El presidente hondureño usó Facebook para inflar su popularidad: una entrevista con Sophie Zhang

El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández usó páginas no auténticas en Facebook que lo beneficiaron con cientos de miles de falsos «me gusta». Durante un período de seis semanas en 2018, sus publicaciones recibieron el «me gusta» de 59,100 usuarios, de los cuales 46,500 eran usuarios falsos.

La responsable de encontrar estas cifras y hacerlas públicas —junto con cifras similares sobre otros países— fue Sophie Zhang quien, en ese entonces trabajaba como científica de datos para Facebook. Su trabajo consistía en combatir falsos engagements: me gusta, comentarios y acciones de cuentas no auténticas o comprometidas. Fue despedida por Facebook en septiembre del año pasado, por centrarse en la participación de política falsa en países que no eran una prioridad para la gerencia de la empresa. 

En una entrevista con Contracorriente, Zhang asegura que «rechazó un paquete de indemnización de casi 64,000 dólares» porque implicaba firmar un acuerdo que le impediría hablar o criticar públicamente a la empresa. «Decidí que no valdría la pena», dijo.

Además agregó que es indignante la forma en que tantos políticos «optan por abusar de Facebook para manipular a su propia población» y que la falta de respuesta de esta red social es responsabilidad de los que están en la cima.

En 2019, Facebook señaló públicamente que había eliminado 181 cuentas y 1488 páginas que estaban involucradas en una actividad no auténtica que era coordinada en Honduras. Las páginas fueron diseñadas para parecerse a perfiles de usuario, con nombres falsos e imágenes de archivo, con el fin de «amplificar el contenido positivo sobre el presidente», justo en un momento en el que Hernández había perdido popularidad, tras ser vinculado en casos de narcotráfico llevados a la justicia estadounidense. 

Esta es una muestra del contenido publicado por algunas de estas páginas:

Respondiendo a las acusaciones de Zhang sobre las prioridades de Facebook, una portavoz de la empresa, Liz Bourgeois, afirmó: «Buscamos agresivamente el abuso en todo el mundo… Como resultado, hemos eliminado más de cien redes de comportamiento coordinado no auténtico. Aproximadamente la mitad de ellos estaban en redes que operaban en países de todo el mundo, incluidos los de América Latina, Medio Oriente y África del Norte, y en la región de Asia».

Hablamos con Zhang por teléfono sobre lo que supo sobre el uso de Facebook por parte del presidente Juan Orlando Hernández, y las posibles implicaciones más amplias de ese tipo de abuso de las redes sociales. Esta entrevista ha sido editada y condensada.

CC: ¿Cómo supiste que Hernández estaba inflando falsamente la popularidad de su puesto?

SZ: Sucedió de una manera tonta: trabajaba para Facebook como científica de datos, en el equipo de participación falsa. Por falsa, me refiero a cosas como cuentas ficticias, pirateadas y autoinfligidas en las que le das tus credenciales a otra persona. Eran cosas como que, por ejemplo, la gente comprara «me gusta» falsos. Hay pequeñas empresas que quieren más fans, hay influencers que quieren más fans, hay spammers que venden productos cuestionables como purificadores de aire que te mantendrán a salvo de COVID-19. Se suponía que mi trabajo consistía en deshacerme de este tipo de actividad falsa.

Este otro trabajo (descubrir un falso compromiso político), lo estaba haciendo en mi tiempo libre, o en mis momentos libres en el trabajo. Desde el principio me interesó la idea de una actividad inauténtica actuando en política, así que comencé a buscarla. La encontré en países como India, Brasil y en Honduras. De hecho, mucho en Honduras, con relación a su tamaño. Tomé una captura de pantalla de una de las publicaciones de Hernández y me di cuenta de que era muy extraño, porque había muchas páginas (de Facebook) a las que les gustaba su publicación. Al mirar más de cerca, estaba muy claro lo que estaba pasando, y estaba muy claro que estaba muy mal. Nunca había visto algo así antes.

CC: ¿Qué estaba haciendo Hernández?

SZ: Claramente había páginas falsas que pretendían ser personas reales, pero en realidad no existían y estaban siendo utilizadas para manipular en favor del presidente de Honduras. Y la persona que dirigía estas páginas falsas era en realidad uno de los administradores de páginas del presidente de Honduras. Esta persona había sido autorizada para tener acceso a la página oficial de Juan Orlando Hernández y realizar publicaciones en su nombre.

Había miles de páginas falsas. En cuanto a la actividad, no recuerdo los números exactos de volumen, pero sí recuerdo que a finales de 2018 y principios de 2019, aproximadamente la mitad de la actividad como «me gusta», comentarios y las acciones provenían de páginas falsas. Eso lo digo de memoria. Fue bastante significativo.

Y en realidad no es tan difícil (configurar páginas falsas). Cuando creas una nueva cuenta, Facebook pasa por un proceso que garantiza que las personas no puedan configurar nuevas cuentas falsas. Pero a la gente (en Facebook) no se le ocurrió aplicar el mismo concepto a las páginas. Así que podrían simplemente hacer una página, encontrar una foto de perfil en algún lugar, inventar un nombre, hacer otra página, etc. Esto tiene ventajas y desventajas en comparación con las redes de cuentas falsas. Puede ser bastante difícil controlar cincuenta cuentas diferentes porque solo puedes iniciar sesión de una en una en un navegador. Entonces, tal vez necesites tener muchos dispositivos, o seguir cerrando y entrando. Mientras que cambiar entre páginas es mucho más fácil, porque Facebook lo configuró para que los administradores de la página, como las personas contratadas para cuidar las páginas de corporaciones o partidos políticos , puedan hacerlo fácilmente. Por otro lado, es muy obvio internamente, para Facebook (cuando la gente hace esto).

