Roma: ¿cómo cuestionarse privilegios desde la memoria?

Los recuerdos de un niño mexicano, de clase media, traducidos en el lenguaje cinematográfico con un melancólico blanco y negro, conforman la narrativa del director  Alfonso Cuarón para regresarnos a un México fragmentado de principios de los años 70s. En ese concierto de imágenes, de escenas, es donde transcurre la vida de Cleo, una trabajadora doméstica que convive con los privilegios arrancados por la misma sociedad y dados a la familia con la que trabaja y que finalmente termina sosteniendo emocionalmente.

El director mexicano, responsable de las galardonadas Gravity y de Harry Potter: el prisionero de Azkaban –tercera entrega de la saga multimillonaria de JK Rowling–, recuerda su infancia y a su trabajadora doméstica en una obra cinematográfica cuyo ambiente está inmerso en hechos de la historia inmediata de un país colapsado y que se ha dedicado a romper esquemas desde su lanzamiento. Roma es protagonizada por una mujer indígena que no tenía experiencia en la actuación pero que después de su estreno ha sido portada de la revista Vogue, también es la primer película producida y distribuida por Netflix que gana un Golden Globe a mejor película extranjera.

Roma cuenta desde los silencios y la contemplación, la historia de una mujer indígena mixteca que trabaja como empleada doméstica para una familia de una zona adinerada de Ciudad de México.

La madurez cinematográfica que Cuarón ha acumulado en su trayectoria le ha permitido hacer una obra personal y sincera, con el mínimo de pretensiones al abarcar varios temas del contexto social y político  que surgen en la cercanía de la protagonista pero que finalmente parecen reducirse al cuestionamiento de los privilegios que esta familia tiene en relación al de las personas que contratan para solucionar sus problemas cotidianos. Sus empleados son indígenas, jóvenes, mujeres y pobres que construyen el mundo de hombres y mujeres blancos que poseen fincas y varios automóviles.

Cuarón nos recuerda que siempre han sido los pobres quienes apagan los incendios de los ricos, quienes levantan la caca de sus mascotas y quienes salvan sus valores más preciados . También son los pobres quienes matan a los pobres por encargo de los poderosos.

Esta película filmada con una metodología inusual  y estructurada desde la memoria , refleja el drama familiar desde el amor tierno de una mujer solitaria vista por sus patrones como un ser humano de segunda categoría que al mismo tiempo tiene que sostener y en muchas ocasiones asumir los errores de los otros miembros de la trama.

La forma hermosa en que se cuentan estas realidades le valió ganar el pasado 6 de enero un Golden Globe a mejor película extranjera, así como su creador se llevó el galardón a mejor director. La película retrata la fortaleza de un grupo de mujeres que asumen el control de sus vidas después de la dependencia que les había generado una sociedad dominada por los hombres que las habían hecho dependientes en lo material y emocional.

Roma no tiene un final feliz, porque la sociedad en la que vive Cleo no lo tiene. Ella y las millones de mujeres a las que representa seguirán sin tener un adecuado acceso a salud, transcurriendo a través de relaciones amorosas donde finalmente serán abandonadas por el machismo de sus parejas, seguirán salvando el día pero finalmente tendrán que regresar a sus labores cotidianas dentro de las relaciones de poder bajo las que están sometidas.

Roma es lenta y contemplativa, para disgusto de muchos «cinéfilos» modernos no tiene una escena post créditos que nos muestre el futuro de su protagonista. Los diez años que tardó su director en construirla dieron fruto en la naturalidad en la que finalmente resultó, con planos largos de objetos inmóviles que pueden interpretarse desde el compromiso emocional que haya involucrado el espectador al ver la cinta.

Es sin duda una de las mejores películas del año, y definitivamente es un punto importante en la historia del cine latinoamericano, mucho más que las cintas (maravillosas) que en el pasado reciente han triunfado de la mano de Guillermo del Toro y Gonzales Iñárritu, al tratar un tema desde el realismo que atraviesa el continente. Una realidad que en esencia no ha cambiado desde la época en la que transcurre la película.

Sin embargo, ser una de las mejores cintas del año no le ha garantizado la aceptación total ya que al tener sus derechos de distribución en Netflix fue rechazada para formar parte de la muestra oficial en el Festival de Cannes; además, ha sido proyectada en muy pocas salas de cine en Latinoamérica ya que la gran parte de cadenas han dicho que no cumple con los estándares que sus clientes esperan. A pesar de esto, en los festivales que ha participado se ha llevado varios galardones y críticas positivas que la posicionan como una de las mejores películas de la década.

En un año donde la industria cinematográfica ha sido marcada por las grandes producciones de superhéroes con ganancias de miles de millones de dólares a nivel mundial, el entretenimiento en casa, despreciado hasta el momento en la industria, abre una puerta para lo que puede ser el futuro de los grandes directores y sus trabajos más personales.

Roma no sólo es importante por su valor artístico, también es relevante por lo que puede generar en el futuro del cine moderno al tener salas de cine con una asistencia casi nula pero con miles de personas viendo a través de su computadora  esta producción.

Roma por Alfonso Cuarón ya es historia del cine latinoamericano por su narrativa que compromete al espectador y por la forma en que cuenta la historia de los privilegios quitados a la gran mayoría de un continente que ahora en tiempos de dictaduras democráticas, corrupción y transformaciones de izquierda, necesita conservar la memoria.

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Sobre
Fernando Silva, es periodista de investigación. Su trabajo se enfoca en cubrir temas de corrupción, estructuras de poder, extractivismo, desplazamiento forzado y migración. También es realizador audiovisual y ha trabajado desde hace media decada en ese ambito con organizaciones que defienden derechos humanos e instituciones de desarrollo en el país. En 2019 egresó del Curso de Periodismo de Investigación de la Universidad de Columbia y ese mismo año fue parte de Transnacionales de la Fe, que en 2020 ganó el premio Ortega y Gasset a mejor investigación periodística otorgado por diario El País de España. Es fellow de la International Women Media Foundation (IWMF).
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1 comentario en “Roma: ¿cómo cuestionarse privilegios desde la memoria?”

  1. Alejandra Molina

    Excelente perspectiva de la película, la vi ya y me parecen acertados todos los comentarios. Muy buena la redacción y la selección de palabras.

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