Bioenergía, la opción de los pobres para sanarse en Honduras

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Líder social, ambientalista y político sin partido: Osman Omar Orellana le ha dado un giro a la utilidad de la bioenergía, una técnica que se ha convertido en un medio de sanación para muchas personas en la zona norte de Honduras.

Aunque no profesa ninguna religión, este joven de 27 años, trabaja en comunidades cristianas con un proyecto de salud enfocado en tratamientos alternativos de medicina natural; sobre todo en Arizona, Atlántida, con la parroquia Nuestra Señora del Pilar y también en la diócesis de La Ceiba, donde ha recibido el beneplácito de los sacerdotes.

La comunidad de Arizona, cerca del mar caribe, ha sido beneficiada con la Casa de la Biosalud Claret, llamada así en honor al padre Claret, por tener los claretianos (orden religiosa que Claret fundó en 1849) mucha influencia en ese sector. Incluso el obispo de esa zona es claretiano.
Hasta profesionales de la medicina han buscado los servicios de este emprendedor hondureño. “La Casa de la Biosalud Claret nace como una alternativa a las grandes necesidades que sufre nuestra población frente a la decadencia en el sistema sanitario en Honduras”, aduce Orellana.

La Casa de la Biosalud Claret nace como una alternativa a las grandes necesidades que sufre nuestra población frente a la decadencia en el sistema sanitario en Honduras”, Osman Orellana.

Según el Código de Salud en sus artículos 1 y 3, “la salud es considerada como un estado de bienestar integral, biológico, psicológico, social y ecológico. Es un derecho humano inalienable y que corresponde al Estado, así como a todas las personas naturales o jurídicas, el fomento de su protección, recuperación y rehabilitación”. Así se incluyó en el marco legal y estratégico del Plan Nacional de salud 2014-2018 de la Secretaría de Salud en el gobierno de Juan Orlando Hernández. Sin embargo, Osman asegura que esto se incumple.

Miles de hondureños y hondureñas se enfrentan a diario con la realidad que dista mucho de lo que cita la ley. La prueba más indignante fue el desfalco al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS). Siete mil millones de lempiras robados de esta institución tripartita que se encarga de la atención médica de las personas asalariadas del país. De esos siete mil millones, según pruebas presentadas por el periodista David Romero, dos mil millones fueron a parar a las cuentas del Partido Nacional de Honduras justo antes de la millonaria campaña política que se desplegó en medios de comunicación masivos para las elecciones generales. Campaña de Juan Orlando Hernández, actual candidato a un nuevo periodo presidencial.
Otra imagen de desastre es la de los hospitales públicos, donde la mayor parte de la población empobrecida recibe atención, aunque sea precaria.

En comunidades rurales como Arizona, la deficiencia de los centros de salud tampoco deja de prevalecer. “El sistema sanitario en Arizona y en el municipio de Tela es decadente. En el departamento de Atlántida solo hay dos hospitales públicos, el de La Ceiba y el de Tela. Un departamento con ocho municipios. En esos hospitales no hay medicinas. En Arizona solo hay cinco centros de salud y en el municipio de Tela solo hay once centros para una población de 70 mil habitantes”, describe Osman.

Osman asegura que en Arizona algunos médicos solo llegan una vez a la semana, otros no llegan. Y la medicina que hay en los centros de salud solo sirve para calmar dolores. Por eso cree que la bioenergía es la opción de los pobres de este pueblo para sobrevivir ante la depresión sanitaria.

La bioenergía utilizada por Osman no es precisamente la renovable o biomasa de la cual se ha escuchado tanto, este sistema de diagnóstico trata sobre la capacidad de sentir el mal a través de las conexiones energéticas que tiene el ser humano, canalizándolas por una reacción corporal por medio de los dedos. Y aunque suena simple, se requiere de preparación para identificarlos.

Osman, que se encontraba inmerso en la ejecución de un proyecto de agua potable proveniente de nacimientos en la comunidad de Nueva Esperanza, atendió la llamada de Contra Corriente y ahondó sobre el origen y beneficio de esta práctica.

“Si es una persona con cáncer de colon, probamos en la mano medicinas, si el cuerpo la necesita nuestros dedos nos dicen que será útil”, Osman Orellana.

¿En qué consiste su proyecto, qué ofrece?
Nosotros usamos una técnica que se llama examen energético, trabajamos la bioenergía. Esto consiste en detectar las enfermedades al hacer una evaluación física del paciente a través de la canalización de la energía con las manos. Por medio del contacto con el paciente nosotros detectamos y damos un diagnóstico.

