Por Iveth Vega
Mientras se contemplaba el rostro en el espejo, Arlene pensaba en las nubes del cielo: —¿Quién las pondría allí con la delicadeza de un relojero? ¿Veremos nosotros las cosas tal como Dios las ve?
Luego de sus cavilaciones, volvía a ver su reflejo en el espejo. Su rostro blanquísimo y liso, teñido de aquellas letras que ni sus padres ni ella pudieron explicar jamás.
—Es un poema. Tiene que serlo. La distribución de las palabras me lo hace creer —exclamó—. Estaba en una lengua desconocida o extinta. Desde que era pequeña, sus padres la llevaron a distintos médicos, investigadores, chamanes, religiosos y demás, pero nadie sabía de dónde provenía tal fenómeno. Arlene se acostumbró a aquella excentricidad y los que la rodeaban también. Sus compañeros se sorprendían, pero a la semana todo pasaba y se convertía en normalidad.
A veces, Arlene lograba descifrar en sueños lo que decía el poema que cubría su rostro, sin embargo, al despertar olvidaba todo por completo. Un día pensó en recitar el poema en sus sueños, mientras en la realidad una grabadora almacenaba los sonidos producidos por su boca. Pero al despertar y revisar la grabación, se llenó de desilusión al escuchar sonidos ininteligibles.
Una tarde, Arlene decidió ingerir una caja completa de caramelos azules. Estaban guardados en un pequeño cofre. Se acercó a la ventana, a lo lejos divisó un arcoíris y procedió a borrar el horizonte con su fría mano.
La mujer con un poema en el rostro
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Iveth Vega (Santa Bárbara, Honduras. 1991). Pasante de la Licenciatura en Letras con orientación en Literatura (UNAH). Ha sido publicada en la Antología Existe un lugar... o eso pienso (UNAH- TEC Aguán,
2018) y en la plaquette del Encuentro de Escritoras hondureñas Ciclónicas de Editorial Malpaso (2020).
Ganadora del primer lugar en el Concurso de Poesía Narrativa en el marco del XVI Encuentro de Arte Estudiantil (UNAH, 2019). Finalista del IV Premio Nacional Los Confines 2020.
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2 comentarios en “La mujer con un poema en el rostro”
Bonito cuento, Iveth es una gran narradora.
Exitos amiga.
Precioso relato. Gracias por compartirlo.