A medianoche los policías antimotines sacaron los gases lacromógenos contra miles de personas que protestaban en las afueras del Instituto de Formación Profesional (INFOP) en Tegucigalpa, donde han llegado las actas que faltan por contar y que definirán quien será el presidente electo de Honduras. Ni los observadores de Derechos Humanos que llegaron de Chicago a observar el proceso de llegada de actas se salvaron del gas.
El altercado sucedió después de que llegaron unos camiones con material electoral al mismo tiempo que llegó el expresidente Manuel Zelaya Rosales. Los ánimos se caldearon y algunos manifestantes botaron el portón de entrada. Esta fue la excusa para reprimir una protesta que había sido pacífica hasta esa hora de la noche.
Hace apenas 8 años en Honduras ocurrió un golpe de Estado por suponer que Manuel Zelaya consultaría al pueblo si lo quería como candidato a la reelección. Hoy el presidente Juan Orlando Hernández está ganando las elecciones como primer presidente que se reelige desde la entrada en vigencia de la actual constitución de la república. Con una estrecha ventaja de 1% supera a Salvador Nasralla, un outsider sin partido que no tuvo más remedio que unirse a Manuel Zelaya en lo que parece ser una revancha. En medio, un pueblo empobrecido –con la dignidad intacta— que aun no pierde la esperanza, pero se enfrenta al desgaste.
Nasralla denunció esta noche que le están robando las elecciones. “Según el conteo de nuestras actas, Salvador Nasralla es el presidente electo de Honduras”, dice como si hablara de alguien más, habla en tercera persona. Está nervioso, transpira, Iroska Elvir limpia su frente, su cuello. Él levanta la mirada, traga grueso. Las caras de todos los presentes en la mesa de conferencia de prensa en la sede del partido Libertad y Refundación, muestran desconcierto.
El Tribunal Supremo Electoral cometió un grave error, en horas de la tarde se puso en evidencia al apagar el sistema y después pedir perdón. Nasralla también puso en evidencia su falta de cálculo al firmar un convenio de no agresión con la Organización de Estados Americanos prometiendo aceptar los resultados del TSE, esto un par de horas antes del apagado del sistema.
Manuel Zelaya asegura que Nasralla fue engañado y públicamente lo hace retractarse. Nasralla se pone aun más nervioso. La gente comienza a gritar: ¡Fuera Joh! ¡Queremos resultados hoy! ¡Vamos al INFOP! Nasralla como quien no puede controlar un mar de gente enardecida les dice que él no puede apurar al Tribunal y que quien quiera salir que salga. En un minuto cambia de opinión y le dice a la gente que salga y que él irá con ella.
Se encontraron en el INFOP que ahora es un campo de batalla.