¿Esa evaluación consiste en tocar o palpar al paciente?
Sí, sí, sí, si lo hago solo, yo toco a la persona, pero si lo hacemos entre dos (son tres promotores de salud), que es lo más recomendable, se usa una varilla de radio o bicicleta (un metal conductor de energía) y se va tocando con la varilla diferentes partes del cuerpo como rodillas, nódulos, hombros, codos para detectar una enfermedad de huesos. Si es para detectar colesterol se pone la varilla en las venas.

¿Cómo saben o en qué momento se dan cuenta que una persona está enferma sin hacer un examen a través de una maquina o laboratorio?
Bueno, eso es lo novedoso de la técnica, porque no usamos ningún aparato ni electricidad. Pero somos seres de energía como las plantas y estamos conectados a la cosmovisión, a la tierra. Pues como los humanos tenemos mucha energía a la que los cristianos llaman alma o espíritu, la misma la canalizamos a través de los dedos: hacemos un círculo en las manos como el que se hace en yoga, que cierran las manos y tocan el índice con el dedo pulgar o el medio con el pulgar.

Cuando los dedos se abren con facilidad hay ruptura de energía, es allí donde sabemos que hay una enfermedad.

¿Mencióneme alguna enfermedad que hayan detectado?
Las más comunes son problemas de colon irritable y diabetes.

¿Qué hacen después de detectarla?
Por la misma canalización de la energía, como el cuerpo es inteligente sabe que necesita para curarse, y nosotros tenemos una variedad de plantas medicinales o medicina elaborada a base de plantas que se la ponemos en una mano al paciente, y con la misma energía tocando el estómago del paciente consultamos si es la medicina que necesita. Ejemplo: si es una persona con cáncer de colon, probamos en la mano medicinas, si el cuerpo la necesita nuestros dedos nos dicen que será útil.

¿Cuánto tiempo dura un tratamiento?
Generalmente tres meses, después de ese tiempo el paciente debe de estar recuperado. Luego les decimos que vengan cada tres o cinco meses para atenderlos.

¿Cuánto cuesta un tratamiento con ustedes?
Entre 700 u 800 lempiras (un mes). El examen solo cuesta 100 lempiras. Para el tratamiento, como hay gente que no le gustan las plantas, entonces las molemos y encapsulamos.

¿Hay testimonios de personas que se hayan sanado con sus tratamientos?
Claro que sí, pueden venir a los barrios de Arizona.

 

Origen de este proyecto alternativo

El pasado 26 de enero, la Casa de la Biosalud Claret cumplió dos años de existencia, sin embargo el verdadero inicio de esta técnica se dio en cerebros prodigiosos como el de Alexander Lowen, un médico y psicoterapeuta estadounidense, alumno de Wilhem Reich, conocido principalmente por sus estudios sobre análisis bioenergético y fundador del Instituto para el Análisis Bioenergético de Nueva York en 1956.

¿Osman, usted ideó usar la bioenergía en Honduras?
La técnica ya estaba siendo usada. En Honduras hay un lugar en Jutiapa (Atlántida) que se llama Centro de capacitación Siloé. Tiene como 25 años de estar funcionando.

¿Dónde aprendió a usar la bioenergía para curar personas?
De la técnica de Lowen y de Atom, ellos decidieron crear una técnica práctica para los pobres, y el estadounidense sabía cómo funcionaba y sabía que según lo que comemos es como nos enfermamos, así crearon el método bioenergético.

¿Cuánto tiempo de preparación le llevó a usted saber detectar las enfermedades?
Depende de la mística que le ponga, yo aprendí como en tres meses porque conocí al doctor Atom. Él montó un gran proyecto en Nicaragua, allá la medicina alternativa es parte de los tratamientos.

Cuando Osman habla de su trabajo y su objetivo de sanación, menciona a otras personas con las que trabaja y con las cuales creó una fuerte amistad, sobre todo por los valores y la lucha social que tiene como propósito beneficiar a su pueblo.

¿Cuándo se refiere a más personas que trabajan, quiénes son?
Somos amigos que estamos metidos en una lucha en contra de hidroeléctricas y minerías, y conocemos las comunidades, las montañas y las necesidades. Y es viendo esa realidad que nosotros nos preguntamos ¿Qué le damos a esta gente? Solo luchamos y no les damos nada, todos están enfermos por el sistema, entonces al platicar con un amigo sacerdote le expliqué que yo conocía sobre la medicina natural y podíamos iniciar con el proyecto, entonces me dijo: “busca a los guirros (chicos) que creas que te puedan ayudar, y échale ganas”, fue cuando le comenté a los mismos jóvenes, unos no creyeron, pero encontré a tres que se capacitaron para aprender y fuimos al Centro de capacitación Siloé a reforzar la técnica.

