Un jurado de doce ciudadanos de Nueva York declaró a Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras, culpable de tres cargos de narcotráfico en perjuicio de los Estados Unidos. Hernández lideró una conspiración que convirtió a Honduras en un narcoestado. El 26 de junio de 2024 el juez dictará la sentencia.
Por: Contracorriente
«Díganle al mundo: yo soy inocente. Las quiero mucho»; esas fueron las palabras que Juan Orlando Hernández dijo a sus cuñadas después de recibir el peso de tres cargos relacionados con el narcotráfico en la Corte del Distrito Sur de Nueva York. Los abogados defensores del expresidente han dicho que apelarán a la Corte, y miembros del Partido Nacional en Honduras expresaron que Hernández no tuvo un juicio justo. En las afueras del edificio de la corte, un grupo de hondureños cantó el himno nacional de Honduras, en una especie de celebración por la condena del expresidente.
«Les toca en Honduras limpiar a la narcopolítica, porque esto no se acaba aquí, todos los partidos políticos estuvieron involucrados con el narcotráfico, y le toca a la ciudadanía limpiar eso», dijo Lida Perdomo, rodeada de otras personas hondureñas que emigraron a Estados Unidos, huyendo de la precariedad y violencia en el país. Varias de las personas presentes aseguraron que este no es el fin de los juicios, y que la fiscalía del Distrito Sur irá por otros políticos mencionados como cómplices en el caso de JOH.
Más de dos decenas de cómplices criminales, políticos, militares y policías fueron mencionados en el juicio, que inició el pasado 20 de febrero. Entre ellos se encuentra Ramón Matta Waldurraga, quien fue absuelto por la justicia hondureña en diciembre de 2023 por cargos de lavado de activos. Alexander Ardón, exalcalde de El Paraíso, Copán, aseguró que Waldurraga participó en la reunión en la que se conspiró para matar al zar antidrogas, Julián Arístides González.
También fue mencionado en reiteradas ocasiones el expresidente Porfirio Lobo, por recibir dinero del narcotráfico para su campaña política a cambio de protección. Así mismo, se señaló al exdiputado nacionalista Reynaldo Ekónomo por recibir dinero del crimen organizado. También fueron mencionados por recibir coimas el expresidente y actual asesor Manuel Zelaya Rosales, el secretario del Congreso, Carlos Zelaya, y el diputado del Partido Liberal, Mauricio Villeda.
En el caso de los empresarios hondureños, según uno de los testigos, que se identificó como «El Contador», Fuad Jarufe fue testigo en su oficina de los pagos de sobornos de Geovanny Fuentes al entonces presidente Hernández.
Además, entre los agentes de seguridad mencionados estuvo Julián Pacheco Tinoco, quien ocupó el cargo de ministro de Seguridad entre 2015 y 2021, y fue señalado de facilitar el tráfico de drogas en el territorio hondureño.
La Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, que ha investigado a más de una decena de narcotraficantes, políticos y empresarios hondureños, publicó un comunicado hoy después del veredicto, en el cual el fiscal general Merrick B. Garland explicó que «Hernández conspiró con algunos de los mayores narcotraficantes del mundo para trasladar toneladas de cocaína a través de Honduras hasta Estados Unidos. Juan Orlando Hernández abusó de su cargo como presidente de Honduras para convertir el país en un narcoestado en el que los violentos narcotraficantes pudieran operar prácticamente con impunidad, y el pueblo de Honduras y Estados Unidos se vieron obligados a sufrir las consecuencias. Como demuestra la condena de hoy, el Departamento de Justicia está desbaratando todo el ecosistema de las redes de narcotráfico que perjudican al pueblo estadounidense, sin importar lo lejos o lo alto que tengamos que llegar».
La titular de la Administración para el Control de Drogas (DEA), Anne Milgram, por su parte, expresó que «cuando el líder de Honduras y el líder del cártel de Sinaloa trabajan mano a mano para enviar drogas mortales a las comunidades estadounidenses, ambos merecen rendir cuentas en los Estados Unidos. Este caso debe enviar un mensaje claro de que nadie está por encima de la ley o fuera de nuestro alcance».
«Yo recuerdo todas las gaseadas cuando protestábamos por el alto costo de la energía, la falta de maestros en las escuelas, la violencia en el país. Eso fue lo que nos dio como presidente», dijo una mujer migrante que hace dos años llegó a los Estados Unidos huyendo de la inestabilidad que había en su comunidad después de la crisis política de 2017, tras la reelección inconstitucional de Juan Orlando Hernández.
Las personas que se apostaron afuera de la corte se declararon víctimas de Juan Orlando Hernández, no solamente por su conspiración para traficar drogas, sino también por sus medidas represivas y la reelección inconstitucional.
Los fiscales aseguraron en su acusación que Hernández abogó públicamente por medidas antidrogas, mientras dentro de su círculo íntimo protegía y se beneficiaba de los narcotraficantes. Manipuló los procesos de extradición para favorecer a aquellos que le pagaban sobornos, lo que le permitió mantener el poder en Honduras. Además, señalaron que tanto Hernández como sus cómplices utilizaron a lasx instituciones hondureñas, incluida la policía y el ejército, para proteger y expandir sus operaciones de tráfico de drogas, recurriendo a la violencia y al asesinato para mantener el control sobre el comercio de cocaína.
«Hoy fue Juan Orlando Hernández, mañana puede ser cualquiera», vaticinó la exprimera dama Ana García en una conferencia de prensa tras el fallo condenatorio en contra de su esposo. Resaltó en su discurso «una injusticia en contra del único presidente que puso el pecho en la lucha contra el narcotráfico» y «la falta de pruebas» aportadas por la fiscalía: «Cualquiera que se tome una foto podrá ser condenado, en este juicio no hubo ni una llamada, ni un video, sólo los testimonios de hombres malvados y violentos, criminales apoyados por la fiscalía del Distrito Sur».
Ana García llevaba una chaqueta azul con el hashtag de costumbre #volverá, su voz era firme a pesar del «golpe duro que recibe nuestra familia», y dijo que no pudo comunicarse con JOH desde la condena. «Yo soy la boca de Juan Orlando Hernández para decir ante el mundo que es inocente. Les pido que sigan creyendo en él», agregó.
En las calles de Honduras la gente estuvo pendiente del juicio, siguiendo las transmisiones de los medios de comunicación. «Hoy, algunos van a celebrar la condena de Juan Orlando Hernández, pero yo me siento triste por Honduras. Honduras no ganó nada. Es triste que la justicia se haya hecho allá y es terrible para la imagen del pueblo hondureño tener a un expresidente culpable de narcotráfico. No podremos viajar sin que nos miren como delincuentes», expresó Claudia, una funcionaria de aduanas, al escuchar el veredicto del jurado. Mientras tanto, Javier, un maestro residente en la Rivera Hernández de San Pedro Sula, dijo que no tiene ninguna esperanza de que el fallo cambie las cosas en Honduras, pero «no lo vamos a llorar», dijo, refiriéndose a JOH.