Desde hace más de cien años, desde que existen los medios periodísticos masivos, ha habido expertos en comunicación política. Empresas y consultores que asesoran candidatos para ayudarles a presentar sus ideas con eficacia, ser más atractivos y carismáticos, pronunciar lemas pegajosos, interpretar los sentimientos de los ciudadanos y conectar con ellos para cautivar su voto. También les han dado a los gobiernos estrategias de información para manejar crisis o para ganar guerras.
La era digital potenció a estos consultores y muchos de ellos, ante el rezago de los estados para regular estos nuevos poderes y proteger al ciudadano del abuso digital, ensancharon la ética de la profesión a nuevos límites.
Ahora pueden comprar o aspirar, a través de apps atractivas o de servicio público, los datos privados de cualquier ciudadana sin que ésta se entere y usarla para diseñarle mensajes que le lleguen alma. Apelan a los temores de otro ciudadano instándolo a que circule mensajes de advertencia de supuestos peligros entre amigos y familiares para hacerlos más creíbles. Pueden fabricar a millones de opinadores falsos en redes sociales para que den la impresión de mayorías en su favor (trolles) y, de paso, le trazan así la agenda a los medios periodísticos clásicos. Crean centenares de medios digitales en simultánea que actúan en coro para alabar al cliente y atacar al enemigo.
Con estas tácticas reviven una arma de la política medieval, la cizaña, porque saben que los algoritmos de las mega plataformas Meta (Facebook) y Twitter premian los contenidos que mayor y más encendida reacción produzcan. El miedo y el odio están ahí entre los ciudadanos, como gasolina regada en una calle, los “estrategas” de la comunicación solo encienden la mecha. Sus engranajes de relojería funcionan tras cada grito.
Una alianza transfronteriza y colaborativa de medios, organizaciones y estudiantes universitarios de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, España, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, con la coordinación del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), investigó el nuevo mundo de los Mercenarios Digitales. Develamos muchos de sus trucos con los que intentan jalar de la nariz a millones de ciudadanos al toldo político de sus clientes, sean candidatos, partidos o gobiernos.
Les contamos quienes son estos Manipuladores transnacionales (Capítulo 1); Cómo operan la máquina de influencia (Capítulo 2); cómo se cuelan por los Puntos Flojos de las Plataformas (Capítulo 3); y cómo han contribuido a exportar Agendas Políticas Engañosas (Capítulo 4).
Mercenarios digitales es una investigación de Chequeado (Argentina), UOL y Agência Pública
(Brasil), LaBot (Chile), Colombiacheck y Cuestión Pública (Colombia), CRHoy,
Interferencia y Lado B (Costa Rica), GK (Ecuador), Factchequeado (EEUU) Ocote
(Guatemala), Contracorriente (Honduras), Animal Político
y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (México), Confidencial y República 18
(Nicaragua), Ojo Público (Perú), El Surti (Paraguay), La Diaria (Uruguay) y tres
periodistas investigativas (Bolivia y España/Colombia); las organizaciones de
investigación digital Cazadores de Fake News (Venezuela), Fundación Karisma
(Colombia), Interpreta Lab (Chile), Lab Ciudadano (Honduras) y DRFLab (EEUU);
y estudiantes del curso de maestría Using Data to Investigate Across Borders de la profesora Giannina Segnini (Universidad de Columbia EEUU), con la coordinación del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística, CLIP. Revisión y asesoría legal: El Veinte.
Con apoyo financiero de Free Press Unlimited, el programa Redes contra el silencio (ASDI), Seattle International Foundation y Rockefeller Brothers Foundation.