El bulevar de los olvidados

Texto: Allan Bú

Fotografías: Delmer Martínez

«Del dicho al hecho hay mucho trecho», dicen en la sabiduría popular. Y esto se puede observar en las calles de las ciudades más importantes del norte del país, ante las promesas que siguen sin cumplirse. El 7 de noviembre de 2020, cuando Honduras recién estaba sacudida por la tormenta Eta y se preparaba para resistir a Iota —el segundo ciclón tropical en menos de 10 días—,  el presidente Juan Orlando Hernández lanzó la operación gubernamental No están solos. Sin embargo aún se ven miles de personas abandonadas a su suerte, tres meses después de que perdieron todo por las tormentas.

Con un discurso efusivo, acompañado del jolgorio de los medios corporativos, el Gobierno anunció que no dejaría solos a los damnificados del Valle de Sula. Prometió viviendas, dinero y ayuda a miles de hondureños que perdieron la esperanza después de los fenómenos naturales.

«Estaremos atendiendo a 300,000 personas que representan 60,000 familias en el Valle de Sula y otras regiones del país», resaltó el gobernante y luego agregó: «compatriotas que están sufriendo: no están  solos». 

En el puente a desnivel ubicado por Chamelecón en la intersección de la CA-5 (rumbo a occidente) y CA-4 (a Tegucigalpa), casi tres meses después de la devastación, encontramos a Xiomara apoyada en una de las bases de la construcción. Desde que la bravura de las aguas del río Chamelecón se llevó su casa en la colonia Morales, San Pedro Sula, ella y unas 80 personas más permanecen en precarias champas debajo del puente. 

Xiomara solo tiene 19 años. Cuando llegaron las tormentas estaba embarazada por segunda vez, así que su segundo bebé nació en el hospital Leonardo Martínez, pero vive junto a su madre debajo de un puente. Apenas tiene 10 días y fue dado a luz por cesárea.

Una joven y su bebé frente a la carpa donde habitan desde que Eta y Iota devastaron varias colonias en el sector Chamelecón. San Pedro Sula, 27 de enero del 2021. Foto Délmer Martínez

Los embarazos y jóvenes en la adolescencia son un problema olvidado en un país  cuyo Gobierno parece desinteresado por la educación. De acuerdo con el Centro de Estudios para la Democracia (Cespad) en el año 2017, Honduras registró 101 partos de adolescentes por cada 1000 embarazos de todas las edades. De acuerdo con cifras del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en el 2019, el país ocupaba el quinto lugar en el ranking latinoamericano en embarazos adolescentes de entre 15 y 19 años de edad.

En el puente, Xiomara ha encontrado un hogar para sus hijos y ella, después que el río Chamelecón arrancara su vivienda ubicada en uno de los bordos protectores. Y ella, esa joven de 19 años, que muerde una golosina y tiene el cabello desaliñado, nos deja una frase que contrasta con lo dicho por el gobernante: «Se olvidaron de nosotros».

En redes sociales se levantó un rumor acerca del desalojo de las personas en puentes y bulevares en las ciudades afectadas. La Alcaldía de San Pedro Sula lo negó, también la de La Lima. A los damnificados tampoco les han notificado nada.   

En sus brazos hay una docena de jugos que fueron regalados por buenos samaritanos. Las ayudas ya no llegan con tanta frecuencia. «Se han olvidado de nosotros. Aquí antes la gente venía a ayudar bastante con comida, ahora ya no», reclama.

«¿Y el Gobierno, Daisy?», preguntamos, —mientras el ruido atronador de una rastra apenas nos deja conversar—, «pues yo no sé, aquí no se han asomado. He oído que el presidente ha andado en los albergues, pero aquí no ha venido ni presidente ni alcalde», responde. 

Daisy Herrera vivía en el bordo de la colonia San Jorge en Chamelecón. Desde hace tres meses vive, junto a su esposa y su suegra, debajo del puente aéreo en la intersección de la CA-5 y CA-4. San Pedro Sula, 27 de enero del 2021. Foto Délmer Martínez

El 5 de febrero, ese improvisado asentamiento humano cumple tres meses. No hay sanitarios. Tampoco agua y luz. En estos momentos, Daysi se aferra a su fe: «yo digo que Dios puso el problema, él pondrá la salida».

Ella sostiene que la ayuda ha llegado de buenas personas y las iglesias, los entes gubernamentales no han respondido, incluso manifestó que hay activistas del partido de Gobierno que se molestan si a ellos les llegan ayudas: «La cosa no debe ser así. Todos necesitamos». 

