Un video de una batalla de RAP en Honduras con más de 60 mil reproducciones en Facebook podría ser la muestra más tangible de cómo esta forma de expresión urbana ha ganado popularidad y recuperando espacios públicos. Desde hace un año y medio las plazas centrales de San Pedro Sula, La Ceiba y Tegucigalpa, tres de las ciudades más violentas del país, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, han sido los escenarios de centenares de batallas de RAP que reflejan la realidad hondureña.
Muchos de los raperos que asisten a estos espacios son hombres, nada nuevo en la escena y una deuda que sin duda en algún momento deberemos saldar. Muchas personas que asistimos a este tipo de espacios y que nos hemos ido organizando de manera más formal, somos jóvenes entre 15 a 30 años que vivimos en barrios y colonias en donde los territorios no son controlados por las autoridades sino por las maras y pandillas.
Para sobrevivir en un país donde solo en el año 2017 se registró que el 71.2% de las víctimas de homicidio fueron jóvenes en su mayoría de 20 a 24 años, hay que someterse a la ley del más fuerte.
En un contexto como este, no sorprende que en las batallas de RAP se escuchen frases ofensivas, escenas violentas, se hable de armas y muerte. En los comentarios del vídeo que menciono al inicio (y otros más) podemos leer a personas que disfrutan de lo que ven y escuchan, pero también leí a personas que cuestionan fuerte este tipo de competencia principalmente debido al lenguaje soez y discriminativo del que los competidores hacen uso.
El RAP es parte de la cultura Hip Hop, según el rapero KRS ONE, está integrada por nueve elementos: el Breaking (break dance conocida popularmente), el graffiti, el BeatBox, el conocimiento, el Dj, el Mc (microphone control) entre otros. El RAP es el género musical de la cultura Hip Hop que surge de la unión de dos elementos: el Dj y el Mc y tiene subgéneros como el gansta rap, hardcore, reggae rap, rap conciencia, trap, etc.
En el RAP, como en los otros elementos, el espíritu competitivo es uno de los motivadores principales en sus manifestaciones urbanas. En el Hip Hop se les llama bateos o batallas. Independientemente de los sub géneros existen dos tipos de batallas en el RAP; batallas escritas y batallas improvisadas, éstas últimas se conocen mejor como batalla de Freestyle y es justamente la que genera mayor controversia e irónicamente, se ha convertido en el escape y desahogo de muchos jóvenes.
El Freestyle o “estilo libre” en español, ratifica la principal característica en las batallas que es la improvisación de rimas sobre una instrumental musical. Dos características importantes que generan polémica para ciertos sectores, es el hecho de ser una forma de expresión oral totalmente improvisada y segundo que tiene como eje principal la competencia.
Esta polémica no es única en nuestro país, quizá la crítica mejor fundamentada que he leído es la de Nakury una rapera costarricense que dijo que: ‘Ser discriminatorio no es una habilidad respetable’ luego de ser parte del jurado de la competencia de freestyle más importante de habla hispana en 2017 y luego publicó un artículo explicando de forma más clara su fundamento: “Las Batallas de Rap y sus daños colaterales” donde manifiesta que las “Batallas de Rap” en la actualidad, normalizan la violencia y produce que quienes se involucran, no desarrollen un pensamiento crítico acerca de las repercusiones sociales y emocionales que causan tanto en sí mismos como en otrxs. En síntesis, ella asegura que las batallas de rap, en la manera como se desarrollan actualmente, al contrario de fomentar los valores del Hiphop como cultura de paz promueven los círculos de la violencia.
A raíz de estos artículos, el youtuber Tess La, publicó un video en su canal refutando las declaraciones de Nakury (este video fue censurado por fomentar odio) y su postura es adoptada por los fanáticos de las batallas de freestyle, alegando que las batallas de Rap son una manifestación pura del derecho a la libre expresión por lo cual no es ético censurar la improvisación de los artistas y además asegura que el freestyle no promueve la violencia, sino que solamente refleja una realidad violenta, patriarcal y discriminatoria.
Una realidad sin duda, que es la de muchos países latinoamericanos y en la que Honduras no queda exenta, siendo uno de los países con más alto índice de violencia, en el que asesinan cada 18 horas a una mujer, un país con desigualdad laboral y poco o nada inclusivo.
