un entendimiento de la vida cercano al corazón. Estar a su alrededor implica escuchar risas y muchas anécdotas del lejano pasado, parecen tener una habilidad sobrehumana para recordar con profunda precisión su niñez y juventud.
El VI Festival Internacional de los Confines invita a conocer la poesía, sus autores y a soñar a través de su lectura. Un año más, ahora con el apoyo que extrañaba, inició este espacio de resistencia cultural que, para regocijo de nuestros artistas y para el departamento de Lempira, no tiene visos de detenerse.