Alumbramiento
Nunca supe qué pasó con su cuerpo: si le hicieron una autopsia, si la enterraron, o si la metieron en un frasco para exponerla en un laboratorio. Tampoco supe cuál fue la causa exacta de su muerte. Yo tenía 17 años y solo quería olvidar. Ahora, años después, me arrepiento de no tener una tumba en dónde visitarla. Aún me corroe la curiosidad por saber qué fue lo que pasó, y la culpa no ha ido mermando con el tiempo. Cada año celebro su cumpleaños en silencio, resignada y agradecida, porque con su muerte yo volví a la vida.