Eran las 6:30 de la mañana del viernes 16 de junio y las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula estaban cerradas por los estudiantes, quienes en protesta por los procesos judiciales en su contra demandaban a las autoridades el retiro de las acciones penales.
Un grupo de 60 policías interrumpieron abruptamente los portones principales para proceder a sacar por la fuerza a los manifestantes quienes con rostros tapados protegían su identidad para no ser llevados a los tribunales de justicia. A cincuenta metros del portón se encontraba Daniel Morales un estudiante de Matemáticas quien no huyó de la escena a pesar del miedo. Él se quedó para observar cómo los uniformados alistaban las esposas y los toletes para agredir a los protestantes. “Quédate no te pasará nada, si te llevan es ilegal, no están facultados para atraparte”, le dijo el abogado defensor de los estudiantes a Morales antes que cinco policías se lanzaran contra él para arrestarlo y llevarlo preso.
Por primera vez desde la década de los ochenta elementos policiales entraron por la fuerza a la UNAH-VS. Su argumento fue la orden de la fiscal del Ministerio Público Erika Casco quien sin orden de desalojo ni de captura exigió a la autoridad policial para que intervinieran el centro, lo liberaran de la toma y capturaran a los responsables de la protesta. Casco argumentó que el procedimiento fue a petición de la administración de la UNAH.
-El día comenzó mal, yo estaba desvelado, la protesta me dejó agotado y al despertar fui sorprendido por el maltrato policial porque me subieron a la patrulla como delincuente- dijo Morales.
Después de la captura Daniel fue trasladado hacia la Primera Estación de Policía, debía esperar el procedimiento que consistía en la presentación del requerimiento fiscal para comparecer en audiencia de declaración de imputado ante un juez sampedrano.
Daniel tiene 27 años, vive en El Progreso, Yoro al norte de Honduras, estudia desde el 2013 licenciatura en Matemáticas en San Pedro Sula. Desde que estaba en el colegio fue un joven comprometido con los movimientos sociales, el Golpe de Estado del 2009 le terminó de despertar conciencia y desde entonces se solidariza y protesta contra lo que él considera injusto. Aunque Daniel no se organiza en ningún frente ni movimiento estudiantil por el momento, no ha encontrado un espacio que llene sus expectativas de coherencia, es un solitario.
Para Morales la dinámica penal ya es conocida, esta es la cuarta ocasión que lo detienen y lo acusan por el delito de Usurpación. En 2014, 2015 y 2016 ya había sido capturado por participar en tomas de la universidad; en todas las detenciones fue absuelto de culpa. Esta es la cuarta vez que es acusado por el mismo delito.
-El día comenzó mal, yo estaba desvelado, la protesta me dejó agotado y al despertar fui sorprendido por el maltrato policial porque me subieron a la patrulla como delincuente- dijo Morales.
Mientras Daniel era trasladado a la posta de San Pedro Sula, en Tegucigalpa sucedía un desalojo violento del edificio de Química y Farmacia que también dejó cinco mujeres detenidas y cinco afectados por el gas lacrimógeno. Ese viernes, 20 estudiantes comparecían en su audiencia inicial en los juzgados de Tegucigalpa por participar en una toma del edificio administrativo días atrás y el movimiento estudiantil protestaba en solidaridad con ellos.
Ese viernes fue largo para Daniel. Veinte horas pasó encerrado en una celda porque la audiencia de declaración fue hasta las dos de la mañana del sábado, en la que fue puesto en libertad bajo medidas preventivas. Luego de la resolución parcial del juez Daniel quedó en libertad para poder irse a su casa.
Este caso es uno de los tantos que se dan en la UNAH, la crisis educativa se encuentra nuevamente en un punto agudo y un acercamiento entre las partes involucradas se ve muy distante.
Días después de su captura, Morales empieza a pagar el costo de la criminalización.
El jueves iba a la universidad nuevamente. – yo vivo en El Progreso y viajo en la empresa CEU que traslada estudiantes a UNAH-VS, quedé sorprendido cuando uno de los conductores se acercó de forma violenta y me dijo que nosotros éramos los culpables de afectar su trabajo por tomarnos la universidad, su nombre es Leonardo Estrada es algo gordito y grande, me amenazó de golpearme solo por el hecho de ser alguien que protesta-
Daniel ya es conocido por la mayor parte de población estudiantil, desde su captura su rostro ha figurado en la televisión y redes sociales.
La sociedad hondureña está polarizada, una parte de la ciudadanía apoya las acciones estudiantiles y otra simplemente las rechaza. “quienes rechazan las protestas son las personas individualistas, gente que no le interesa el bien colectivo, sino sus intereses, por eso es que este país se encuentra en esta situación, porque no hay conciencia de los problemas que enfrentamos”, calificó Daniel.
¡La UNAH es de todas y todos, cuidémosla!
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Publiée par UNAH Universidad Nacional Autónoma de Honduras sur Jeudi 22 juin 2017
Esa tarde Daniel fue amenazado a muerte. “Yo no tengo ningún problema en hacerte algo, vos no sabes quién soy yo”, le dijo el conductor de autobús a Daniel mientras su mano derecha empujaba la cabeza de Morales para que escuchara las advertencias.
El estudiante de Matemáticas no es el único que recibe amenazas por manifestarse, en Tegucigalpa dos jóvenes han denunciado persecución de sujetos desconocidos y amenazas a través de mensajes y llamadas telefónicas.