CC: Esencialmente, se trata de fabricar credibilidad, ¿cierto?, ¿en qué se diferencia con la publicidad digital o la publicidad nativa?

SZ: Sí, esencialmente. No soy experta en política, así que lo que les estoy diciendo es más como una especulación educada. Lo que puedo decir es que (los engagements falsos y las páginas) ciertamente hicieron que el presidente (de Honduras) pareciera ser mucho más popular de lo que realmente era.

Se han realizado muchas investigaciones sobre la percepción y, a menudo, lo que se descubre es que en los países que están al borde de la crisis —países que podrían estar siendo gobernados por dictadores o que podrían estar enfrentando golpes de Estado o levantamientos en estas regiones— la percepción puede ser más importante que la realidad.

Por ejemplo, todos pueden odiar al dictador, pero pretenden apoyarlo, porque si creen que todos los demás lo hacen, las consecuencias (por denunciar) pueden ser muy temibles. Y cuando hay protestas en las calles, cuando hay un levantamiento, los oficiales y los soldados tienen que decidir a quién van a apoyar.

En última instancia, los dictadores no solo necesitan ser populares, sino que la gente crea que son populares.

No es lo mismo que la publicidad, porque pagar por la publicidad hace que las personas vean ese contenido más, pero estas personas aún pueden tomar sus propias decisiones sobre lo que les gusta y lo que no. Pero cuando se trata de inflar falsamente la popularidad, estas no son personas reales. Lo compararía con lo que hacen algunos políticos cuando transportan simpatizantes a los mítines, porque si no lo hicieran no habría multitudes en sus eventos y parecerían fracasados.

CC: En noviembre se acercan elecciones generales en Honduras, ¿es probable que el Partido Nacional continúe probando esta estrategia, a pesar de que Facebook ha eliminado algunas páginas?

SZ: Sé que después de que Facebook eliminó las páginas, un año después de que las descubrí, (el equipo de Hernández) intentó volver con más páginas. Facebook los detuvo de inmediato. Después, sé que regresaron con una táctica diferente de usar cuentas falsas que fueron mucho más difíciles de descubrir. Cuando las identifiqué, Facebook se mostró muy reacio a eliminar a muchas de ellas. Todavía continuaba cuando me fui. No puedo decir qué ha sucedido desde entonces o qué pasará en el futuro, pero francamente creo que tiene sentido que continúen (empleando un falso engagement).

CC: ¿Por qué Facebook ha tardado tanto en actuar?

SZ: Es una pregunta difícil de responder porque no puedo leer la mente y no sé qué motiva las decisiones. Pero lo que me decían a menudo y lo que creía en ese momento —pero ya no creo— es que existía una laguna jurídica (del uso de páginas de Facebook). No habíamos visto nada como esto antes. El Gobierno hondureño impuso vanguardia. Entonces no estaba contemplado en las reglas, es lo que me dijeron. No había una regla clara contra las páginas falsas.

La razón por la que ya no creo en esa explicación es que pensé que el precedente de Honduras marcaría la diferencia. Para octubre de 2019 teníamos una nueva política que reconocía que las páginas podían usarse para comportamientos no auténticos coordinados.

Aún así, no lo sé, solamente puedo adivinar. Y lo que creo es que fue una combinación de factores. Facebook toma medidas con respecto a casos en países más pequeños, pero generalmente es porque alguien allí, como una ONG o un grupo de oposición, se ha quejado con la empresa, si las personas externas saben lo que está sucediendo podrían acudir a los medios de comunicación. Pero yo actuaba desde adentro de la empresa, por eso se trató de manera diferente. 

En última instancia, Facebook es una empresa y su objetivo es ganar dinero. No le interesan cosas que vengan de la bondad de su corazón. En algunos casos, actúa por cuestión de suerte y en otros casos creo que se trata de la importancia con la que se percibe al país. Lamento decirlo, pero Honduras es un país pequeño y no es muy rico, por lo que creo que no se consideró tan importante para las ganancias de Facebook.

Creo que la gente tiene expectativas muy altas de las empresas de redes sociales. En parte porque a las empresas de redes sociales les gusta presentarse a sí mismas como muy amables y bien intencionadas, y en parte porque creen que las instituciones existentes han fracasado. No esperan que el Gobierno solucione el problema y, irónicamente, eso se debe a que muchos de los protectores tradicionales de la sociedad, como los medios de comunicación, se han visto debilitados por las redes sociales.

CC: Finalmente, ¿qué puede hacer la gente?

SZ: Creo que publicar artículos de noticias es importante. Es uno de los puntos de presión que escucha Facebook, lo sé. Y al final del día, si la gente deja de usar Facebook, esta no tendrá más poder, pero es poco probable que eso suceda. Pero si la gente amenaza con dejar Facebook, creo que la empresa se lo tomaría en serio. Sé que Honduras es un país pequeño, pero hay otros países que están pasando por cosas similares en América Latina. Entonces, si Facebook no enmienda sus acciones, en términos de tomar medidas enérgicas contra las redes de comportamiento no auténtico, la gente puede amenazar con irse, pero requiere que la gente actúe colectivamente y en grandes cantidades.

 

Sobre
Tamara Pearson ha sido periodista desde hace dos décadas. Durante los últimos 13 años ha trabajado como periodista y editora desde Venezuela, y Ecuador, y ahora desde en México. Es autora de un libro de ficción literaria, The Butterfly Prison, y un libro para niñas, The Beauty Rules of Flowertown.
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Escritor y fotoperiodista, no labora en Contracorriente desde 2022.
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