Asciende constantemente la incredulidad en la población hondureña sobre el manejo de contagios de COVID-19 por parte del Gobierno de la República. Para el plan de contención de la pandemia se han aprobado presupuestos millonarios en el Legislativo, sin embargo, se han cerrado 109 de 298 centros de triaje a nivel nacional en los últimos meses.
Texto y fotografías: Laura García
Simultáneo a la veeduría que corresponde hacer sobre el proceso de vacunación en el país, es importante regresar a abordar con rigurosidad la curva de COVID-19 y su manejo, «pues el porcentaje de población vacunada es mínimo en contraste con los niveles de personas contagiadas», tal como lo explicó Mary Vallecillo, científica e investigadora hondureña.
Dolores Ortega, directora departamental de Salud del departamento de Comayagua, aseguró que los meses de junio y julio de 2021 presentaron un «leve aumento» en las cifras de contagio en la zona central del país, en comparación con los mismos meses en 2020, cuando se registró el pico más alto de contagios. Contrario a lo que la población espera, en lugar de abrir más triajes, se han cerrado 4 de 21 centros en los que originalmente se brindaba atención médica en los municipios de San Sebastián, Las Lajas y La Trinidad, todos del departamento de Comayagua.
A pesar de que los casos continúan en incremento, el cierre de centros de triaje no es un problema ajeno para los demás departamentos del país, pues según un informe reciente del Foro Nacional de Convergencia (Fonac), se han cerrado 109 de 298 triajes en todo el país. Los departamentos con más altos índices de contagio son Copán, Francisco Morazán, Intibucá, La Paz, Lempira, Ocotepeque. Es en estos mismos departamentos donde se ha cerrado un gran número de triajes: el 56.52 % de centros asistenciales se han cerrado en Copán, 21.43 % en Francisco Morazán, 47.06 % en Intibucá, 89.47 % en La Paz, 46.43 % en Lempira y el 37.50 % en Ocotepeque.
El último reporte del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager), publicado el 22 de julio de 2021, informa que «se realizaron 3469 nuevas pruebas para diagnosticar el virus, de las cuales 1188 dieron resultado positivo. Asimismo, lamentablemente informa el fallecimiento de 23 personas confirmadas». Con estas nuevas cifras, Honduras está a 182 casos de alcanzar los 160,000 contagios de COVID-19.
La situación del departamento de La Paz resulta alarmante, puesto que solo tiene dos triajes habilitados para 19 municipios. El Hospital Dr. Roberto Suazo Córdova, de la ciudad de La Paz, según su boletín informativo del jueves 22 de julio, presentaba el 97 % de ocupación hospitalaria. Por su parte, en el boletín del mismo jueves, el Hospital Santa Teresa, de la ciudad de Comayagua reportó un paciente estable, 5 en estado grave y 11 en estado crítico.
Ortega afirmó que aunque la curva sí asciende, los porcentajes de mortalidad se han reducido aún en pacientes con una sola dosis de vacuna. Agregó, con relación al proceso de vacunación, que no han visto renuencia por parte de la población para asistir a las jornadas y que en la zona central no ha fallecido ningún paciente inoculado con ambas dosis.
Por otro lado, Francis Lagos, encargada del Centro de Salud Gustavo Boquín, en Siguatepeque, Comayagua, afirmó que aunque ha sido más fácil en las últimas jornadas porque a los ciudadanos les interesa completar su esquema de inmunización, en esta ciudad sí hubo renuencia por parte de la población para asistir a los centros de vacunación, entre ellos la Escuela Colombia, Escuela Ernestina Flores y la Escuela Honduras.
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Aunado a la calamidad hospitalaria por falta de insumos, Ortega anunció el robo de 16 tanques de oxígeno del triaje ubicado en el gimnasio del Instituto León Alvarado de la cabecera departamental de Comayagua, también denunció el robo de los tanques al Ministerio Público (MP). Surgen con este hecho algunas incógnitas: «¿acaso fueron los mismos encargados?, ¿quién más tiene acceso permitido al triaje, y cómo los cargaron si son tan pesados?», se preguntaba Sandra Rodríguez, mientras hacía un análisis de la situación con amigos desde su perspectiva como ciudadanos.
El informe del Fonac estableció que en Francisco Morazán «los centros de triaje y estabilización de los municipios de El Porvenir, La Libertad, Marale, Nueva Armenia, San Antonio de Oriente y San Miguelito, se encuentran cerrados, lo que provoca una presión muy fuerte en los triajes metropolitanos que prestan servicios en Tegucigalpa y Comayagüela, y a los hospitales de la capital de la República».
