Texto y fotografías: Jorge Cabrera
con la colaboración de: Amilcar Izaguirre
En los alrededores de la cuenca, al filo de la carretera, los propietarios de restaurantes que por 32 años han vendido pescado frito frente al lago, intentan sobrevivir después de las acciones del nuevo gobierno por rescatar el Lago de Yojoa. El 16 de febrero de 2023, las autoridades los obligaron a retirar los muelles que habían construido para darle un atractivo turístico a la zona. La Fiscalía Especial de Protección al Medio Ambiente (FEMA) presentó un requerimiento fiscal contra ocho propietarios de restaurantes dedicados a la venta de pescado, señalándolos por supuestos delitos ambientales.
En octubre del 2022, la presidenta Xiomara Castro destinó 247 millones de lempiras para intervenir el Lago de Yojoa por su evidente contaminación, además, formó un gabinete ambiental que encabeza el ministro Lucky Medina, ministro de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (SERNA), acompañado por las Fuerzas Armadas de Honduras (FFAA.), el Instituto de Conservación Forestal (ICF) y la Secretaría de Energía.
El Ministerio Público (MP) solicitó a la autoridad judicial imponer como medida inmediata la destrucción de los muelles construídos a orillas del lago. Uno de los acusados de delitos ambientales a quien llamaremos Roberto, para proteger su identidad, aseguró que el mayor daño al lago no lo han hecho ellos con sus muelles, sino grandes empresas y que todas estas acciones del nuevo gobierno solo desvían la atención del verdadero problema.
«Nos obligaron a demoler los muelles para no llevarnos presos, un actuar extremo, y entendemos que no estaban equivocados porque sabemos que hay que cuidar nuestro lago, pero nos agarraron de conejillos de india para taparle el ojo al macho, fuimos señalados injustamente, nos hicieron sentir menos, nos vieron como delincuentes, habernos quitado esos muelles nos trajo grandes pérdidas económicas», dijo Roberto.
Otra de las quejas por las cuales fueron acusados los dueños de restaurantes que construyeron muelles en el lago, era el uso de lanchas con motores, ya que según datos recabados por este medio, muchos de ellos tiraban los desechos de aceite quemado durante los recorridos turísticos o en ocasiones, realizaban los cambios de aceite en medio del lago.
En ese mismo mes, a través de un comunicado, la Secretaría de Estado de Defensa Nacional dio a conocer su plan para la protección del lago de Yojoa, que impactó directamente a los pescadores artesanales.
Pedro Duarte, pescador de la zona dijo que solamente tienen permitido pescar tres días por semana «pero cada día usted va a ver a los de Aquafinca sacando peces sin ninguna restricción, el ejército aparece cada que salimos en nuestros botes», cuenta Pedro, quien es padre soltero y la pesca es la única forma de sacar adelante a sus hijos.
Aquafinca, dijo don Pedro, no es un nombre desconocido, es la segunda industria más importante de la zona: la cría de tilapias. Según datos revelados por Edwar Hall, catedrático de la Universidad de Colorado, la principal fuente de contaminación del lago y sus ecosistemas proviene de los alimentos utilizados para la cría industrial de tilapia de la empresa Regal Springs Aquafinca, que es dueña de unas 180 jaulas de las 200 que están instaladas en el Lago de Yojoa y de las cuales sacan a diario unos 70 mil kilos de pescado.
Para la producción de tilapia vierten en las jaulas unos 60 mil kilos de concentrado, hecho a base de maíz y soya, ingredientes que producen nitrógeno y fósforo, acelerando el crecimiento de las algas y otras plantas acuáticas, las cuales hacen que el lago pierda oxígeno, según explicó Alexis Olivas, director ejecutivo de la Asociación de Municipios para la Protección del Lago de Yojoa y su Área de Influencia (Amuprolago).
«Primero deberían de regular a Aquafinca, tratar de controlar la introducción de químicos de la empresa minera American Pacific Honduras o controlar todas las aguas negras del Mochito y Las Vegas, que entran al lago. Al final va a suceder como el lago de Managua en Nicaragua que no hay vida marina, por enfocarnos en los muelles», dijo además José Amilcar, director ejecutivo de la Asociación de Comité de Investigación Agrícola Local del Lago de Yojoa.
