Medios, iglesia y política: pilares de un gobierno

La crisis interna del Partido Liberal no impide que los viejos liderazgos políticos sigan vigentes y con poder en su instituto político y sobre las decisiones económicas y sociales del país. El expresidente Carlos Flores Facussé es un ejemplo de ello, él es un líder de la vieja escuela que todavía tiene incidencia en el Estado y sobre todo en su partido para nombrar, apoyar y elegir candidatos.

Un 28 de julio del 2009, un mes después del golpe de Estado, un grupo de abogados, defensores de derechos humanos presentaron una denuncia contra el expresidente Carlos Flores Facussé y contra el cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga. La acusación fue por abuso de autoridad y malversación de caudales públicos en perjuicio de la administración del Estado.

Los delitos de los que acusaban en ese momento a Flores y Maradiaga se desprendieron de la aprobación del Acuerdo Ejecutivo Número 046-2001 de Consejo de Ministros en el gobierno de Flores (1998-2002) que aprobó asignar del presupuesto del Estado una partida de cien mil lempiras mensuales en beneficio del cardenal Oscar Rodríguez, con el fin de atender diversos gastos institucionales del cardenalato.

Lejos de separar la iglesia del Estado, ese acuerdo aprobado en diciembre del 2002 unificaba más a estos dos sectores que siete años después, año en el que se interpuso la denuncia estaban más unidos promoviendo un golpe de Estado. Oscar Andrés fue nombrado cardenal en el Vaticano y el Estado lo premió con cien mil lempiras mensuales.

Flores Facussé era el presidente y su extenso poder en el Estado, en su partido y en la industria mediática lo acuerpó para tomar esa decisión, sin temor a que la laicidad del Estado o las mismas leyes le jugaran en contra.

-Presentamos esa denuncia. Es increíble lo que ha sucedido, el Ministerio Público lejos de investigar con la seriedad del caso, simplemente lo archivó y hasta la fecha además de inactivo está en la impunidad- , mencionó uno de los abogados que suscribió la denuncia, Omar Menjívar.

Para Menjívar la denuncia significó exigir el respeto del Estado ante las finanzas del pueblo y también a respetar a un país laico y que no tiene necesidad de financiar a una institución religiosa, menos a un sacerdote.

-Yo no dudo que acá tuvo algo que ver el poder que tienen estos dos sujetos: Carlos Flores y Oscar Rodríguez Maradiaga. Flores en ese momento era el presidente, todo el mundo sabe que él tiene mucha influencia en el país y en la política. Justo ese año el fiscal era Luis Rubí, alguien que él ubicó como fiscal, antes como magistrado del Tribunal Nacional Electoral y también en la Corte Suprema de Justicia, eso nos demostraba en ese momento a qué nos enfrentábamos- continuó relatando.

Carlos Flores inició en la política hondureña en 1970. Luego de culminar sus estudios universitarios. Su padre fue un empresario de la industria editorial y medios de comunicación, Flores heredó ese legado.

Facussé asumió puestos públicos importantes, fue miembro de la junta directiva del Banco Central de Honduras, ejecutivo del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) y el Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP).

A finales de la década de los setenta desarrolló con más fuerza su carrera política en las filas del Partido Liberal, siempre vinculado al departamento de Francisco Morazán. De presidente del Consejo Departamental Liberal pasó a ser diputado, primero en la Asamblea Nacional Constituyente, de 1980 a 1981, y luego en el Congreso Nacional inaugurado en 1982 tras una década de gobiernos militares.

Sirvió de ministro de la presidencia en el gobierno de José Azcona Hoyo (1986-1990), perteneciente como él a la fracción Movimiento Liberal “Rodista” dentro del partido, y en 1989 fue nominado candidato del PLH a las elecciones presidenciales del 26 de noviembre de aquel año, las cuales, transcurridas entre denuncias de irregularidades, dieron la victoria al candidato del Partido Nacional (PNH), Rafael Leonardo Callejas Romero, quien con el 52,3% de los votos le superó en ocho puntos porcentuales.

