La crítica de moda como arma de machismo y homofobia

Texto e ilustraciones: Angel Gabrello
Portada: Persy Cabrera

Desde muy pequeño, la moda y la estética me han servido como una fuente de inspiración y seguridad de la dura realidad. Es un mundo que te ofrece un escapismo, expresión, libertad, entre otras cosas. Pero ¿qué pasa cuando estás en ese mundo seguro que has construido y notás que dentro de él también existe el odio y prejuicio?

Conforme han pasado los años me he dado cuenta de que las personas diversas también podemos encontrar en nuestra comunidad machismo, homofobia y prejuicios hacia las mujeres, y también hacia los miembros del colectivo.

Sí, existen problemas más relevantes para nosotros, la población LGBTQI+, como  la lucha eterna por nuestros derechos, la imposición de creencias religiosas, la desinformación y prejuicios hacia la diversidad. Estas perspectivas sobre la libertad sexual vienen de lo aprendido en un entorno religioso y machista, como suele ser en Honduras. Aún así, aunque no sea nuestro problema principal, no puedo pasar por alto el hecho de que existe un porcentaje de hombres homosexuales que actúan como heterosexuales misóginos.

A través de la historia, la población LGBTQI+ ha tenido una gran influencia en la industria de la moda y la cultura popular, con diseñadores icónicos que vienen desde el frances Thierry Mugler al británico John Galliano, personajes animados como Úrsula de La Sirenita, inspirada en la drag queen Divine; y a esto le sumamos a personas de la comunidad trans saliendo a las calles a protestar utilizando los atuendos más creativos y extravagantes.

A nivel internacional y nacional, a pesar del odio y el riesgo al que se exponen muchos de estos miembros del colectivo, utilizan la moda como una herramienta de libertad que podemos ver en marchas desde hace más de 50 años. Las lesbianas, personas trans y gays, décadas atrás, fueron las primeras personas en protestar en las calles y exigir los derechos y la libertad que nos pertenece. También las personas queer, hombres femeninos, mujeres y madres aliadas que utilizaron la moda como representación visual de su libertad, fueron fundamentales en el avance como comunidad, protestando por nuestros derechos, por la equidad social y el respeto a la diversidad en contra de la discriminación. ¿Toda esa lucha para que otro miembro del colectivo hoy denigre mujeres o juzgue a otro gay porque viste muy femenino? ¿Cómo se puede decir que se tiene una mente abierta y un estilo de vida moderno cuando existe este machismo y homofobia internalizada?

Cuando se trata de mujeres y su manera de vestir he escuchado y leído, infinidad de comentarios de hombres gays, como: «Ese vestido la hace ver cómo barata»,  «se le marcan todos los defectos», «tiene celulitis», entre otros. Lo peor es que, entre este tipo de comentarios —y otros peores— que se aceptan por «saber» de moda, muchos se sienten con el derecho de poder comentar sobre el cuerpo de una mujer en una forma despectiva y machista, es casi como si se olvidaran de que seguimos siendo hombres.

Cuando se trata de hablar de otros gays, los comentarios vienen desde que «es demasiado femenino» o «se viste como mujer», hasta  «yo soy gay, pero no como los demás, yo me visto como hombre». Para mí estas personas representan la versión gay del pick me o, en otras palabras, un intento de querer decir y tratar de demostrar que «son especiales y no son como el resto». 

Si tu estilo es vestirte de una manera masculina o de una forma casual y como estereotípicamente hablando se considera «de hombre», está perfecto, de eso trata la moda, de usar lo que vaya más acorde a tu personalidad y tu expresión. 

En mi caso, por nuestro contexto social, la mayoría de las veces tengo que usar ropa que me dé un perfil bajo, ya que algo que aquí se considera escandaloso ha sido tendencia desde los noventa en países de primer mundo. Sin embargo, me visto como quiero en lugares donde me siento más seguro, como con amigos, en fiestas, o en el mall, etc.  Si ando con algo que sea un poco fashionable caminando en la calle, siento que me expongo a que me chiflen, me digan algo o hasta que me asalten. Aun así, vestido de forma casual, me siento algo expuesto y siento las miradas de señores, que parece que les caigo mal por respirar, por ser quien soy, y no puedo ni imaginar lo que siente una mujer en la calle.