El ministro de la SERNA, Lucky Medina en su participación durante un foro televisivo dio a conocer que la empresa Regal Springs-Aquafinca comenzó a operar en 1995 y que en el 2011, durante el gobierno de Porfirio Lobo Sosa, se le otorgó una concesión indefinida y que nunca se le dio acompañamiento ni supervisión del manejo que esta empresa le daba al Lago de Yojoa.
En febrero del 2023, el titular de SERNA dio a conocer que a mediados del mismo año, la empresa Regal Springs-Aquafinca tendría que salir del lago de Yojoa y aún la promesa no se lleva a cabo. «La decisión está tomada, la masiva producción de tilapias debe estar fuera del Lago de Yojoa» dijo en redes sociales Medina.
Los daños del lago son cada día más visibles, el bajo nivel del agua por el dragado de la hidroeléctrica Río Lindo, la alta densidad de algas o lechuga marina que se observa por gran parte del espejo acuático y el color verdoso distintivo indicando el bajo nivel de oxígeno, son la causa de la muerte de la vida marina en la cuenca. Los desechos dejados por los habitantes de los alrededores y las algas que son arrancadas por los balseros durante la pesca se descomponen y dejan un mal olor, que aumenta durante la temporada de verano.
La cuenca está formada por 16 ecosistemas que sirven de refugio a una amplia diversidad de especies acuáticas y terrestres incluyendo el 55% de las aves, el 44.2% de los anfibios y el 43.6% de los reptiles presentes en el país. La cuenca hidrográfica protegida por la ley nacional, brinda refugio y hábitat a especies incluidas en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como el dendrotriton sanctibarbarus y la rana «dedos delgados» de Guatemala (Plectrohyla guatemalensis) ambas especies clasificadas en peligro crítico. También se encuentran especies vulnerables como el mono araña centroamericano (Ateles geoffroyi) y el colibrí esmeralda (Amazilia luciae), una especie endémica del sitio, según el informe de Ramsar.
La Cuenca del lago de Yojoa representa un ecosistema único en el país y en la región Centroamericana ya que forma parte del Corredor Biológico Mesoamericano, declarado sitio Ramsar (Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional). Esa cuenca es de gran importancia económica, social, ambiental y turística para Honduras. En 2021, Honduras amplió el área de la cuenca de 43,640 a 44,253.94 hectáreas.
La producción industrial de tilapia aporta a la contaminación que está terminando con la vida del Lago de Yojoa, expertos han recomendado retirar de la cuenca este sistema de producción, de lo contrario podría desaparecer en los próximos 20 años. Edwar Hall, catedrático adjunto de Microbioma y Ciencias de los Ecosistemas, de la Universidad de Colorado dijo durante un foro televisado que «el lago no soporta la cantidad de nutrientes y sedimentos que se desprende del concentrado que le dan a los peces».
Víctor Ortiz, oficial de Turismo de la Mancomunidad de la Amuprolago explicó que el descontrol en el crecimiento de la lechuga es un problema serio. «La carga orgánica es más alta de lo usual, le daré un ejemplo, para que una planta crezca bonita y dé frutos, tenemos que abonar, bueno es lo que pasa en el lago, a mayor nutrientes, mayor cantidad de plantas y esa mayor cantidad de plantas lo que hacen es atrapar más oxígeno, consumen más agua y después generan el problema de la mortalidad de la vida marina, todo esto generado en gran parte por las grandes industrias y luego le sigue la población que rodea el lago», dijo.
Contactamos a Aquafinca para conocer sus planes de mitigación de impacto ambiental y su reacción a las denuncias por la contaminación del lago, sin embargo hasta el cierre de esta nota, no respondieron a nuestras llamadas.
