Es casi una contradicción que exista una Academia de Policía, o que se denomine una ciencia a la carrera militar cuando quienes sirven para la guerra, muchas veces lo hacen en contra de la misma educación. La academia de Policía en Honduras ofrece muchos beneficios para quienes ingresan, puede representar la única salida de la miseria, especialmente para jóvenes en el campo. Es por esto que quienes salen educados en la violencia sienten el deber de agredir, aunque ese no sea su real mandato con la ciudadanía.
Las órdenes que reciben para agredir estudiantes nunca será desobedecida, a pesar que ellos se beneficiarían de que el país tenga educación de calidad y gratuita. Así es Honduras, un país donde la violencia y la represión se imponen a la educación.