Les quitaron la luz

 

En La Lima, epicentro de la tragedia, Eta y Iota siguen presentes. Las lluvias todavía azotan los corazones de miles de hondureños que se mantienen viviendo en maltrechas carpas en el bulevar que conecta San Pedro Sula y El Progreso. 

La trocha que va de la Perla del Ulúa a San Pedro Sula sirve de hogar para limeños que residían en colonias que fueron completamente inundadas. Sus casas están inhabitables o ya no existen. 

En días anteriores, a través de Radio Progreso, se denunció que las alcaldías del Valle de Sula estaban en plan de hacer un desalojo de las personas que viven en los bulevares. Las autoridades edilicias de La Lima se apresuraron a emitir un comunicado en el cual negaron intenciones de desalojo. Y los damnificados tampoco han recibido notificación especial, aunque no se confían.

Han escuchado rumores acerca de que en 15 días tendrían que abandonar el bulevar, pero desde el terreno oficial esto ha sido negado. No obstante, algunos de los damnificados nos refieren que han llegado empleados municipales a pedirles que se vayan a los albergues. Además, hay un tramo del bulevar cuyo fluido eléctrico fue cortado desde hace dos semanas. La noche es más oscura en esa calle llena de angustias y desesperanzas. «Quieren que nos vayamos», dicen.

Vecinos de las colonias Filadelfia y colonia Martínez viven en bulevar que conecta San Pedro Sula y El Progreso. Dicen que sus casas todavía no son habitables. La Lima, Cortés, 27 de enero del 2021. Foto Délmer Martínez

¿Y por qué no se van?  

 

Ellos no confían, dicen. Don Mercedy, un hombre de 65 años, nos cuenta que una de sus nueras fue llevada a un albergue. «Le prometieron el mundo y no le han cumplido.Tiene un hijo con síndrome de Down y ni al niño le han cumplido todo lo que le prometieron, ¿entonces cómo nos vamos a mover?». 

Avanzamos un poco más por el bulevar de La Lima, mientras saludamos a Francisco, más vecinos se acercan. «En la colonia Filadelfia nos tienen abandonados», dice una señora de baja estatura y tez mestiza. «Aquí no ha venido nadie de la alcaldía, ni agua nos traen»,  menciona otra voz. 

Eso sí, ninguno de los vecinos ha recibido alguna notificación oficial de desalojo. Mencionan que han visto al alcalde Santiago Motiño hablar sobre el tema en algunos medios de comunicación, pero con ellos no ha cruzado palabra. 

«Vaya a ver esas colonias cómo las tienen y dicen que no están solos. Durante hemos estado aquí, ese alcalde solo vino a dar una cajita de comida, y no nos la daba en la mano, sino que la hacía tirada», nos dice Francisco Galeano, uno de los damnificados.

Su casa está ubicada en la colonia Filadelfia donde ya se ha iniciado la limpieza, pero ellos dicen que todavía no es habitable. «Dicen (en la Municipalidad) que ahí no le meten mano porque ahí no se paga impuestos», sostiene Francisco. 

Nos muestran videos y fotos en donde se observa la precariedad en la que han quedado las viviendas. «Todavía hay lodo, una se hunde hasta aquí», cuenta una de las vecinas, tocándose la rodilla. «En la última calle, el lodo está a la altura de la ventana», grita una mujer que recién llega a la plática. 

«No es que nosotros queramos estar aquí, estamos porque no tenemos a dónde ir. Ellos no se han preocupado por esta colonia», se queja Francisco.

Hasta el miércoles 27 de enero, todas las personas consultadas que viven a la intemperie, no habían recibido el bono de 5000 lempiras ofrecido por el Gobierno de Juan Orlando Hernández, quien el jueves 28 se trasladó en su helicóptero presidencial por diferentes comunidades del norte del país, entregando ese dinero. Dio discursos y consejos a los damnificados. Prometió trabajo y préstamos blandos para adquirir una casa. «Deje de alquilar», les aconsejaba el presidente.

A personas como Nubia este consejo no le sirve. Ella residía en la colonia Roma de La Lima, antes de la llegada de las tormentas Eta y Iota. Ahora vive en una champita en el bulevar. Ahí hace tortillas para vender. Con eso se gana la vida. 

En esa colonia la limpieza ya inició, pero hay montañas de pestilente lodo y agua estancada. Ella no quiere regresar a su casa, porque su marido está enfermo: «Se me va a morir ahí», expresa, aunque no explica la afección de su cónyuge. 

 

¿Y ustedes ya recibieron el bono anunciado por el Gobierno?, le preguntamos a Nubia, «que nosotros sepamos aquí no ha venido. Rumores que va a venir, pero eso desde que estamos aquí (hace tres meses), solo es la bulla». 