Antes de la demolición de los muelles, los turistas paseaban luego de disfrutar un buen pescado de tilapia, se les veía caminar para tomarse fotos con una perla de fondo (El lago de Yojoa). Según el refrán, la mejor publicidad para el turismo, es de boca en boca. «Mire a su alrededor, ¿Le parece que se ve más lindo el lago?, deberían de haber cerrado Aquafinca, esa industria está envenenando las aguas, no son los muelles», dijo uno de los propietarios de restaurantes afectados.
La alternativa: El Cajón
Una opción viable sugerida por expertos de la Universidad de Colorado es trasladar toda esa producción masiva de tilapia a la represa «El Cajón», porque a través de las descargas de agua, toda esa contaminación desaparece y reinicia su ciclo sin afectar la vida acuática.
En los últimos 12 años, el Lago de Yojoa ha perdido 88 millones de metros cúbicos de agua, debido a que el sistema de lluvias ha cambiado. «Antes se podía decir que esta zona era la más lluviosa en Honduras, aquí caían un poco más de 4,500 milímetros de lluvia por año y ahora el promedio es de 2,700 por año. No es que llueva menos sino que los periodos de lluvias ahora son más cortos», explicó Alexis Olivas, director ejecutivo de Amuprolago.
Para generar energía, el complejo hidroeléctrico Cañaveral, Rio Lindo necesita de 631.5 a 637.5 metros cúbicos y si baja de ese rango habría una crisis energética en el país. Mediante una batimetría realizada en 2019 por Amuprolago, se encontró que el lago ha bajado 1.3 metros cúbicos.
«Para mí, el lago de Yojoa es una zona de seguridad nacional, porque es el agua la que genera el 23% de la energía limpia del país, que lo aportan estos proyectos hidroeléctricos», agregó Oliva.
El pasado 30 de mayo del 2023 la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ordenó suspender las licencias de operación ambiental a empresas de acuicultura industrial que están «destruyendo» el Lago de Yojoa, uno de los principales sitios turísticos en Honduras .«Berta Cáceres ofreció su vida para defender los ríos y los bosques, lo menos que podemos hacer en memoria de los ambientalistas que han sido sacrificados por esta causa es defender y salvar el Lago de Yojoa, queridos amigos, amigas, es prohibido olvidar, ¡somos resistencia!», dijo Castro.
La protesta para salvar a Aquafinca
Con pancartas en mano, unos 300 empleados de Regal Springs Aquafinca bloquearon el paso en la carretera CA-5 a la altura de la comunidad de La Guama, el pasado viernes 9 de junio 2023. Exigían a la presidenta Xiomara Castro que le diera los permisos a la empresa. Gritando consignas pidieron ser escuchados: «Presidenta no queremos que Aquafinca se vaya», «Lucky: si esta empresa cierra ¿Cuántas empresas va abrir usted?».
«Señora presidenta, cada viernes de hoy en adelante detendremos el tráfico hasta que apruebe los permisos por que nosotros debemos trabajar» dijo Martha Sequeira, trabajadora de Aquafinca.
Al menos 50 miembros de la Policía Nacional y Antimotines llegaron para tratar de negociar la liberación de la carretera. «No vea al pueblo como enemigo hermano, nosotros lo que queremos es llevar la fiesta en paz, violencia llama a más violencia», mencionaba un empleado a la policía.
Con empujones y golpes entre policías y protestantes dio inicio el desalojo por no haber llegado a ningún acuerdo.
«Nosotros mismos fuimos los que pusimos a Xiomara Castro en el poder, hoy estamos arrepentidos, ¿cómo va ser posible que ella misma nos cause los despidos? Ellos mismos nos enseñaron a pelear por nuestros derechos en las calles, ahora ellos no nos quieren protestando, pues se jodieron, la próxima toma no será pacífica», dijo Francisco Castro, empleado de Aquafinca.
Los pequeños empresarios
A lo largo de la carretera del Lago de Yojoa se observan las casitas improvisadas con plástico y madera, la mayoría desoladas, allí se instalan los pescadores artesanales para vender la pesca de tilapia de la noche anterior. Rosa Idalia de 44 años es la única que se observa en la carretera esa tarde aunque lleva toda su vida allí, desde los 12 años acompañó a su madre a vender el producto pescado por su padre.
