La pesadilla de la carretera CA-4

Un comunicador organiza una campaña para reparar los baches de una carretera internacional, mientras resuena el discurso del gobierno que se jacta de tener las mejores carreteras de Centroamérica para justificar los altos impuestos e inversiones viales que ha aprobado. 

Texto: Allan Bu

Fotografías cortesía de Jimy Barahona

«Necesitamos  voluntarios para la reparación de hoyos, ¿quién se apunta?», escribió en redes sociales el 8 de octubre el periodista Jimy Barahona.  «Quienes quieran unirse serán bienvenidos», agregó y después enlistó los materiales y herramientas que necesitaban para comenzar la obra. 

La convocatoria realizada por Barahona parece ser un  llamado para tapar un bache en su barrio o colonia, pero han comenzado a reparar la carretera nacional CA-4. Esta conduce de San Pedro Sula a las fronteras con El Salvador y Guatemala. 

Este corredor, que es uno de los principales del país y que cuenta con 249 kilómetros desde San Pedro Sula hasta Ocotepeque, se ha convertido en una pesadilla para los conductores que tienen que hacer una gran cantidad de maniobras para no caer en alguno de los centenares de gigantescos baches que tienen copada esta importante vía de comunicación.

El periodista Barahona, quien reside en la Villa de Cofradía, jurisdicción de San Pedro Sula, cuenta que ha tenido que esperar muchas horas en el tráfico y que le ha tocado informar sobre numerosos accidentes, algunos fatales, que ha ocasionado el mal estado de una de las principales vías del país.

Barahona y otros vecinos del sector se hartaron. Se cansaron de esperar ante la desidia del gobierno y decidieron actuar. Comenzaron con palas y picos a realizar un trabajo por el que el gobierno cobra elevados impuestos.

Honduras grava hasta con un 36% el precio a cada galón del combustible. Es el segundo más alto de Centroamérica, solo por debajo de Costa Rica.

Estimaciones del Foro Social de Deuda Externa y el Desarrollo, FOSDEH, calculan que el país recauda hasta 15 mil millones de lempiras al año por impuestos a los carburantes. Estos fondos deberían ser invertidos en las carreteras. 

También el gobierno recibe fondos mediante el pago que realizan los ciudadanos para obtener su carné de conducir y el cargo por la tarjeta de revisión de su vehículo. Además, hay que agregar, que en algunas ciudades, tal es el caso de San Pedro Sula, zona norte, hay una tasa municipal para mejorar las calles. 

Con esa recaudación, no habría necesidad que Barahona y sus amigos tomaran palas y piochas, pero la realidad es otra. 

«Se venía madurando desde hace un par de meses, pero debido a que vivo del trabajo día a día se nos había complicado iniciar», nos dice Barahona, quien perdió su trabajo a raíz de la pandemia y ahora informa a través de su página de Facebook y se gana la vida a través de un emprendimiento de entregas a domicilio. 

«Un martes decidí no trabajar y con unos muchachos comenzamos a tapar algunos de los hoyos más profundos que había en la carretera de occidente  entre Chamelecón y Cofradía», nos explica.  

La labor que ha iniciado Barahona y las personas que le acompañan es titánica por la cantidad de daños que tiene el pavimento en el tramo mencionado, pero a él lo motivó la indignación. Dos días antes de comenzar, dos motociclistas habían perdido la vida intentando esquivar un bache. 

Además, el mal estado de la carretera provoca enormes filas cuando los trabajadores del sector regresan de San Pedro Sula. Un recorrido que podría hacerse en 35 minutos puede tardar hasta tres horas.  «Ya no aguantábamos y decidimos meterle mano», nos dice. 

Tras unos cuatro días de trabajo, el comunicador y su equipo han tapado unos 10 baches. Incluyendo un pequeño tramo que era prácticamente intransitable a la altura de la aldea Brisas del Valle, que se encuentra a 20 kilómetros de San Pedro Sula sobre la CA-4. Los días de reparación han pedido colaboración a los conductores que utilizan la carretera. Barahona publica el monto recaudado en su cuenta de Facebook en afán de transparencia. 

Hablando de rendición de cuentas, el Gobierno de Honduras ha firmado y ratificado convenciones internacionales, siendo las más relevantes la Convención Interamericana contra la Corrupción (CICC), ratificada en 1998, y la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (CNUCC), firmada en 2003. 