¿Han tenido algún problema tras practicar este tipo de medicina alternativa?
Antes de comenzar el proyecto lo presentamos con la sociedad civil del municipio. Invitamos a las autoridades del Centro de Salud, a la municipalidad, autoridades de educación, y aunque la municipalidad no mando a nadie, si fue el director de salud, que hizo muchas preguntas. Pero nosotros dimos todos los documentos y los invitamos para que hicieran una inspección en nuestra casa y al final lo aceptaron.
Ahora atendemos de 100 a 105 pacientes por semana. Hasta médicos atendemos.

La orinoterapia, parte de una vida saludable

Beber su propia orina, un concepto de salud que se maneja desde antes de Cristo, y que para Osman, basándose en estudios, es una gran fuente curativa para la humanidad.

La publicación de Joaquín Velázquez Álvarez, catedrático de Salud de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, denominada “La Orinoterapia, datos históricos y estudios científicos” menciona que el dato más antiguo de esta práctica se revela en el Veda Hindú (literatura india, base de la desaparecida religión védica), que nació en el año cinco mil Antes de Cristo, donde se le dedican 107 capítulos a la orinoterapia.
Hay especialistas en contra de esa práctica como el hematólogo Hugo Zuna, que dijo en una entrevista con El Dia en 2009 que beber o inyectarse orina puede producir algunos efectos negativos en la salud pues las personas corren el riesgo de que el líquido tenga infecciones urinarias, vaginales, y de riñón que envenenen la sangre y provoquen la muerte.

Explicó que la orinoterapia no tiene ningún beneficio para la salud, pues no hay estudios científicos que demuestren lo contrario, sino que es sólo una creencia.

Sin embargo, Joaquín Velázquez añadió a su trabajo que los estudios científicos sobre la orina han demostrado que el ácido úrico de la sustancia líquida juega un papel importante para reproducir y activar el DNA de las células (ácido desoxyribonucleico, que es la sustancia de los genes) y que también tiene la propiedad de darle más vida a los órganos.

Agregó que en 1971, la Escuela de Medicina de la Universidad de Kyoto, Japón, descubrió en la orina varios anticuerpos como Interoikin Renina, Protasglandina, los materiales más importantes para combatir las infecciones o tumores malignos.

También destaca el arduo trabajo del doctor chino Atom Inoue, impulsador de la biosalud y otras terapias en América latina. En Honduras estuvo la última vez en septiembre de 2016, tiempo en el que hicieron un congreso sobre orinoterapia.

¿Cómo logran que la gente crea en su tratamiento, porque hay que tener mucha fe, ya que lo común es que la gente vaya a un médico certificado?
Para eso hay que tener una mística, como para ser madre, maestro, doctor, etcétera. Para servir hay que tener mística. Yo que soy el coordinador del proyecto y soy estricto. En la casa tenemos que estar sanos y no enfermos para ser coherente con el paciente.

Practicamos sana alimentación. Yo por ejemplo la practico: nada de embutidos, condimentos, nada de carnes, algunas excepciones si sé de donde viene la carne, y hago orinoterapia.

¿En qué consiste la orinoterapia que hace?
Ayuno con orines una vez al mes durante tres días.

¿Se toma los orines?
Sí, tomo mi propia orina.

¿A qué sabe el orín?
A lo que uno come; si yo consumo vegetales y no como mucha sal ni mucha azúcar, no tomo refrescos como Coca Cola, los orines tienen sabor y olor agradable.

¿Usted le recomienda la orinoterapia a los pacientes?
Uhh sí, incluso montamos ferias.

¿En qué le beneficia a la gente tomar su propia orina?
Bueno, ha sido comprobado científicamente que los orines contienen dos mil propiedades curativas. Luego hay una gama de explicaciones sobre los elementos que contiene la orina como la urea y otros que sirven para curar diversas enfermedades.

Mientras miles de personas en el mundo entran en la discrepancia que si la orinoterapia o la bioenergía son efectivas o no, Osman se encuentra en San Salvador, El Salvador en el “Encuentro Centroamericano de los misioneros claretianos”, donde llegan jóvenes de Centroamérica para participar en una jornada en el marco de la conmemoración de los 37 años del asesinato de Monseñor Romero.
Allí se hacen distintas presentaciones, y los hondureños han presentado lo que hacen en Arizona como misioneros de la salud por medio del proyecto de Biosalud y así expandir esto que se vuelve una alternativa para sanar en sociedades enfermas como la hondureña.

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6 comentarios en “Bioenergía, la opción de los pobres para sanarse en Honduras”

  1. Buenos días Osman
    Quisiera información sobre el lugar en Nicaragua donde puedo aprender sobre biosalud, examen Bioenergético y toda esta maravillosa medicina. También sobre este lugar en Honduras, el centro de capacitación Siloé y qué debo hacer para recibir capacitación ahí.

  2. Yo practico la Orinoterapia hace varios años, tuve diagnostico de cáncer de mama y no progreso sin operarme ni tratamiento. Siempre me he sentido saludable, y con energía de autocontrol.

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