Su preocupación es evidente, tiene 30 libras de pescado y ya son las tres de la tarde y aún no ha vendido nada. Ella explica que cada noche, Pedro Rivas, su esposo, sale en su balsa a pescar para que ella salga desde las nueve de la mañana a vender en la carretera. «Mi esposo lo hace por la noche junto a otros pescadores, porque los permisos son restringidos y hoy lunes no se puede», cuenta Idalia.
A unos 10 metros detrás de ella, se escuchan los gritos y risas de sus dos hijos, que juegan cerca de donde se encuentra su casa de madera, ella se carga en un tronco a un lado de donde expone los peces, esperando que los vehículos que pasan rápidamente, detengan su paso para comprarle su producto. «En un buen día vendo unos 300 lempiras ($12), depende del peso de los peces que captura mi esposo, hoy no he vendido nada por lo que mañana iré a comprar pan para ir a venderlo a las comunidades», comenta Idalia.
En el dique, donde se embarcan los pescadores artesanales se ven los botes de madera, algunos dañados por el tiempo, cubiertos por la lechuga marina que fue arrancada la noche anterior durante la pesca, un adolescente se acerca al lago con un recipiente plástico para almacenar agua, que mezcla luego con insecticidas para utilizar en el riego del maíz sembrado.
Acompañados de un pescador artesanal en su bote y remo de madera, nos acercamos a las jaulas donde es criada la tilapia masivamente y aunque no hay ley que prohiba a los turistas pasearse por el lago, las restricciones son evidentes. Una lancha de motor se acerca rápidamente, es la seguridad privada de Aquafinca, se pasea cerca de nosotros, únicamente para delimitar hasta dónde podemos llegar.
«Usted mismo puede verlo, ellos se apoderaron del lago, está tan mal nuestra situación que cuando nosotros pescamos y salimos a la carretera a vender los peces, hay turistas que dicen que el lago está envenenado, si fuera cierto ya estaría muerto, pero esa empresa es la que está causando que el turismo deje de venir», dice Oscar Mendoza, pescador artesanal que nos da el recorrido.
Los días que no está aprobada la pesca se corre el riesgo del decomiso de remos y botes de madera artesanales, además, de los permisos de Hondulago. A lo lejos se observan algunos pescadores tratando de sacar peces para llevar a sus hogares, pero según las regulaciones, únicamente se puede realizar la pesca martes, miércoles y jueves.
En Santa Cruz de Yojoa se encuentra una finca de tilapia colorada, José Rivas y dos hermanos han logrado con sacrificio tener 16 piscinas donde crían tilapia, con un personal de siete personas turnadas durante todo el día para el cuido del pez.
Carlos Roberto Llanes se encarga de la crianza de los alevines, un pez muy pequeño que es vendido a los nuevos creadores de fincas de tilapia. «La alimentación de los alevines es muy importante, luego de separarlos de la piscina de desove, pesan alrededor de 0.25 g. y tienen 2.0 a 3.0 cm. de largo y tienen que ser alimentados unas 8 veces por día durante un mes. Todo comienza aquí, si no se cuidan bien a los alevines puedo traer pérdidas para el patrón», mencionó Llanes.
Para la venta de alevines se pueden llegar a comprar unos 50.000, costando 80 centavos de lempiras cada uno de ellos, «los precios cambian, por ejemplo, si viene un comprador y quiere llevarlos a Danlí, ahí ya cuesta 90 centavos de lempira», mencionó Llanes.
A la distancia se observa a un hombre con una honda, es otro empleado de la finca de José Rivas, su trabajo consiste en espantar a las garzas y aves de rapiña, los depredadores naturales de la tilapia y los alevines.
Para la venta, la tilapia tiene que alcanzar entre 4 y un máximo de 6 meses de edad, con un peso aproximado de una libra o libra y media y una longitud de 10 a 12 cm. La densidad de siembra recomendada es de 4 a 7 adultos por metro cuadrado. La temperatura de desove óptima es entre 25 y 30°C.
«Si hay un buen cliente ya sea para restaurante podemos sacar 2 mil libras por cada piscina», finalizó Llanes.