El Salvador es sede de la conferencia “Adopting Bitcoin”, un evento con 75 ponentes y unos 600 participantes que se lleva a cabo en el hotel Sheraton, de San Salvador. Este martes 16 noviembre, un grupo de inversionistas extranjeros presentaron en inglés su proyecto de ciudades privadas: pedazos de tierra que se rigen por un contrato y en las que el Gobierno es una empresa, una especie de isla dentro de un territorio que se administra sola y en la que el Estado no interviene. Uno de los inversores dijo que les gustaría trabajar con El Salvador.
Nelson Rauda
Nota publicada originalmente en El Faro.net y publicada con su autorización en este medio
Un grupo de inversionistas y promotores del bitcoin presentó una de sus apuestas en El Salvador: comprar pedazos de tierra con el fin de establecer ciudades privadas que en la práctica funcionarían como paraísos fiscales con escasa -casi ninguna- regulación del Estado. En lugar de ley, una ciudad privada se rige por un contrato y el gobernante es una empresa. Una idea muy parecida a las Zonas Económicas Especiales que impulsó el último gobierno del FMLN y que en Honduras ya funcionan bajo el nombre de Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE).
La propuesta se realizó este martes 16 de noviembre, en el marco de la “Bitcoin Week”, una semana en la que cientos de extranjeros con intereses en la criptomoneda bitcoin participan en dos conferencias en el país. La idea la promovió Veronica Kuett, presentada por Cancillería como una inversionista alemana: “La visión del futuro que tienen las personas del gobierno me impresionó muchísimo”, tuiteó la cuenta oficial de Cancillería citando a la inversionista. Lo que el gobierno no dijo fue en qué invierte Kuett: comprar terrenos dentro de países para que funcionen como ciudades autónomas.
Kuett y un asociado, Peter Young, director de la fundación “Ciudades Privadas Libres”, dieron una presentación en inglés sobre sus ciudades privadas. “Una ciudad privada es una jurisdicción semi- autónoma dentro de una nación huésped que es administrada por nuestra empresa privada y ofrece a sus ciudadanos los servicios básicos que provee un Estado, por una tarifa predeterminada”, explicó Kuett. El evento se realizó en el primer día de la conferencia “Adopting Bitcoin”, un evento con 75 ponentes y unos 600 participantes que se lleva a cabo en el hotel Sheraton, de San Salvador.
Young dijo a El Faro que apoyan los proyectos de las Zedes en Honduras y agregó: “estamos buscando trabajar con ciudades que quieran volverse más autónomas en toda la región y nos gustaría trabajar con El Salvador”.
Kuett usó el ejemplo de las Zedes establecidas en Honduras pero dijo que esa idea se quedaba corta para su visión. “Quiero enfatizar que apuntamos a construir la evolución de las Zonas Económicas Especiales, serían como Zedes plus”, dijo. Kuett trabaja en la Corporación Tipolis, con sede en Panamá. El modelo de negocio implicaría adquirir parcelas de países —deshabitadas, aclaró— como si se tratara de propiedades en un tablero de Monopolio e imponer sus propias reglas sobre casi todo.
“No queremos solo abarcar regulaciones fiscales y de comercio. Apuntamos a lograr un acuerdo con la nación huésped para tener un alto grado de autonomía en esas áreas, pero también en las de salud, educación, resolución de disputas y políticas administrativas”, dijo Kuett. ¿Cómo se regirían las relaciones? “La ciudad privada libre es un contrato bilateral. La gran diferencia es que ahora estamos en un estado unilateral con el gobierno, en el que pueden subir los impuestos o decirme que no puedo entrar a un restaurante si no estoy vacunada”, dijo Kuett. El contrato haría las veces de una constitución.
Al final de su presentación, un hombre le dijo que, como libertario, estaba de acuerdo con la idea, pero no entendía cómo haría para convencer a los gobiernos de vender o alquilar partes de sus territorios. Kuett dijo que “la nación huésped recibiría una parte de los ingresos” y que sería un acuerdo “ganar-ganar” para que el país huésped atraiga “inversionistas que crearán empleos y una mejor calidad de vida dentro y fuera de nuestro territorio”.