Si alguien gay se viste de una manera más neutral por seguir la heteronorma o porque simplemente es su estilo, no existe ninguna jerarquía gay que diga cuál es más aceptable: si el femme o el masc. Todo esto viene, como he dicho anteriormente, de este machismo internalizado en el que, si sos hombre y te ves como hombre estás bien, pero si sos mujer o si te ves más femenino entonces es un insulto. Incluso intentan juzgar qué tan «activo» o «pasivo» se ve alguien según su forma de vestir, como si tuviéramos que seguir a fuerza un patrón heterosexual, reforzando aún más todos los prejuicios que tenemos afuera de nuestra misma comunidad.

El conocimiento en moda es una herramienta muy útil a la hora de sentirte seguro y quizá ayudar a otras personas a encontrar qué es lo que les queda mejor con base en su personalidad. La moda no es cuadrada, es un arte de opciones infinitas en el que solo si piden tu consejo podés aportar a construir la seguridad y confianza de una persona, en vez de destruirla.

La comunidad es diversa y llena de personas increíbles que gracias a sus experiencias y aprendizajes jamás actuarían de esta forma, pero no se puede negar que sí podemos encontrar a personas con esta clase de pensamiento retrógrada. Si no te gustó cómo se vistió una mujer para un evento y lo pensás comentar, ya sea porque es tu trabajo o porque simplemente estás con tus amigos y realmente conoces sobre el tema, no debe ser una oportunidad para utilizar términos machistas o hablar de su cuerpo de una forma despectiva. Si conocés a alguien que viste de una manera más femenina, antes de hacer comentarios homofóbicos recordá que por personas como él, es que hoy en día vos podés decir que sos gay.

Es en esas situaciones en las que me doy cuenta de que los estereotipos no han muerto, y que muchas veces la crítica de moda es utilizada como una herramienta para dañar en lugar de construir. Además, esta crítica no está basada en la moda, sino que solo quieren juzgar con base en estereotipos anticuados.

Especialmente en un país como Honduras, es difícil romper con todos estos estereotipos machistas y homofóbicos que vienen de personas de la diversidad.  En algunos casos se debe a la presión social, falta de educación en el tema, y el entorno en el que se vive; sin embargo, hoy en día hay infinidad de plataformas en las que podés expandir tu comprensión e informarte.

Es necesario romper el estereotipo del «gay criticón», que a veces sale del mismo arquetipo que «todas las mujeres quieren tener de amigo» o «el amigo gay que sabe de moda y critica a otras personas y no es como los otros gays». Incluso llegué a escuchar una vez a una conocida que dijo: a mí me gusta Ángel porque él no es «loca». Lo que para ella era un cumplido, para mí fue una ofensa, porque yo tengo amigos y conocidos a los que admiro mucho, que son más femeninos, yo también lo soy, hay unos que son más expresivos y otros más relajados. Pero eso es lo de menos, tu identidad evoluciona, tu estilo también y ese tipo de comentarios afectan tanto a la comunidad como a ellas mismas, ya que  cosifica a ambos; a un hombre gay lo convierte en un accesorio y a las mujeres en objeto. Ya tenemos suficiente con qué lidiar como minorías como para atacarnos entre nosotros.

«La moda debería ser una forma de escapismo, no una forma de prisión»”; esta frase de Alexander McQueen es una que siempre me acompaña cuando pienso en estos temas. Como diseñador, como artista y miembro de la comunidad, no quiero utilizar mi conocimiento o mi marca como una herramienta de destrucción y de odio hacia otras personas. Todo lo contrario, siempre quiero que las personas mejoren su autoestima y estén orgullosos de ser quienes son.

Autor
Tegucigalpa, 4 de julio de 1999. Emprendedor, ilustrador y diseñador de moda. Dibujo desde los 4 años y comencé a diseñar desde 2017. Desde muy pequeño me ha fascinado la cultura pop y con el paso del tiempo me interesé en la moda, el empoderamiento de la mujer y los derechos LBGTQI+.
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