El gobierno dirigido por Juan Orlando Hernández se adhirió en agosto de 2014 a la iniciativa CoST (Construction Sector Transparency Initiative por sus siglas en inglés). Anunciando que las obras de infraestructura estarían a partir de este momento bajo un proceso de transparencia en el que se evalúan 68 indicadores. 

Estos acuerdos contrastan con un gobierno inmerso continuamente en escándalos de corrupción. En un estudio publicado en febrero del 2020 por el Fosdeh sobre el impacto de la corrupción en economía señalan que el país pudo haber perdido en el año 2018 hasta 50 mil millones de lempiras en corrupción. 

La red vial, de acuerdo con ese estudio del Fosdeh, es uno de los principales escenarios para saquear el erario. El estudio estima que en el período  2014-2018 más de 31 mil millones de lempiras fueron drenados de los recursos destinados a mejorar la red vial. 

El economista del Fosdeh Ismael Zepeda sostiene que nos hemos asustado con el desfalco en el Instituto Hondureño de Seguridad Social, pero esto, ante lo que ha pasado en el área de infraestructura vial, se queda corto. 

Zepeda asegura que para analizar el tema de carreteras en Honduras se debe colocar la variable de corrupción sobre todo lo que tiene que ver con sobrevaloraciones, incluso sostuvo que «algunas (carreteras) son pagadas por el Estado y nunca se han ejecutado».

Foto: Allan Bu

«Cuidar el carrito»

La realidad es que el Honduras sí reporta gastos en infraestructura vial, pero todavía tiene grandes tramos de carreteras importantes en pésimo estado: como la carretera que conecta a La Ceiba con Tocoa y el tramo de Santa Rita con la ciudad de Yoro, en la zona norte, además de la mayoría del Corredor de Occidente.  Ni hablar de las vías de comunicación secundarias. La mayoría permanecen abandonadas. 

Jonás Díaz, un residente en San Pedro Sula nos contó su travesía cuando regresó a su natal Ocotepeque e intentó evadir una escalada de fallas en el tramo carretero que va de San Pedro Sula a La Entrada, Copán, en el occidente de Honduras. «Hay algunos baches enormes», dijo. 

«Me fui despacio para cuidar el carrito», agrega. Su destino está a 200 kilómetros de San Pedro Sula. En una vía sin problemas su viaje tardaría aproximadamente cuatro horas, en cambio se tardó siete horas y media esquivando baches y cuidando su vehículo.

De los 200 kilómetros que Jonás recorrió, hay un tramo de 46, que está en perfecto estado. En el año 2017 el gobierno inició con la reconstrucción de la vía entre La Entrada y Santa Rosa de Copán.  Se sustituyó el asfalto por concreto hidráulico. Este proyecto costó 48 millones de dólares. La consultoría de la obra la realizó Saybe y Asociados cobró 37,780,557 HNL (1,511,222 dólares) por la supervisión. 

La construcción estuvo a cargo de la constructora brasileña Gabriel SA Couto que se llevó del país 46,309,133 millones de dólares por la obra. Esta empresa también construyó un tramo de 38.6 kilómetros de La Entrada, Copán, a Los Ranchos, Copán Ruinas, por un valor de 38, 317,062 millones de dólares.

La presidencia anunció que el monto de la inversión de 4,436 millones de lempiras para reparar las vías La Entrada-Santa Rosa y La Entrada-El Florido con fondos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Fondo Especial para la Transformación y una parte del fondos nacionales.  El costo de esta obra es la tercera parte de las recaudaciones que los economistas estiman que el gobierno hace anualmente por el impuesto al combustible. 

Si aplicamos matemáticas, cada  kilómetro de estos dos proyectos costó al pueblo hondureño un poco más de 25 millones HNL. Es una cifra que se debe estudiar. Un ingeniero civil, que prefiere omitir su nombre, mencionó que entre La Entrada y Santa Rosa el terreno es muy accidentado y que se hicieron varios trabajos de estabilización que son caros. También se colocaron alcantarillas,  pero aún así el costo parece elevado. 

Otro ingeniero civil consultado por los costos para construir una carretera afirmó que desde su experiencia un metro cuadrado de concreto hidráulico tiene un valor aproximado de 1,600 HNL mientras que el asfalto puede tener un costo de 1,100 HNL.

Sobre este tema, el sitio argentino Infobae cita una auditoría del Tribunal de Cuentas Europeo  para realizar una comparación entre el costo que tiene un kilómetro de carretera de asfalto en Europa y América Latina. 

El reportaje recoge que un kilómetro de carretera de asfalto cuesta, aproximadamente, 116 mil dólares en Alemania, 164 mil en Grecia, 215 mil en España, y 218 mil en Polonia.