¿Por qué se habla de comprar partes de países en una conferencia de bitcoin? En primer lugar, porque la idea encaja perfectamente con los principios libertarios con los que está asociado bitcoin: la nula intervención del Estado en las vidas de los ciudadanos, eliminación de impuestos, libre mercado, privacidad. “La gente no quiere pagar por cosas que no ordenó, no quiere estar subyugada a regulaciones y las personas razonables no necesitan 10,000 reglas para cooperar. La comunidad Bitcoin es el mejor ejemplo de eso”, dijo Kuett.
Luego, como bitcoin se promueve como una forma de separar el dinero del Estado, le permitiría a las ciudades privadas administrar sus negocios sin utilizar el actual sistema monetario internacional. Las ciudades privadas “serían libres de adoptar cualquier clase de dinero global disponible y creemos que bitcoin, como una forma de dinero global y libre de censura, podría ser una muy buena forma de manejar transacciones dentro y fuera de la economía de la ciudad privada”, dijo Peter Young.
“Cualquier residente de una ciudad privada puede crear una billetera digital y hacer sus negocios de forma fluida con cualquier persona en el mundo sin pasar por el gran sistema financiero internacional ni ninguno de sus intermediarios”, dijo Young. “Además, cualquier persona en la ciudad podría mantener su capital de una manera resistente a la inflación. Creemos que eso sería muy bueno para una economía de una ciudad privada libre”, agregó.
La idea de privatizar partes de un país no es nueva. Desde 2013, Honduras aprobó una ley para permitirles operar y empresarios estadounidenses persiguieron la idea en la parte hondureña del Golfo de Fonseca, aunque bitcoin no era parte de la conversación en ese momento. Ahora existen dos de estos experimentos: Prospera, en la isla de Roatán, y Ciudad Morazán, en Choloma. La sociedad hondureña en conjunto reaccionó contra los experimentos y, en agosto, hubo una movilización nacional que exigía derogar la ley. Pero esa no es la versión que Kuett y Young contaron a su audiencia. “Las dos Zedes en Honduras ya han hecho un progreso considerable”, dijo Young. “Las Zedes están proveyendo seguridad a la gente local para que puedan recibir ayuda cuando tienen problemas y también proveyendo empleos para la comunidad”, aseguró.
Esta idea está en sintonía con una propuesta de ley que ya estudia la Asamblea Legislativa y que permitirá la expropiación de bienes inmuebles y terrenos privados cuando estos hayan sido declarados de interés público o de interés social y que el Estado no los haya podido adquirir por contratación directa con los propietarios o sus poseedores.
La iniciativa promovida por el Ministerio de Gobernación ya está en estudio de la Comisión de Asuntos Municipales.
En julio de 2018, el gobierno del FMLN propuso una ley de Zonas Económicas Especiales que incluía una exoneración de impuestos durante 25 años para empresas inversionistas. En aquel momento, Nayib Bukele, tenía dos meses de haber terminado su periodo como alcalde de San Salvador por el FMLN pero ya había sido expulsado del partido. Bukele criticó la idea. “El proyecto de las “ZEDES”, es el proyecto más neoliberal propuesto por un gobierno en la historia de nuestro país. Sí, y la propuesta viene del segundo gobierno de “izquierda”, en su último año de gestión. Así no más, privatizar un territorio. Increíble”, escribió Bukele en ese momento.
En esta semana de promoción del país para atraer inversión extranjera, este Bukelismo tiene previsto aprobar una ley que busca evitar injerencias extranjeras: la ley de agentes extranjeros que incluye penas de cárcel y multas de 250 mil dólares a aquellas organizaciones que reciban donaciones del exterior, salvo que los fondos sean usados con fines de beneficio social. Quién determina qué es labor social o injerencia extranjera es un funcionario del ministerio de Gobernación.