 

El “Rodismo” representa al sector conservador del Partido Liberal, sector que por ahora impone su poder en el partido, y del que en este momento forma parte también el candidato a la presidencia Luis Zelaya, apadrinado por Facussé, Micheletti y otros viejos liderazgos de influencia.

Así como otros expresidentes, antes de llegar al cargo en 1994 fue electo presidente del Congreso y tres años después recibió su segunda nominación en la que se convirtió en presidente en 1998.

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La denuncia pedía que a los imputados se les dictara prisión y sentencia condenatoria, de la misma forma pedían que se realizaran las investigaciones correspondientes para que el dinero entregado a Maradiaga regresara a las arcas del Estado.

-Solo el hecho de pedir cárcel para Flores ya era algo casi imposible, pero a veces hay que retar a la institucionalidad- dijo Menjívar.

Enjuiciarlo era casi imposible porque Carlos Flores es hoy por hoy un caudillo con mucho poder en la política hondureña, en la institucionalidad y sobre todo en su partido. Todo su poderío fue construido con más de 40 años de recorrido al frente de instituciones del Estado, del mismo partido, del Congreso Nacional y hasta de la presidencia de la república, todo eso lo convirtió en una de las autoridades a las que hay que convencer para convertirse en candidato liberal.

Además de poder político, tiene influencia mediática, la que le permite orientar su maquinaria de apoyo a sus ahijados políticos. Él es dueño del Diario La Tribuna en Tegucigalpa, y socio mayoritario de Diario El País, medio recién fundado en San Pedro Sula, que surge como plataforma de competencia a Grupo OPSA, propiedad de la familia Canahuati.

Carlos es uno de los caudillos que manda en su partido, en las elecciones primarias del 2012 del Partido Liberal, su hija Lizzy Flores presentó su precandidatura como diputada simultáneamente en dos movimientos internos, eso provocó malestar en el liberalismo, que consideró esa aspiración como una acción ventajosa y poco ética.

En ese momento la indignación aumentó en la militancia liberal porque Lizzy apareció en la posición número 14, cuando en los conteos iniciales ni siquiera figuraba en la lista de los 23 diputados, que es el número representativo de legislativos por Francisco Morazán. Actualmente, Lizzy Flores Flake es embajadora de Honduras ante la Organización de las Naciones Unidas, otro cargo muy cuestionado por la población hondureña.

Durante el golpe de Estado del 2009 contra Manuel Zelaya, Flores representó a una de las familias poderosas que bendijo la ruptura democrática, y brindó todo su apoyo a Micheletti, personaje que en su gobierno formó parte de su equipo de trabajo al frente de Hondutel. En la crisis política de ese año, Facussé lanzó toda su maquinaria mediática para criticar cualquier acción contra el golpe y mantuvo su postura conservadora.

-Acá todo mundo sabe quién es Carlos Flores, fue uno de los principales orquestadores del golpe del 2009, se asoció con las demás familias poderosas del país y hasta lo hizo con las iglesias, el mismo cardenal al que ayudó con los bonos que denunciamos- recordó el abogado que quiso encarcelarlo.

Menjívar lamenta que la denuncia haya quedado en la impunidad, así como quedó el golpe de Estado, las violaciones a los debidos procesos dentro de la justicia hondureña y sobre todo a la misma Constitución a la que en su momento los mismos políticos juraron defender.

 

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Ilustración: Marcela Lara
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1 comentario en “Medios, iglesia y política: pilares de un gobierno”

  1. Carlos Flores fue ministro de la Presidencia en el gobierno de Roberto Suazo Córdova (1982-1986), no en el de José Azcona Hoyo.
    Y los militares estuvieron en el poder casi dos décadas en Honduras, no una, de 1963 a 1982, sin contar el tiempo que permanecieron tras derrocar a Julio Lozano Díaz. Saludos.

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