Tanto Nakury como Tess La, tienen razón. Hay quienes dirán que lo único que hacen estas batallas es promover la violencia, otros dirán que el arte muchas veces solo refleja la sociedad, aun así en esta expresión oral (a excepción de algunas batallas) es evidente la agresión verbal no solo entre los competidores sino también contra la población general o el público que nos acompaña y rodea. Agresiones que son responsabilidad de quienes compiten; responsabilidad de la cual -y aquí me incluyo- no somos conscientes.
Podemos comparar el freestyle con el boxeo (que socialmente está bien aceptado) ya que tienen en común la agresión y energía, ambos enfrentamientos hacen uso de la violencia, una es verbal y la otra física, también en ambos se requiere dedicación, esfuerzo y a pesar de la agresividad, es común un abrazo al final de la pelea o batalla. Podemos entonces decir que ambas actividades requieren un entrenamiento no solo físico o lingüístico según corresponde, sino que en el proceso se desarrolla cierto dominio emocional que mueve a los contendientes a abrazarse al final, por tal razón puede ser beneficioso si los participantes logran aplicar este dominio de sus emociones en su vida cotidiana. En este sentido las batallas de RAP sí generan prevención de violencia, quienes tenemos varios años en el movimiento hemos observado que por lo general los improvisadores nuevos se enojan mucho durante el enfrentamiento y muchas veces evitan el saludo al final de la batalla, pero con el tiempo van aprendiendo que la batalla es solo durante la competencia y fuera de ella todos somos hermanos y hermanas, esto se traduce en una tolerancia alta frente a las agresiones verbales de las que somos victima en nuestro día a día.
Otra oportunidad de autodesarrollo que ofrecen estas competencias es esa rara posibilidad de tener un espacio para canalizar las emociones o reunirse sin ser vistos como un grupo delictivo.
Pero en una sociedad urgida de paz y justicia eso no es suficiente aporte, teniendo en cuenta el crecimiento rápido del movimiento, la capacidad de captar la atención de las masas y considerando que cada improvisador tiene una cantidad de fieles seguidores, la proyección positiva total sería una considerable herramienta de transformación social.
De cualquier manera, el apoyo de parte del Estado es inexistente como todo movimiento nacido he impulsado por la juventud vulnerada, el sector privado estaría en la misma situación de no ser por un par de empresas que han hecho un aporte circunstancial, de tal forma que la necesidad está a simple vista.
Si este movimiento por cualquier razón desapareciera, cerca de 200 jóvenes con exceso de energía y frustraciones nuevamente dispondrían de mucho tiempo libre, es decir a merced de bandas delincuenciales que operan en las ciudades.
Siendo yo un freestyler activo en el movimiento en Honduras, creo firmemente que no es posible que las batallas de RAP sean políticamente correctas en un 100%, pero también estoy convencido que los participantes podemos contribuir a la sociedad incluyendo contenidos positivos en nuestra lírica improvisada y también enriqueciéndola con las figuras literarias de nuestro idioma, de hecho, cada vez más las batallas se encaminan a ello.
Batallas recomendadas:
Honduras:
A nivel internacional:
4 comentarios en “Batallas de libertad en un país violento”
Me parece un punto de vista muy acertado sobre las realidades de la escena Hip Hop, y como hacen el uso de la pablabra a través del RAP. Hay mucho por trabajar, sobre todo para sanar todas esas violencias que se viven a diario y lograr que el espacio artístico nos alimente con buenas vibras, practicas, conciencia social y no sea un lugar más dónde se ejerzan violencias. *tomando en cuenta que no vamos a ser políticamente correctxs a un 100% y el término en sí es ambigüo.
Hermoso!
Es increible conocer desde cerca la importancia de estas cultiras urbanas que reivindican específicamente lo que significa ser artista y joven en este contexto tan complico como lo es Honduras, el Hiphop a través de sus michas manifestaciones artísticas brindan la oportunidad de generar capacidad instalada en las comunidades donde el día a día no es para nada color de rosa.
Muy orgulloso de ser parte del cambio.
Sorrie se me fueron un par de errores ortográficos (pinche autocorrector)