Al cabo de un tiempo en base a lo vivido a mis 32 años me descubro, me etiqueto y concluyo que soy una mujer que ha vivido sometida desde antes de nacer en este mundo machista. Me gustan las mujeres más que cualquier otro espécimen en el mundo. Soy lesbiana. En mi entorno cuando se es “lesbiana y bonita” (entiéndase bonita como mujer blanca, delgada lo suficientemente como para poder levantarla durante el coito; senos y glúteos redondos, firmes y con el tamaño adecuado para cada mano, ojos claros, labios gruesos, cabello estilizado y maquillaje mucho, mucho maquillaje) la dominación alcanza otras perspectivas.
Continuamos siendo mujeres, dominadas por un macho, exigiéndonos entre nosotras mismas estar en el estándar de belleza que impone un hombre, mujeres carentes de identidad de género, de solidaridad, de sororidad. Cosificamos a tal grado de ver en la calle a una mujer (bonita: ídem) y fragmentarla en nuestro pensamiento calificando cada parte de su cuerpo. Y todo esto de los estereotipos, de las exigencias estéticas de las mujeres son dictadas, además muchas veces por hombres homosexuales.
En mi opinión mantengo de lejos a los hombres. He sufrido violaciones, violencia extrema por heterosexuales y también homosexuales. Ser parte de la comunidad LGTBI no te hace más consciente y hay mucho odio por mi género también en ese espacio.
Los hombres, sin importar que sean homosexuales siempre gozan de los privilegios que les da el patriarcado. Un ejemplo es que las mujeres transexuales son muchas veces maltratadas por haber renunciado a su apariencia de hombre.
También he escuchado comentarios sin descaro sobre la belleza de una chica. Hablan de «mejores prospectos» según ellos a nuestras parejas o a nosotras mismas. Mujer es sinónimo de invisible en casi todas las partes del mundo y también en los espacios de diversidad sexual existe esa invisibilización de las mujeres lesbianas.
Mujer lesbiana; satanizada en su hogar, en su trabajo, en la sociedad. Mujer lesbiana pobre; tratada con connotaciones groseras, abusada. Mujer lesbiana y negra, excluida porque no encaja en el mundo de belleza impuesto. Mujer lesbiana adolescente, negándose a sí misma porque lo que siente es pecado. Mujer lesbiana mayor, juzgada porque no tuvo «suerte con un hombre». Mujer lesbiana profesional; jamás será lo suficientemente buena para cargos importantes por su orientación y si quiere eso, debe meterse al armario indefinidamente. Mujer lesbiana analfabeta; invisibilizada por completo. Mujer lesbiana perteneciente a comunidades originarias; sometida siempre al juicio de toda su comunidad. Mujer madre soltera, es puta que se dejó preñar de quien no la quería. Mujeres lesbianas casadas; guardando apariencias. Mujer madre lesbiana, mal ejemplo para la criatura (que ya está aprendiendo a ser machista, no importa si es mujer u hombre).
Nos educan en base a ese esquema heteronormativo y machista en donde siempre somos las menos fuertes, las sometidas y las invisibles. Yo estoy poco a poco rompiendo esos pensamientos y me dirijo a cada chica y a cada chico que se atreva a pensar diferente, que se atreva a vivir su vida de manera sana y en paz, sin dañar a nadie ni dañarse a sí misma, a sí mismo. El mundo evoluciona y nosotros debemos evolucionar con él, guiándonos como individuos sanos en todo aspecto.
2 comentarios en “A las lesbianas, la misoginia nos viene de todos lados”
Realidad perfectamente contrapuesta, sobre todo en un país como Honduras con un nivel educativo y cultural carente.
La paridad de género e identidad de género se están ensimismando en el puro concepto sin pena ni gloria.
Devuelve la fé en la sociedad que haya personas con una opinión crítica como la que expones. ¡En hora buena!
Alejandra. ¡Me alegra que hayas disfrutado leerme!
¡Abrazos!