A este lugar no perteneces

Portada tomada de Pixabay

Era 2019 cuando me reincorporé a mi trabajo de maestra después de estar afuera, por motivos personales, durante dos años. Para ese entonces habían cambiado muchas cosas en mi vida y en mi entorno laboral, y muchos de mis antiguos compañeros, por diferentes motivos, ya no eran parte de la institución educativa que compartimos durante muchos años. Era tan nuevo todo que me costó conectarme otra vez.

En ese proceso conocí a Vanessa, quien llegó a cubrir una vacante temporal. Vanessa era una mujer con una hermosa y potente presencia, con una mirada fuerte y penetrante, con un impresionante don para enseñar matemáticas. Los jóvenes la recibían a diario con mucha algarabía, a la que ella respondía con mucha emoción y dulzura. Había desarrollado con sus estudiantes una empatía única en el salón de clases.

Vanessa era una mujer de pensamiento libertario, amante del fútbol, mamá de dos niñas, su esposo había migrado; así comencé a conocerla. Un día me contó cómo su historia de amor fue interrumpida por la precariedad de trabajos y la falta de oportunidades: con el dolor a cuestas de una separación forzada, su esposo tuvo que irse al país del norte, Estados Unidos. A partir de ese momento comenzaron los procesos para que Vanessa y sus hijas decidieran atravesar el camino de irse «mojadas» a Estados Unidos, el cual se vio frustrado porque no lograron llegar a su destino.

Para ese entonces, Vanessa apenas comenzaba a estudiar su licenciatura en matemáticas en la universidad, pero la necesidad de tener mejores condiciones de vida la obligó a interrumpir su sueño de tener una formación académica de nivel superior. Intentó emprender una vez más su viaje, acompañada de sus pequeñas hijas que a edades tan cortas (once y siete años) se dieron cuenta lo que significa salir de este país, y peor aun lo que significa transitar el camino de la discriminación, de la desesperación y la angustia. Ese segundo intento tampoco tuvo los frutos esperados y una vez más tuvieron que regresar a Honduras.

Durante su último año en la institución, ella llevaba muchos casos de jóvenes que tenían dificultades en matemáticas y siempre la escuché animando a sus estudiantes, y a padres y madres de familia, pese a la situación de inestabilidad que ella vivía. De vez en cuando platicaba de sus sueños, hablaba de su esposo ausente y de su anhelo por tener un trabajo permanente para el cual estaba preparada ella, mas no el sistema.

Un día de octubre del 2019, Vanessa dejó de llegar al trabajo. Al sentirse despojada de sus sueños y anhelos, emprendió por tercera vez su viaje hacia Estados Unidos, con ella se fueron, también, las ilusiones de sus hijas de crecer en un país que las merezca y que les brinde las oportunidades que aquí les fueron negadas, aunque eso sea una falacia. Vanessa es la representación de la mujer soñadora, trabajadora y profesional, pero que se encuentra inmersa en la desigualdad social que nos cobija.

Vanessa volvió después de estar con sus hijas en diferentes albergues de México, y pasar un sinfín de experiencias no gratas. Las autoridades migratorias le dijeron que tenía que regresar a su país, ella trató de explicar las razones de su viaje y de convencerlos para que la dejaran quedarse, sin embargo, la respuesta fue cruda y tajante: «a este lugar no perteneces».

Hasta hoy continúa desempleada, a pesar de las cualidades profesionales que posee. Todavía conserva su sonrisa y escrudiña cada día una oportunidad, por efímera que sea, y mientras tanto intenta tomar fuerzas de nuevo para volver a intentar cruzar hacia el lugar donde no pertenece.
Miles de mujeres emprenden la huida y muchas veces pensamos que el no tener una profesión las hace vulnerables, pero creo y siento que vulnerables estamos todas: profesionales y no profesionales.

Ante un gobierno que no nos brinda oportunidades y se roba nuestros sueños de crecer y vivir dignamente. Muchas prefieren emprender el camino hacia el norte, a pesar de saber muy bien todo lo que esto puede implicar.

Sobre
Magister en Gestión de la Educación. Licenciada en Pedagogía con orientación en Educación Especial. Se desempeña como docente en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán y en el sistema de educación media. Ha desarrollado varias investigaciones que han sido publicadas en Honduras y Centroamérica relacionadas con la educación pública y la educación intercultural bilingüe.
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Escritora, no labora en Contracorriente desde 2022.
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5 comentarios en “A este lugar no perteneces”

  1. Una realidad que causa impotencia pero no se puede dejar de luchar en este país. Felicidades por el escrito Lic. Indira Aguirre

  2. Mario Rolando Funes

    Una cruda realidad que viven muchosmprofesionales en Nuestra Honduras y no solamente Mujeres Tambien Hombres, en un momento realmente se penso que solo no profesionales eran los que dejaban nuestro pais pero eso es erroneo en el 2000 conoci de gente profesional que en ese entonces estaban dejando nuestro pais.

    1. Cuanta realidad humana representada en Vanessa sin oportunidad de desarrollo humano y profesional.

      La admiro master por sus escritos.

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