En un comunicado el Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) denunció que la noche del jueves 22 de junio en los chats de watsapp un estudiante denunció a través de una nota de voz que era perseguido por un vehículo.
En el programa “Conclusiones” de la cadena CNN el periodista Fernando del Rincón entrevistó al defensor legal de los estudiantes en Tegucigalpa, al abogado Fabricio Sandoval, quien relató que en la audiencia inicial contra los 20 estudiantes criminalizados, presentó una denuncia ante el juez por amenazas contra el estudiante Andrés Gómez, quien denunció que su vida estaba en peligro.
Durante esa audiencia el movimiento estudiantil protestó en las afueras de los juzgados, en el plantón había estudiantes, docentes y padres y madres de familia que repudian las acciones legales contra los alumnos. En esa protesta también estaba el padre de Andrés Gómez, el señor Roberto Gómez quien dio entrevista a los medios de comunicación y portaba un rótulo que decía: “quiero que mis hijos tengan una educación pública de calidad, sin represión ni autoritarismo”.
Gómez dijo esa mañana que esperaría a su hijo para llevarlo a casa, porque temía de su vida por las amenazas.
El día siguiente a tempranas horas de la mañana don Roberto Gómez fue asesinado por sujetos desconocidos a un par de cuadras de su casa ubicada en la Colonia Buenos Aires de Tegucigalpa, hasta el momento no se saben las causas del crimen y las autoridades se limitan a decir que la investigación está abierta.
A partir de ese suceso las redes sociales explotaron, los estudiantes empezaron a vincular a las autoridades y a la guardia privada de la universidad por el asesinato. La rectora Julieta Castellanos salió al paso y en declaraciones a los medios de comunicación aclaró que ellos no tienen nada que ver y que en Honduras es común que una persona sea asesinada día a día.
“Es terrible como la rectora busca justificarse, yo no digo que fue ella, sino que el hecho debe investigarse, pero no se puede decir que es normal que asesinen a alguien todos los días, cuando estamos en un país lleno de violencia en el que debemos promover un cambio”, valoró sus declaraciones Daniel Morales.
Como abogado defensor quiero repudiar el vil asesinato de don Roberto, no es posible que estas cosas se estén dando, pedimos a las autoridades que investiguen el crimen para que conozcamos por qué fue asesinado, necesitamos una respuesta urgente- exigió públicamente Sandoval ante CNN.
“El MEU espera la solidaridad internacional, porque aquí hay que hacer lecturas políticas determinantes, porque todos corremos riesgo, nos están matando, quieren que tengamos miedo y la verdad lo tenemos, pero eso ahora no nos paralizará”, lamentó Noé un dirigente del MEU en Tegucigalpa.
Protestar en Honduras es sinónimo de peligro, hace unos meses el Congreso Nacional aprobó reformas al Código Penal en la que estipula la protesta social como delito de terrorismo que puede encarcelar a cualquier manifestante por varios años.
Pero la represión no solo se da a través de amenazas y procesos judiciales, también se da a nivel administrativo. En el 2015 Daniel Morales fue expulsado junto a otros cinco estudiantes de UNAH-VS por mes y medio, todos bajo la acusación de crear caos en la universidad, por lo tanto fueron suspendidos sus periodos académicos, privándolos durante ese tiempo del acceso a la educación.
Las acciones administrativas a lo interno de la universidad también se presentan en la actualidad. El estudiante de la carrera de periodismo en Ciudad Universitaria José Manuel González es originario de Jesús de Otoro en Atlántida, él gozaba de una beca para poder costear parte de sus estudios, pues sus padres no tienen el presupuesto para que viaje a adquirir el pan del saber.
A José esta semana le suspendieron la beca, por el hecho de protestar y participar públicamente en las manifestaciones del Movimiento Estudiantil Universitario.
-Acá vemos como nos afecta protestar, por una parte las autoridades nos criminalizan, nos acusan de vagos, nos dicen que somos delincuentes; aunque algunos sean excelencia académica si protestan les quitan las becas por no compartir su forma de pensar, y por otra parte está la gente que bajo un pensamiento individualista nos critica sin entrar en razón que todo lo que hacemos para defender la educación es en beneficio de todos.
Yo quiero aprovechar este espacio para denunciar que temo por mi vida, el incidente del punto de buses en CEU me generó miedo y responsabilizo al conductor Leo Estrada por cualquier cosa que me pueda pasar- dijo preocupado Morales.
En este momento Daniel atraviesa un proceso judicial en el que tiene que firmar cada 15 días en los juzgados de San Pedro Sula, de la misma forma más de 25 alumnos en Tegucigalpa están a la espera del desarrollo de las audiencias en su contra que determinarán su culpabilidad o inocencia en los delitos que se le imputan.
Las autoridades universitarias se limitan a decir que ellos velan por los intereses de quienes quieren clases y que nadie puede pasar por encima de la ley ni de los derechos de los demás por lo tanto cada vez que se tomen la universidad acudirán a la policía y al Ministerio Público para judicializar.
La crisis universitaria está poniendo en riesgo la vida de estudiantes y sus familiares, la criminalización sobrepasa las medidas judiciales y administrativas llevándolas a un punto de intolerancia policial, social y mediática. Daniel ahora camina viendo para todos lados, cuidándose de la gente intolerante, de las autoridades que criminalizan y de sujetos que puedan en cualquier momento atentar contra su vida.
Con reportes de Pamela Sánchez, Tegucigalpa.
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