En América Latina, dice Infobae, es muy difícil realizar esta auditoría porque los países no llevan un registro pormenorizado de los costos, pero calculan que en México durante el gobierno de Felipe Calderón un kilómetro de asfalto tuvo una inversión de dos millones de dólares. En Perú  $900,000,  en Bolivia  $700,000 y en Venezuela  $1,300,000. Concluyen que un kilómetro de asfalto puede costar siete veces más en América Latina que en Europa. Es una contradicción que en los países pobres se pague más por una carretera. 

Y si comparamos a Centroamérica, en Costa Rica (1.2 millones de dólares) y Guatemala (1.1 millones de dólares), el kilómetro de carretera tiene costos muy similares a los que tiene en Honduras.  

Quizás en la corrupción podamos encontrar por qué la carretera de occidente se encuentra intransitable pese a la estimación que hace Ismael Zepeda acerca de que el gobierno en los últimos 10 años ha recaudado unos 120,000 millones de lempiras. 

La carretera a occidente fue rehabilitada totalmente con asfalto entre los años de 1992 y 1996, período que abarcó los gobiernos de Rafael Leonardo Callejas y Carlos Roberto Reina. Los expertos dicen que el asfalto tiene una duración de 15 años. La vida útil de esta vía ya finalizó hace 10 años.

Además, entre Santa Rosa de Copán y Cucuyagua hay cuatro tramos donde el asfalto se perdió completamente. Una de estas fallas se encuentra a la altura de la Aldea El Metal, Cucuyagua, Copán. 

Sobre este tramo, Carlos Chinchilla, director del Espacio Regional de Occidente de Honduras, EROC, afirma que desde hace 30 años hay una recomendación de los expertos de desviar la vía de comunicación por otro sendero «porque eso nunca se va a reparar y eso no se ha atendido», sostiene. 

El EROC realizó un estudio entre 2006 y 2012, y este estableció solo en bacheo entre San Pedro Sula y Ocotepeque se invirtieron en ese período más de 500 millones de lempiras. Y después de esa fecha hubo más reparaciones. Por ejemplo, en el 2016 se destinó casi siete millones de lempiras para tapar hoyos desde Ceibita en Santa Bárbara hasta La Entrada, Copán. 

Foto: Cortesía de Jimy Barahona

Para la red Vial

Honduras posee una red primaria de aproximadamente unos 3,275 kilómetros, que se encuentra pavimentada, pero la infraestructura vial va de unos 18 mil a 21 mil kilómetros. 

En el 2012, el gobierno del nacionalista Porfirio Lobo Sosa se iniciaron los proyectos carreteros llamados el Corredor Lenca (de La Esperanza a Santa Rosa de Copán, costo $ 43.9 millones), Corredor Logístico (Aduana El Amatillo a Puerto Cortés, $90.5 millones) y Corredor  Turístico (del sector La Barca a Corocito, Colón $ 150 millones). 

En esos tramos carreteros hubo una inversión de $288 millones, unos 7,200 millones de lempiras. En 2014, la Iniciativa Cost divulgaba en un informe que 667 millones de dólares estaban destinados a la red vial, pero en aquel momento la mayoría de esos proyectos estaban en construcción.  Parece una cifra potente hasta que se compara con los 120 mil millones de lempiras, que según estimaciones recaudaron en impuesto al combustible los gobiernos nacionalistas en los últimos 10 años. 

Consideró que hasta el 50% de los fondos presupuestados para carreteras se pierden en sobrevaloraciones y ampliaciones. Además, manifestó que tampoco se hacen nuevos tramos carreteros. La inversión se centra en la red que ya fue construida. 

El estudio del impacto de la corrupción del Fosdeh, estimó que  por ejemplo, en la actualidad, el territorio hondureño podría tener una red vial pavimentada tres veces más extensa que la existente. Esto a base de los recursos recaudados. 

En el caso de la red vial también han entrado Alianzas Públicas Privadas (APP) con la concesión de la carretera CA 5, que une Tegucigalpa y San Pedro Sula. Que fue construida con fondos del Estado y donaciones para luego ser entregada a la Concesionaria Vial Honduras, COVI de Honduras. Inmediatamente se instalaron peajes para «recuperar« la inversión de la empresa. 

Zepeda menciona que parte del corredor logístico, que ha sido construido con fondos nacionales y préstamos, podría ser concesionado. «Hay APP, que comienzan desde cero, pero aquí lo más fácil era entregarla y que cobren peaje», dice.

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