Los centros de triaje son dirigidos por las mismas corporaciones municipales, gestión que ha sido cuestionada por los expertos, pues sugieren que los centros deben ser manejados por instituciones especializadas en crisis sanitarias con la preparación adecuada, mientras que los jefes edilicios, en su mayoría, no tienen conocimiento médico científico.
Según el informe del Fonac, los triajes cerraron y no porque ya no fueran necesarios o porque la población haya sido totalmente inoculada, sino debido a la falta de financiación del Gobierno central para las municipalidades. La única opción ha sido la clausura de los centros de atención de COVID-19 y enviar a la población de las localidades a otras ciudades para recibir asistencia médica, en algunos casos de emergencia.
Según el informe del Fonac, los triajes cerraron y no porque ya no fueran necesarios o porque la población haya sido totalmente inoculada, sino debido a la falta de financiación del Gobierno central para las municipalidades.
Algunas organizaciones ajenas al Gobierno han tenido que interceder ante la falta de apoyo de la Secretaría de Salud (Sesal). Médicos sin Fronteras (MSF) indicó cómo han tenido que intervenir ante la creciente necesidad de trabajar directamente con algunos centros de triaje en todo el país. Han adquirido ambulancias para atender cientos de pacientes rezagados por el sistema de salud, principalmente en los triajes del Polideportivo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, el Instituto Milla Selva y otros en la ciudad capital.
Motivados por el veloz crecimiento de los números de contagios en el país y la constante preocupación por los hospitales colapsados, la Asociación de Médicos del Instituto Nacional del Tórax, en un comunicado de prensa, instó al Gobierno a proveer insumos y medicamentos para las Salas COVID y la unidad de cuidados intensivos (UCI).
De igual forma, y en el mismo sentir que el pueblo hondureño que se muestra escéptico a los informes del Gobierno central, solicitó el registro de información actualizada y oportuna de la situación epidemiológica en el país, «que deje de intentar generar una imagen tan alejada de la realidad que vivimos», concluyeron los médicos en el comunicado.
El Gobierno de la República en su Plan de Introducción a la Vacuna, publicado en enero de 2021, aprobó un presupuesto de 68,381,877 dólares estadounidenses para la implementación del plan en su totalidad, esto equivale a 1,639,797,410 lempiras. Pretendiendo «lograr cobertura nacional de vacunación contra la COVID-19, por región sanitaria, red/ municipio y establecimiento de salud igual o superior al 95 % en cada uno de los grupos en riesgo priorizados», según el inciso IX del plan.
«Honduras ha recibido 2,924,000 dosis de vacunas contra la COVID-19. El 16 % de la población elegible ha sido vacunada con su primera dosis y solo 1.3 % ha recibido la segunda dosis», explicó Blanca Munguía, directora del sector Social de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ). Según las proyecciones de este organismo de sociedad civil, si se continúa con este ritmo de vacunación, solo se habrá inoculado el 21 % de la población elegible a finales de 2021.
El contador de vacunas de la Fundación Avina registra en su página web el 9.22 % de población elegible vacunada hasta el 7 de julio de 2021. De ese porcentaje, el 1.33 % fue vacunado en la semana del 1 al 7 del mismo mes. La Secretaría de Salud ha completado el esquema de vacunación de 56,985 hondureños. Asimismo, calcula que a este ritmo de vacunación, Honduras habrá completado el ciclo de vacunación en 68 semanas. Según la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne: «En 47 países y territorios de las Américas se ha detectado al menos una variante del virus SARS-CoV-2, entre las que figuran alfa, beta, gamma y delta».
Mary Lorena Vallecillo, científica bioquímica, instó al Gobierno a acelerar el proceso de inoculación. «Es necesaria una vacunación masiva y en los tiempos acordados por los estudios realizados durante el desarrollo de cada vacuna. Me preocupa el proceso de vacunación en Honduras cuando a las personas se les está dando más tiempo del estipulado entre la primera y segunda dosis», afirmó la científica. Esto por la preocupación en el retraso de la adquisición de las 40,000 dosis del segundo componente de Sputnik V, mismo que compromete el esquema completo de vacunación de una considerable cantidad de ciudadanos.
«Me preocupa el proceso de vacunación en Honduras cuando a las personas se les está dando más tiempo del estipulado entre la primera y segunda dosis», afirmó Mary Vallecillo.
«En Honduras es muy difícil encontrar información sobre el estado de la pandemia, por lo tanto también es difícil hacer un análisis sobre cuántas personas se han vacunado, cómo está el número de contagios y cómo está la atención en los hospitales» comentó Vallecillo.
En año electoral, los partidos políticos van más allá de sus límites para asegurar votos en las urnas, comentaba Blanca Munguía con Contracorriente. La politización de las vacunas se presta a la intensificación del fenómeno del clientelismo: «La Secretaría de Salud es el responsable directo de evitar que las vacunas se instrumentalicen», concluyó.