Cada día que pasa la oposición ciudadana al gobierno de Jimmy Morales crece en Guatemala. En las últimas horas, el mandatario anunció que solicitaría ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la salida de Iván Velásquez, presidente de la Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Guatemala (CICIG). La CICIG actualmente investiga el financiamiento de campaña del Frente de Convergencia Nacional al que pertenece Morales.
El presidente Morales dijo que pediría a la ONU que la CICIG deje de investigar temas ligados a corrupción y se dedique a escudriñar sobre actos terroristas. Cifras oficiales indican que cada día son asesinadas doce personas en Guatemala y la incidencia en esa ola de violencia de pandillas ha sido fundamental.
En reacción a ese anuncio las alarmas ciudadanas se encendieron y de inmediato más de 40 organizaciones de sociedad civil convocaron a varias jornadas de protesta, las que arrancaron la tarde del jueves en la Plaza de la Constitución, sitio que en el 2015 se convirtió en el fortín de repudio al gobierno de Otto Pérez, luego de los actos de corrupción que destapó la CICIG sobre su gestión, provocando su encarcelamiento y destitución.
La corrupción es uno de los principales cánceres de los gobiernos centroamericanos, en eso Guatemala y Honduras son similares. Políticos y empresarios involucrados en redes de corrupción que han gozado históricamente de impunidad. Guatemala ha sentado varios precedentes en temas de justicia y la exigencia ciudadana en las calles, Honduras ha intentado seguir esos pasos, sin mucho fruto. Cuando en Guatemala revelaban la red de corrupción de La Línea y encarcelaban al binomio presidencial, en Honduras se daba a conocer el descalabro al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) en el que estaba involucrado el partido de gobierno, por eso, bajo el ejemplo guatemalteco la población salió a las calles exigiendo una comisión como la CICIG. Al final, lo que se instaló en Honduras fue una Misión contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH), estructura de la Organización de Estados Americanos(OEA) y apenas pequeños eslabones de esta red de corrupción se han podido llevar a la justicia.
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Ahora en Guatemala, la misma población que aplaudió la labor de la CICIG sale a expresar su respaldo ante las amenazas gubernamentales de debilitar esa estructura. “Primero se va Jimmy antes que Iván”, expresó un ciudadano guatemalteco en la protesta.
Guatemala y Honduras tienen realidades similares, pero desenlaces distintos: Guatemala permitió la instalación de una instancia internacional con cierta independencia para investigar y judicializar a políticos y empresarios corruptos, al final ese procedimiento sacó a un presidente. Mientras que Honduras a pesar de permitir la operación de una entidad internacional, hasta el momento no ha gozado de independencia para hacer su trabajo.
Honduras, al igual que Guatemala, en este momento enfrenta presiones externas para debilitar el trabajo contra la corrupción. Hoy el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) pidió a la Maccih que sea cautelosa al investigar casos como el del asesinato de la ambientalista Berta Cáceres, poniendo en evidencia que el sector empresarial se empieza a sentir incómodo por algunas líneas de investigación.
La protesta de este jueves en Guatemala se dio en reacción a la petición del presidente Morales de exigir la salida del titular de la CICIG. En los últimos meses la oposición contra Morales ha crecido y este escenario se puede convertir en un punto de partida para una nueva coyuntura política en el país centroamericano.
Se habla a nivel de medios de comunicación, que la incomodidad del presidente Morales con la CICIG se debe a la investigación que se hace sobre el financiamiento de su campaña política, la que lo convirtió en presidente. En medio de esa nebulosa, la población se une al grito de justicia y castigo contra cualquier persona involucrada en actos impúdicos.
Este jueves en conferencia de prensa, la delegación de la CICIG concluyó que el génesis de la crisis democrática en Guatemala es el origen de los financiamientos electorales.
Por el momento la CICIG dio a conocer que están investigando a profundidad posibles vínculos entre estructuras criminales con varios partidos políticos.
La apuesta de estos entes internacionales lleva una línea en común: financiamiento de campañas políticas. La MACCIH también intenta hacer su trabajo sobre ese tema en Honduras, por el momento no ha tenido el mismo resultado e incidencia que en Guatemala.
A pesar de las diferencias que tienen la CICIG y MACCIH, un punto coincidente en ambos países es la incomodidad de los gobiernos de turno. Ambas administraciones centroamericanas a través de sus aliados (empresarios y políticos) han emprendido ataques contra ellos por involucrarse demasiado en algunas investigaciones.
“Estas comisiones buscan desmantelar las redes criminales, es evidente que cuando tocan intereses causan incomodidad y los grupos de poder buscan debilitarlas a toda costa”, dijo el abogado Oscar Hendrix, quien en el momento de las protestas indignadas en Honduras conoció de cerca el proceso de funcionamiento de la CICIG en Guatemala.
Para Hendrix el tema electoral es uno de los principales factores que generan corrupción. “Los partidos políticos cuando tienen vinculación con el Estado sacan dinero público para financiar campañas, por eso es que las comisiones también apuestan a investigar esta problemática, y claro, cuando encuentran algo los responsables se ven amenazados”.
El analista hace una comparación entre ambos países, asegura que tanto en Honduras como en Guatemala los políticos cuando están en campaña o en aprietos de gestión utilizan este tipo de figuras desde el plano oportunista. En el caso de Morales, Hendrix recuerda como se aprovechó del momento político para alabar el papel de la CICIG con respecto a los actos de corrupción de Otto Pérez y en Honduras Juan Orlando Hernández, lo hizo para evitar un desborde social al vender la MACCIH como la plataforma que pondría fin a la Corrupción en el país.
“Los políticos alaban a las comisiones hasta que las mismas se convierten en amenaza”, caracterizó.
En el caso de la CICIG pasó un largo periodo desde su instalación para generar impactos contundentes en materia de corrupción. Honduras hace su primera experiencia de ese tipo y la sociedad mantiene muchas reservas sobre el papel de la MACCIH en el país.
“Es difícil comparar ambas comisiones, pero hay algo real: se tiene que dar tiempo para que trabajen y además consolidar una fuerte unión entre organizaciones de sociedad civil, populares y población”, dijo Hendrix.
En países como los nuestros lamentablemente se está a la espera de una figura externa que venga a componer la institucionalidad que al menos en el caso de Honduras es disfuncional.
Los guatemaltecos tienen temor que si se debilita la CICIG, la institucionalidad pueda convertirse en totalidad a un solo poder: el presidencial, por eso son parte de las preocupaciones latentes a partir de la postura de Morales sobre la CICIG.
Por el momento la población guatemalteca anuncia su regreso a las calles para defender a la CICIG ante los ataques de grupos de poder, mientras que la población hondureña sigue como espectadora ante el papel de la Maccih en el país.
Mientras ambos escenarios evolucionan, las incomodidades de estos grupos de investigación se han convertido en una fuerte amenaza para las políticas de gobierno de empresarios, políticos y terratenientes y se sigue esperando cuál será la posición de la Embajada de Estados Unidos, con su papel determinante en la región.