Ella relata que los damnificados han recibido apoyo en dos ocasiones de la alcaldía limeña, pero la mayor parte de ayudas han llegado de buenas personas, oenegés e iglesias. «A mí me han anotado para recibir muchas provisiones y no me han venido. Por eso hago tortillas y de eso paso sobrevivo».

Cerca nos encontramos a Yolanda, quien es residente de la colonia Martínez, ella tiene más esperanzas. El lunes 25 fue anotada en un listado para recibir el kit de ayuda que está siendo entregado por el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la oenegé World Vision.

De acuerdo con una nota publicada por el diario La Prensa ya fueron entregados los primeros 400 kits que contienen una refrigeradora, estufa, cama y un tanque de gas LPG. Esta es una iniciativa privada distinta a la anunciada por el Gobierno como parte de la operación No Están Solos. 

Los paquetes prometidos por el Gobierno desprendieron una gran polémica en redes, luego que mencionara que el precio propuesto para cada uno sería de 50,000 lempiras.  Incluso el Ministerio Público abrió una línea de investigación en este caso. Zoila Cruz, ministra de la Secretaría de Desarrollo e Inclusión (Sedis), dijo en aquella ocasión que rayaba la irresponsabilidad hablar de un valor cuando apenas empezaban el proceso. De estos kits no se sabe nada en los bulevares de La Lima y Chamelecón. 

Muchos damnificados no solo no han recibido la atención esperada, otros han sido maltratados después de tanta tragedia. En la colonia La Libertad, pobladores que habían ocupado estas tierras desde hace dos años fueron desalojados. 

Esta colonia fue una de las primeras en inundarse tras la llegada de Eta a Honduras. Ahí todas las casas desaparecieron entre las aguas del río Ulúa.  Cindy Rodríguez entre lágrimas lamentó que las personas que dicen ser dueños reclamen hasta ahora, justamente después de que perdieron todo. «Eso no es tener conciencia, pero hay un Dios en el cielo. A él se lo dejo todo». 

Cindy relató al canal Villavisión que el jueves 28, cuando ocurrió el desalojo, habían más de 40 familias que ya habían regresado a sus hogares. Un juez competente emitió la orden de desalojo. El oficial Daniel Banegas dijo que no hubo uso de la fuerza. 

Así viven los damnificados debajo del puente de Chamelecón.  La mayoría de los que permanecen en estas precarias condiciones vivían en la colonias San Jorge, San José y Morales 1. San Pedro Sula, 27 de enero del 2021. Foto Délmer Martínez

Enmudecen en las municipalidades

En los bulevares hay rumores de desalojo y evidencias de abandono. En las municipalidades del Valle de Sula hay silencio. No hay respuestas claras y contundentes acerca de cómo tratarán la situación calamitosa que viven estas familias. 

Contracorriente contactó sin éxito a la oficina de Relaciones Públicas de la municipalidad de San Pedro Sula. No hubo respuesta alguna. En la comuna sampedrana, al menos desde la oficina del alcalde Armando Calidonio parece que no quieren referirse a este tema.  

Calidonio lleva dos períodos al frente de la comuna sampedrana. Su mandato comenzó en las elecciones de 2013, cuando ganó en una reñida y controvertida batalla al candidato del Partido Anticorrupción, Guillermo Milla. El actual edil busca seguir gobernando un tercer período como precandidato de la corriente Juntos Podemos de Mauricio Oliva del Partido Nacional.

Buscamos la reacción sobre el tema del regidor del partido Libre, Antonio Rivera, pero al final no pudo cumplir con la hora pactada para la entrevista. Estuvo ocupado en reuniones todo el día, porque, según el vigilante del edificio donde está su oficina, en rara ocasión llega.

Toñito, como se le conoce en el ámbito política, perdió las elecciones de 2013 y 2017 como candidato a la alcaldía por el partido Libertad y Refundación. Para las elecciones de este año es el precandidato de la corriente de Darío Banegas del Partido Liberal, institución política a la que pertenecía antes del golpe de Estado de 2009. Ahora ha regresado y busca por tercera vez la alcaldía sampedrana.

En El Progreso hablamos  con Nohely Girón, coordinadora de la Comisión de Albergues y Ayuda Humanitaria. La servidora pública explicó que en ese municipio llegaron a tener 92 albergues, con unas 15,000 familias en los mismos.

Aseguró que la municipalidad progreseña no permitió que ninguno de sus ciudadanos se quedara en calles y bulevares. En este momento todavía hay dos albergues activos, donde permanecen unas 25 familias. Dijo que mediante una mesa de cooperantes, la municipalidad está buscando soluciones habitacionales. De acuerdo con los registros municipales, 636 viviendas fueron destruidas por las tormentas. 

Manifestó que la alcaldía progreseña ya cuenta con un terreno de 10 manzanas para la construcción de viviendas, pero primero se deben construir los bordos de contención, de los cuales se perdieron unos cuatro kilómetros con las crecidas del río Ulúa. 

Afirmó que los damnificados que permanecen cerca del puente La Democracia son oriundos de San Manuel, Cortés, pero que la municipalidad de El Progreso «está en la completa disponibilidad de apoyar las acciones para ordenar las ciudades».

Sobre una posible reubicación de las personas fuera de los albergues, declaró que los municipios del Valle de Sula tendrán una reunión para realizar planes en conjunto. «Esto se debe abordar para procurar que el Valle de Sula esté ordenado». 

Este medio intentó también comunicarse con la municipalidad de San Manuel, pero únicamente recibió como respuesta que la persona indicada para tratar el tema era el alcalde Arturo Castro(Libre), quien está incapacitado.  La oficina de relaciones públicas no ofreció más detalles acerca de la incapacidad del edil y tampoco respondieron cuando consultamos si había intención de reubicar a los damnificados. 

La oficina de comunicaciones en La Lima tampoco respondió a nuestra solicitud de entrevista, pero el martes 26 emitió un comunicado negando que se tenga intenciones de sacar de los bulevares. «En ningún momento ordené el desalojo de mis hermanos y vecinos limeños que están en calamidad doméstica», cita el documento del alcalde Santiago Motiño.

Motiño reitera su solidaridad con los afectados y sostiene que continúan realizando gestiones para que estas personas puedan regresar a sus casas. «Seguimos trabajando de forma diaria e incansable en la reconstrucción del municipio», cierra el comunicado. 

 

Damnificados conversan enfrente de una de las 55 carpas que hay debajo del puente de Chamelecón. Ellos dicen que han sido abandonados por la alcaldía y el gobierno. San Pedro Sula, 27 de enero del 2021. Foto Délmer Martínez

«No están solos» 

«Vamos a tener que invertir este año lo que teníamos que invertir en los próximos tres años», dijo el mandatario Juan Orlando Hernández ante varias personas damnificadas de El Progreso, Yoro. Estaba entregando algunos bonos con un valor de 5000 lempiras.

Al cerrar su discurso advirtió a los beneficiarios que no podían comprar cerveza con ese dinero. Hubo carcajadas y aprovechó para mandarle un mensaje a sus detractores: «aquí está el dinero, diganle a aquellos que se opusieron a estos bonos que lo lamento mucho», declaró. 

El presidente quiso responder a la campaña que inundó las calles hondureñas con la pregunta «¿Dónde está el dinero?», después de la dudosa y sobrevalorada compra de los hospitales móviles, que a nueve meses de su compra, solo funcionan dos. Uno en San Pedro Sula y el otro en Tegucigalpa, que recibió sus primeros pacientes el viernes 29 de enero del 2021. Nueve meses después de la compra.

Y cuando Hernández menciona que «invertirán» lo destinado a tres años en solamente uno, hay que poner atención. Todavía no hay un sitio de transparencia donde el Gobierno publique cómo está gestionando estos fondos. 

Contracorriente solicitó vía correo electrónico a Sedis la cantidad de fondos  asignada y ejecutada al momento en la operación No están solos y a cinco días, aún no tenemos respuesta. 

Esta operación arrancó con la limpieza de las calles de las colonias afectadas, pero el equipo de Contracorriente ha constatado que gran cantidad de colonias en Chamelecón y La Lima continúan sitiados por el lodo. 

Damnificados que habitan debajo del puente aéreo de Chamelecón reciben donaciones. Unas 80 familias viven en pequeñas champas desde hace tres meses. Eta y Iota los dejaron a la intemperie. San Pedro Sula, 27 de enero del 2021. Foto Délmer Martínez

También se ha anunciado que se entregarán 60,000 paquetes de ayuda humanitaria, los cuales constan de dos camas,una estufa con tanque de gas, un filtro de agua y otros utensilios de limpieza. El sitio presidencial recoge que el miércoles 27 fueron entregados 119 en Choloma, Cortés.

El ministro de Finanzas, Marco Midence, afirmó que el Gobierno se preparaba para brindar atención integral a 437,000 personas afectadas. Esta atención no ha llegado ni a Xiomara, Nubia o Francisco, quienes permanecen a la intemperie. Ellos dicen que están solos.



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